Volumen 34 | Número 7 | Noviembre/Diciembre 2006

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En esta edición:

La Celebración de Navidad Considerada Pausadamente Desde Una Perspectiva Cristiana


By Dr. H. T. Spence

Este es el tiempo del año en el cual la controversia acerca de la celebración de la Navidad se levanta de las cenizas de la historia y tradición, con frecuencia dejando en su despertar un espíritu-no-muy-navideño. Algunas veces la controversia es muy presionada por algunos pocos individuos que convierten esto en una doctrina de la Fe Cristiana, ocasionando un rompimiento del compañerismo entre los hermanos, y colocando amargura dentro del Cuerpo de Cristo. Nos recuerda acerca de los 1700s, cuando una variedad de fuertes voces teológicas, las cuales en ocasiones producían debates inflexibles y bulliciosos sobre asuntos teológicos, trajeron gran rencor, odio, y luchas. Debido a esta perspectiva militante sin el Espíritu de Cristo, Juan Wesley con frecuencia titulaba sus tratados sobre ciertos asuntos teológicos con la frase añadida: “Considerada Pausadamente”. Del mismo modo, esta controversia sobre el conservar la Navidad ha conocido sus víctimas entre los hermanos y probablemente nunca será resuelto en las mentes de algunas personas en este lado de la eternidad. Cada corazón y consciencia debe trabajarlo con fe y temblor. Es nuestra humilde oración que este sencillo tratado pueda presentar unas cuantas observaciones que traerán honor a nuestro Señor Jesucristo en este debate siempre en curso y sobrevalorado.

Una Contienda Sobre Opiniones

Para este escritor, la celebración de la Navidad cae dentro del título de una “contienda sobre opiniones”, el cual es un principio establecido en Romanos 14, ya que las Escrituras no dicen nada al respecto, ya sea a favor o en contra de que la iglesia celebre la Navidad. Por lo tanto, se convierte en un asunto de consciencia a la luz de cómo el individuo mirará los principios y patrones en las escrituras en otras categorías en relación a días festejados. No es mi deseo en este tratado establecer quién es el hermano débil o quién es el hermano más maduro en esta controversia, sabiendo que Cristo es el Señor de ambos. Los principios de “contiendas sobre opiniones” de Romanos 14 necesitan ser cuidadosamente leídos y entendidos por todos los cristianos, ya que ellos son guardas y protectores del “espíritu” y la “actitud” entre los hermanos en estos asuntos. Existen palabras específicas en este capítulo que se relacionan con la controversia que tratamos:

Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios (Romanos 14:5, 6).

Algunos pueden decir que este pasaje solamente se está refiriendo al Sabath, pero no dice eso. Este pasaje es en referencia a cualquier día que yo considere para el Señor, versus cualquier día que yo no considere para el Señor. En cualquier posición que la persona tome concerniente a algún día en particular, debe ser para el Señor. Por lo tanto, está mal que yo condene a un hermano que celebra Navidad, ya que él lo está dedicando para el Señor. Si otro hermano no lo considera, confiamos y oramos que lo haga con una actitud como para el Señor; de otra manera, dicho hermano es terco y su motivo es equivocado al no estar considerando dicho día. Pero de acuerdo a este pasaje, y el espíritu de todo el capítulo, es un pecado enfrentarse a alguien debido a ello, o creer que uno es más espiritual que el otro.

Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí (Romanos 14:10, 12).

Pablo continúa diciendo en este capítulo:

Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es.

Este capítulo concluye con estas palabras:

¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado (Romanos 14:22, 23).

Estos versículos finales están indicando que las cosas que caen dentro de esta categoría de contiendas sobre opiniones, deben ser meditadas por cada individuo, y solamente entonces su consciencia lo mirará como pecado o no. Pero debo ser muy cuidadoso en la manera como trato este asunto con los que me rodean y que lo miran de manera diferente a mí, ya que ellos lo hacen para el Señor, del mismo modo que yo profeso hacer lo que creo es para el Señor.

