Volumen 36 | Número 5 | Septiembre–Diciembre 2008

Inglés Español

El Fundamentalista Y Su Música—3ra. Parte
Extractos adaptados del libro Enfrentando a la Música Cristiana Contemporánea


By Dr. H. T. Spence

El Fundamentalismo como movimiento, ha comenzado su declive, retirándose de su legado y entrando al ancho río del Neo-Evangelicalismo. Considerando el incremento del abandono de la fe en los años recientes, solo un poderoso avivamiento venido de Dios podrá detener la desaparición del Fundamentalismo. La música que hoy llega de las escuelas que se identifican con el estandarte del Fundamentalismo, verifican lo que mi padre comentó hace ya doce años: “Ya se ha perdido la batalla en el Fundamentalismo en contra de la Música Cristiana Contemporánea (MCC)”.

Hemos sido testigos durante los últimos cincuenta años, de la muerte pública del verdadero cristianismo en Estados Unidos; en estos días estamos testificando la muerte pública del Fundamentalismo histórico. La potencial desaparición pública del Fundamentalismo histórico será, no solo el producto de los púlpitos, sino también de la música, pues ambos han estado cruzando el puente hacia el Neo-Evangelicalismo.

El lector debe entender que estamos viviendo en la apostasía de los últimos tiempos, una apostasía como ninguna otra. Desde su perspectiva bíblica, la apostasía es la resolución final del principio de pecado; es el puesto final de avanzada del pecado; es el enlace entre el mundo natural del hombre y el mundo demoniaco de Satanás. La apostasía es la unión permanente de estos dos mundos. Aun así, la verdadera apostasía debe tener un punto de donde caer. Debido a que el abandono de la fe está más específicamente identificado como una defección de la verdad o como un alejamiento de ella, el ingrediente necesario para la apostasía mundial final será la globalización del Cristianismo.

Durante las décadas recientes en el Cristianismo Estadounidense, ha existido una tendencia creciente identificada como crossover. Sin ser exclusiva para nuestra generación, la táctica sutil del crossover ha aparecido en temporadas críticas a través de toda la historia. Sin embargo, el crossover contemporáneo ha crecido hacia una sutil pero poderosa tendencia, buscando rebajar el testimonio público del verdadero cristianismo.

El término crossover en su más simple explicación, es tan solo un puente. Al ser un término prominente hoy en día en la industria de la música, el crossover se define con el acto de cruzar de un estilo de música a otro diferente, usualmente con la intención de ampliar la aceptación comercial hacia una audiencia más grande. El término también puede identificar al acto de cruzar con la intención de ampliar la aceptación hacia una audiencia religiosa más grande. Un crossover es básicamente un compromiso entre dos puntos distintos de vista, de dos filosofías