La pregunta acerca de si yo debo reconocer la temporada Navideña o no, depende de cómo yo lo vea. ¿Desde qué perspectiva el “hermano” mira este asunto? Recordemos que ambos lo consideramos como para el Señor. Algunos dicen que la Navidad ha caído entre pillos y granujas de tradiciones y leyendas; entonces, esto debe ser condenado. Otros creen que debe ser rechazada la Navidad debido a que el honrar los días santos forma parte de las “inmundicias del Romanismo”. Aun así, puede existir del corazón de otro, el deseo de descartar la basura coleccionada por los desechos alrededor de la Navidad y verdaderamente honrar a Cristo, reflexionando sobre todo lo que dio inicio a todas Sus bendiciones en Su Sacrificio Propiciatorio— Su venida a este mundo. ¿Cómo no atrevernos a “considerar pausadamente” este asunto con un candor cristiano y con delicadeza?

¿Se Menciona “el Día” en las Escrituras?

Un criterio usado en la negación de la Navidad ha sido el factor de que no es mencionada en las Escrituras; no existe un mandamiento dado por Dios para celebrar tal día. Bueno, debemos decir al comenzar que el “nacimiento” de Cristo está definitivamente en las Escrituras, y definitivamente hubo una celebración en Su nacimiento. Existe una clara evidencia de la celebración de Su nacimiento por parte de la respuesta de los pastores (Lucas 2), también como parte de la respuesta de los Magos del Oriente (Mateo 2), también entre los ángeles (Lucas 2), y también celebrada por Simeón y Ana (Lucas 2). Así que, en este punto de nuestro tratado, leemos acerca de individuos que tuvieron una gozosa celebración cuando Cristo nació. No leemos de una celebración en cada evento en la vida de nuestro Señor, pero de manera definitiva, sí leemos de ello debido a Su nacimiento. Por lo tanto, no es impropio que el hombre celebre el nacimiento de Cristo. Este nacimiento fue cierto día, cualquiera que haya sido el día, y ellos estaban felices por ello. Leemos acerca del gozo que envolvía el ambiente alrededor de Su nacimiento (Mateo 2:10; Lucas 1:44, 47; 2:10, 20) y en el día de Su Resurrección (Mateo 28:9— “¡Salve!” significa “¡Oh Gozo!”. La profecía del Salmo 118:22-24 se refiere al día de Su Resurrección). Estos son dos días de manera definitiva en las Escrituras en donde Dios animó a la gente para estar gozosos por los eventos que sucedieron en la jornada terrenal de Su precioso Hijo.

Otra observación que debe ser hecha es que Dios no niega días los cuales inicialmente Él no señaló dentro de la historia Judía. Miramos esto en el asunto de los días de las fiestas. Levítico 23 es el capítulo clásico que desenvuelve las siete fiestas que Dios designó para los Judíos. Aun así, existen dos fiestas adicionales que se formaron tiempo después en la historia de los Judíos, las cuales no formaban parte de las siete festividades originales señaladas por Dios. Una de ellas se encuentra al final del libro de Ester e iniciada por los Judíos mismos, es llamada la Fiesta del Purim. La otra fiesta llegó a existir hasta el periodo de tiempo entre los dos Testamentos. Es llamada la Fiesta de las Luces o de la Dedicación, fue ocasionada por la apertura del Templo después que Antioco Epífanes lo había cerrado desafiando a los Judíos y a su Dios. Estas dos fiestas se encuentran en el Nuevo Testamento (Juan 5:1 y 10:22; la segunda se llevaba a cabo el 25 de Kisléu, o de Diciembre). Aunque el Señor no les ordenó estas dos fiestas (las cuales surgieron debido a incidentes históricos, aun así Dios no condenó dichas celebraciones, ya que el Señor Jesucristo participó en esas dos festividades durante Su ministerio sobre la Tierra. No podemos decir, simplemente porque Dios no “instituyó” de manera personal un día de honor o celebración (“fiesta” o “festividad”), que Él está en contra de cualquier otro día que con el corazón se celebre para Él. Por supuesto, la festividad debe ser igualmente honorable es sus distintivos de celebración.

Otro punto de observación que debemos hacer: existen varios ingredientes en la adoración hoy en día que no se encuentran en las Escrituras con respecto a la Iglesia Primitiva. Nosotros no leemos en la Biblia acerca de que la Iglesia cantaba durante los servicios; esto nunca se menciona en el libro de los Hechos o en las Epístolas. Sí leemos acerca de Cristo y Sus discípulos cantando un himno al final de la Cena del Señor (esta era una tradición del Antiguo Testamento tomada desde los tiempos de la Pascua), pero no existe ninguna mención acerca de la música en la liturgia de la Iglesia Apostólica. Esta ha sido llevada a cabo únicamente a través de la tradición de la Iglesia, y tiempo después el canto congregacional la implementó a través de la Reforma Protestante. También existen los “preliminares” llevados a cabo en los servicios de la iglesia hoy en día, lo cual incluye anuncios, recolección de ofrendas, cantos especiales del coro, y otros especiales musicales también; ninguno de ellos se encuentra en el Nuevo Testamento. La “manera” del Bautismo de Agua ha sido una controversia a través de los siglos: ¿Debe ser por inmersión total, por derramamiento de agua sobre la cabeza, o por rociamiento de agua? Estas tres diferentes maneras tienen apoyo bíblico para ser usadas. Ni siquiera la Arqueología puede ayudarnos a encontrar cuál fue el primero en ser usado, ya que los tres fueron usados en lo más antiguo de la Iglesia. Algunas iglesias utilizan togas para sus coros; otras iglesias proveen togas para que sus ministros las usen durante los servicios. Pero ninguno de estos ingredientes se encuentra en la Iglesia Neo-Testamentaria. Sí nos atrevemos a declarar que “estas piezas de parafernalia religiosa empezaron en los inicios de la Iglesia Protestante”, entonces estamos declarando que los inicios del Protestantismo tienen más de Dios que la misma Iglesia Neo-Testamentaria. Aun así, con cuánta frecuencia aquellos que desechan la Navidad por ser un día “no-autorizado” para celebrarse, tales personas utilizan togas, y cantan, y participan de otras liturgias que no fueron atribuidas a la Iglesia Primitiva. La consistencia debe ser evidente, no importa la posición que tomemos.

El Día del Nacimiento de Cristo

Uno de los grandes argumentos en contra de festejar la Navidad es la fecha en sí; muchos ven su origen como algo pagano más que como algo cristiano. Pero notemos los hechos a través de la historia respecto a este asunto. La presentación más antigua del nacimiento de nuestro Señor no es presentada por un pagano, ni tampoco por Roma, sino por Hipólito (quien vivió alrededor del siglo III (180-236 d.C.). Aunque debemos admitir que ninguno puede saber con exactitud el mes y el día del nacimiento del Señor (lo cual no es importante), aun así, Hipólito fue uno de los Padres Antiguos en calcular una fecha para el nacimiento del Señor desde una perspectiva racional, sin tener como fundamento alguna celebración pagana. Él concluyó la fecha del 25 de Diciembre, al tomar el ministerio de Zacarías y la combinación con los “seis meses” mencionados en la anunciación a María (Lucas 1:26). Hipólito había llegado a la convicción de que la vida de Jesús, desde Su concepción hasta Su crucifixión fueron precisamente 33 años, y que ambos eventos ocurrieron en Marzo 25. Al calcular 9 meses desde la anunciación o concepción, él llegó a Diciembre 25 como el día en que nació Cristo. Es cierto, hubo otras fechas dadas para el nacimiento de Jesucristo, fechas dadas contemporáneamente a Hipólito, tales como Mayo 20, fecha dada por Clemente de Alejandría de Egipto; también las fechas de Abril 18 o 19, y Mayo 28. Pero debe ser reconocido que la carga espiritual inicial para la fecha del 25 de Diciembre salio de parte de la Iglesia (Debemos recordar que el Catolicismo Romano no estaba todavía en existencia, así que no podemos atribuirle la fecha a ellos). La sección Oriente de la Iglesia tomó la fecha de Enero 6 como el nacimiento de Cristo; esto sucedió antes de la persecución de Diocleciano y la legalización de la Religión Cristiana a través de Constantino. Crisóstomo (en 386 d.C.) escribió que la celebración de Navidad fue universal a partir del año 376 d.C., y fue la festividad cristiana fundamental a través de la cual llegaron las demás festividades cristianas. Por supuesto, en aquellos días no era conocida como “Navidad”, sino simplemente como el “nacimiento de Cristo”, o “la festividad del nacimiento de Cristo”, o “la festividad del nacimiento del Sol de Justicia”, y “la festividad del nacimiento del Novio”. No fue sino hasta el siglo XI que llegó la pregunta por un escritor Arminiano, quien dijo que la festividad de la Navidad había sido inventada por Roma, por un herético de nombre Artemón. Este escritor Arminiano colocó la primer Navidad en Constantinopla en el año 373. Dijo que se había basado en la fecha del festival que dependía en el pagano Brumalia (Diciembre 25), siguiendo las Saturnalias (Diciembre 17-24), y celebrando el día más corto en el año y el “nuevo sol”, o el principio de los días largos.

A través de los siglos han existido desacuerdos entre las Iglesias del Este y de Occidente con respecto a las fechas y motivos acerca de festejar la Navidad. Esto fue especialmente cierto cuando, después de varios siglos, una frivolidad indecorosa comenzó a acompañar las celebraciones del Nacimiento de Cristo. Aunque la fecha pueda variar a través de toda la historia, eso no es el asunto crítico; porque entonces, ¿Qué haríamos con el primer día de la semana usado para adorar al Señor? El calendario ha cambiado más de 3 ocasiones en el curso de la Civilización Occidental; ¿Cómo sabemos que estamos llevando a cabo la adoración en el día señalado por el Nuevo Testamento? Los cristianos perseguidos a través de toda la historia han escrito de temporadas cuando fueron lanzados hacia dentro de cuartos obscuros de prisión sin relojes de ninguna clase, y perdían el seguimiento y actualidad de los días; ellos hicieron su propio calendario y señalaron un día séptimo para que fuese su día Sabbath. No podríamos atrevernos a acusarlos de adorar al Señor en el día equivocado, ya que ellos honraban el día Sabbath para el Señor aunque quizá no era el correcto según el calendario formal.

El Término Navidad

Otra carga que se arrastra en este asunto de la Navidad es el nombre en sí. La palabra “Navidad” viene del latín “Nativitate”, que significa en español “Nacimiento de la vida para ti”. En inglés, el nombre que se ha tomado más tarde en la historia es “Christmas”, el cual proviene de “Christ’s Mass” (Misa de Cristo), lo cual se refiere a la misa más elevada ordenada por la Iglesia Católica Romana durante esa temporada. Pero debemos recordar, este es una palabra acogida tiempo después en la historia (no en los inicios), y de ninguna manera se relaciona con la carga espiritual de la festividad del día. ¿Debemos desechar algo simplemente debido a las palabras que se utilizan para identificar cierta situación? ¿Cuántos de nosotros tenemos un calendario en nuestras casas con los días de la semana impresos en él? Utilizamos los nombres de esos días en cada ocasión que escribimos una carta o cuando pagamos nuestros recibos. Inclusive usamos el término. Cuando utilizamos los nombres de los días de la semana, con excepción de Domingo y Sábado, los demás días honran a dioses paganos (Lunes, Martes, Miércoles, Jueves, y Viernes). Lo mismo sucede con los nombres de los meses. Aun así, todo ello forma parte de nuestra vida diaria según la generación en la cual vivimos. Pero sería verdaderamente una falsa acusación decir que los cristianos que utilizan dichos términos (“nos vemos el Lunes o Martes”), o que viven según los conceptos del calendario pagano, que están practicando el paganismo o que están siguiendo la idolatría.

Me disculpo profundamente por traer este próximo comentario a discusión, ya que no está en mi corazón el deseo de enfrentar a los hombres de Dios del pasado. Cada uno de ellos hizo su honorable contribución a la causa de Cristo, de lo cual nosotros hemos sido hechos recipientes. Pero debemos reconocer las diferencias entre la primera y la segunda generación de Reformadores, del mismo modo que de aquellos que los siguieron. Martín Lutero perteneció a la primera generación de Reformadores, y Juan Calvino a la segunda. Algunos creen que la primera generación (la generación basada en la creencia absoluta en las Escrituras), son los únicos que dan Verdad y que deben ser seguidos, y que la segunda generación no tiene nada que contribuir a la Verdad; de hecho, la segunda generación tiene la tendencia a diluir y comprometer la Verdad. Yo no comparto esa creencia, ya que destruiría cualquier contribución de Calvino y de los Puritanos. Pero observamos que existe una diferencia de creencia entre Lutero y Calvino en muchas maneras, no solamente en Teología, sino también en Liturgia. Si tomamos completamente la posición de Calvino en cuanto a Liturgia, entonces no debemos tocar la música de himnos o cantar en los servicios de la iglesia; solamente los Salmos son infalibles y es lo único que debe ser cantado. Esto incluiría necesariamente el éxodo del órgano musical de la iglesia (y ciertamente el piano también). Muchos de los Puritanos, y más específicamente los No-Conformistas, estaban en contra de la Navidad por muchas razones, incluyendo los “trapos sucios del Romanismo” que comúnmente estaban atados a él en sus generaciones. Pero debemos decir nuevamente, es únicamente la presuposición de un individuo. Martín Lutero creía que existían entidades preciosas y santas, que se habían cargado del Romanismo, pero que purificándolas y removiendo todo ello, dichas entidades serían honorables delante del Señor. Los ofertorios sacros de Bach y Handel no hubieran sido permitidos por los puritanos debido a las presuposiciones de Calvino, aun así, dicha música había sido aceptada por los primeros Reformadores. (Bach tenía trasfondo Luterano, y Handel tenía antecedentes familiares de la Reforma; la música de Handel no fue usada en las iglesias durante su tiempo de vida). Lutero fue verdaderamente el Padre de la Himnología Protestante. Los Puritanos tuvieron muchas creencias que hoy en día no son válidas simplemente debido a que ellos no tenían ni toda la luz ni todo el discernimiento que hoy tenemos. El Libro de Apocalipsis y la Profecía de Daniel no habían sido abiertos al entendimiento por el Espíritu Santo en esos tiempos; no era el tiempo de Dios. Por lo tanto, su entendimiento acerca de las profecías del Fin del Tiempo estaba escaso de interpretación. Yo no tomo eso en contra de ellos, pero no puedo aceptar todos sus escritos acerca de la Escatología simplemente porque fueron Puritanos; ellos no escribieron lo que mi generación necesita, así que existen ciertas cosas que no alcanzaron a mirar y que son necesarias para mí durante estos tiempos. Puedo entender completamente acerca de su éxodo y los tiempos en los cuales vivieron, la manera en la cual rechazaron cualquier forma de música que no fueran Salmos, la manera como rechazaron tener instrumentos dentro de la iglesia creyendo que eran parte de la basura papal. Pero si hubieran conocido un balance más elevado, las cosas hubieran sido mejor en algunas áreas. Ciertamente su vástago espiritual ha cambiado respecto a la perspectiva de sus padres espirituales en varios aspectos. ¿Por qué cantan himnos hoy en día? ¿Por qué tienen himnarios con notas musicales? Si debemos seguir a los Puritanos, debemos ser consistentes en lo que seguimos. Quizá, lo mejor que podemos hacer es obtener ganancia de sus escritos y de su carácter, pero aun así, reconocer en dónde tienen falta de balance. Algunas áreas en las cuales ellos fueron muy inflexibles podrían caer dentro de la categoría de Romanos 14. Yo no cuestiono ni sus motivos ni sus corazones, ya que considero que fueron honorables, pero el hecho de desechar todo lo que existe en el sistema sin la esperanza de salvar o purificar una honorable práctica, quizá ello trajo un déficit en algunas áreas. Lutero, Reformador de la primera generación, parece que al menos deseó purificar algunas cosas que habían sido grandemente manchadas por la Iglesia Católica Romana. Algunas de las cosas en la Iglesia tuvieron un inicio puro en la Iglesia Apostólica y eventualmente, fueron convertidas en Romanistas debido al exceso de carga de la apostasía. Actualmente, estamos viviendo en una generación que ha contaminado grandemente muchos conceptos espirituales, pero en lugar de desecharlos, estamos tratando de recuperarlos del abismo del contexto apóstata. Estos conceptos podrían incluir los términos “Nuevo Nacimiento”, “Bautismo del Espíritu Santo”, “Santificación”, etcétera, etcétera.

El Árbol de Navidad

También existe el argumento en contra de lo que llamamos árbol de Navidad. Muchos pasajes de las Escrituras en el Antiguo Testamento son tomados para condenar la adoración de un árbol como si fuera un árbol de Navidad. Pero esta no es una acusación justa, y ciertamente no es una acusación propia para un cristiano que pueda tener un árbol de Navidad en su casa. El árbol usado por los Protestantes tiene su origen con Martín Lutero debido a su deseo de presentar a su familia el mensaje de Navidad: el árbol de hoja perenne (siempre verde) es un símbolo de la vida eterna que Cristo vino a ofrecernos; el árbol en sí, es un símbolo de la cruz en la cual Cristo murió (a la cruz se le llama “madero” en 5 ocasiones en el Nuevo Testamento); las luces que Lutero utilizó eran velas pequeñas, simbolizando que Cristo era la Luz del mundo; la fruta que Lutero colocaba en las ramas del arbolito eran un tipo del fruto del Espíritu que debemos producir en nuestras vidas. Él no adoraba al árbol en su casa; Lutero utilizó el árbol como una ayuda visual plenaria para enseñar a sus hijos la historia del Niño Jesús, y del propósito de Su venida al mundo. El mundo puede hacer de todo esto, algo diferente, pero eso no debe afectar nuestro corazón ni nuestros propósitos.

El Hecho de Dar Regalos

Con respecto a dar regalos, su origen se encuentra en los magos de oriente que trajeron regalos al Niño Jesús, en el capítulo 2 del Evangelio de Mateo. Nosotros, ciertamente no colocamos ningún valor ni tampoco enseñamos el concepto de Santa Claus, el cual viene del Latín Saint Nicholas, quien dio regalos tanto a niños como adultos que estaban en necesidad. Aun este personaje verdadero de la historia ha sido cambiado y secularizado. Es triste que así sea; la verdad de la historia es cambiada con frecuencia y aun pervertida a través de los siglos; no hay nada que podamos hacer acerca de ello, con excepción de esforzarnos para mantenerla clara en nuestro pensamiento. Un ejemplo de la distorsión de esta historia también la miramos en otro personaje quien ha sido corrompido y aun “Romanizado”; es llamado San Patricio de Irlanda. Pero si hoy en día usted le pregunta acerca de él a un buen presbiteriano piadoso, un cristiano anti-Romanista de Irlanda, le dirá la historia verdadera de ese hombre, quien fue un hombre piadoso, usado por el Señor aun antes que existiera la Iglesia Católica Romana.

Es cierto que existe la pregunta acerca de dar regalos en Navidad. ¿Cuál es la razón de ello? ¿Es bíblica? Me duele mucho que muchos cristianos en realidad den menos de su dinero y de sus otras posesiones al Señor durante esta temporada del año, debido a lo que ellos mencionan como “otras demandas monetarias”. Debería ser todo lo contrario. Pero el dar regalos a otros, quizá sea una expresión necesaria de gratitud y amor por aquellos miembros de la familia y conocidos, a quienes raramente vemos durante el año o escasamente escuchamos acerca de ellos. El corazón de los magos de oriente era el de expresar su amor al Niño Jesús. Vivimos en un mundo lleno de ocupaciones, con muy pocas expresiones de amor hacia los demás. Debemos decir que Navidad parece ayudarnos a que nuestros corazones se preocupen por otros, para expresar nuestro amor hacia otras personas, y para ocasionar gozo y felicidad en los corazones de quienes nos rodean, aun cuando vivamos en este mundo obscurecido por el pecado. Si hicimos más de ello a través de todo el año, quizá este aspecto de la Navidad pudiera no ser tan importante como lo es hoy. Es verdad que el mundo comercial ha promovido y tomado ventaja de este aspecto de la Navidad, pero ellos han hecho lo mismo con cada aspecto precioso que celebramos: Día de Acción de Gracias, el Día de las Madres, el Día del Padre, cumpleaños personales, y demás festejos. No puedo detener el mundo del hecho que tome ventaja de todas las cosas buenas de la vida. Pero sí puedo cuidadosamente proteger mi propio corazón en cómo festejo esos días, para estar seguro que serán de beneficio par mi familia y para mí, en nuestro caminar con Dios.

Conclusión

No es nuestro deseo tomar armas en contra de todo los “adornos y arreos” que han logrado meterse dentro de la Navidad. Nuestro tratado sería mucho más exhausto y laborioso para el lector si incluyéramos una lista de todos ellos. Es cierto, reconocemos las leyendas seculares, símbolos, y canciones que han invadido el mensaje original de la Natividad. Pero un cristiano debe enfocarse en otra razón para conservar la Navidad, especialmente en nuestra generación sin ley, hostil, y llena de crimen. La Navidad es uno de los pocos énfasis que acercan al hombre a lo que es noble y bueno. Con cuánta frecuencia entramos a tiendas de autoservicio, tiendas departamentales, centros comerciales, restaurantes, y todos ellos siempre están tocando música rock o música country, etc. ¿Acaso no es refrescante escuchar durante la temporada navideña que se estén tocando himnos de Navidad? El mensaje del nacimiento de Cristo está siendo colocado justo en el sitio del mercado, en donde la gente camina diariamente en el curso de sus vidas. Es un tiempo de oro, sí, un tiempo muy adecuado para hablar a la gente acerca del Señor, acerca de Su nacimiento, de Su vida, de Su muerte. Actualmente, es muy extraño en los Estados Unidos el que tengamos una oportunidad tan libre de compartir el Evangelio. Durante la temporada de Navidad, podemos observar un cambio de espíritu y actitud en las cárceles en las cuales ministramos el Evangelio; verdaderamente afecta a la gente para bien de ellos, aun cuando sea un periodo de tiempo muy corto. Si actualmente los Estados Unidos se encuentran en una situación muy mala espiritual y moralmente, ¿Qué sería de la nación si se eliminaran los festejos de los días de acción de Gracias, la Pascua, y la Navidad? Si ello sucediera, nuestro país no tendría ningún día que nos atrajeran a Dios o a la oración. Como cristiano, yo no puedo permitirme el desechar tales días simplemente porque otros los han usado erróneamente a través de la historia. Si, debo tomar ventaja utilizando tarjetas, regalos, y símbolos de ayuda visual para testificar durante esos días; esta es una oportunidad natural para compartir a Cristo, aun presentándolo como un infante en un pesebre. Ciertamente ayuda el dejar las cosas claras, en contraste con la filosofía Carismática, que Dios puede ser hallado en lo pequeño y humilde. El mensaje del Rey-Niño también es necesario para los niños.

¿Acaso no estamos en contra de una cantidad suficiente de cosas en este mundo sin que tengamos que agregar a dicha lista las cosas que podríamos utilizar honorablemente? Yo debo hacer todo lo que pueda para salvar lo poco que todavía permanece en mi país, esas pocas cosas que traen a la memoria acerca de Dios, acerca de Su Hijo, y de una vida mejor. Si algún padre que invierte poco tiempo con sus hijos, y que nunca provee de beneficios para ellos, mira la necesidad de proveer algo en Navidad, entonces sería un indulto para algunos pequeños en medio de este mundo perverso. El hecho de animar a nuestros hijos para que visiten asilos de ancianos, que canten himnos navideños, que obsequien algún juguete o una bolsa de comida a alguna persona con pocos privilegios— esto también es parte de la Navidad. Sí, ellos necesitan tener el deseo y la actitud a través de todo el año, pero esta es una buena temporada para enseñarlos. Hay algunos de nosotros que no damos ninguna muestra tangible de amor durante todo el año a algún amigo o a algún pariente, solamente lo hacemos en tiempos designados, como en el cumpleaños o en Navidad. Tenemos la tendencia de ser egoístas en la vida, y es en días como la Navidad cuando hacemos a un lado nuestra conducta ego-céntrica. Existe mucho que podríamos decir acerca de la necesidad de la Navidad para nuestro mundo oscuro.

Cualquiera que sea su posición acerca de este día para honrar a Cristo, recuerde Romanos 14 y tenga un corazón magnánimo hacia los demás hermanos. Pues Cristo es Señor de ambos, y ambos deben hacer las cosas “como para el Señor”.

Si usted cree en conservar de manera honorable la Navidad, entonces que usted y su familia puedan tener una Navidad llena de bendiciones y un Año Nuevo Cristo-céntrico. Si usted no cree en conservar la Navidad como un día honorable para el Señor, que las bendiciones del Señor estén siempre sobre usted, pues Él nació en Belén para morir en el calvario por todos nosotros.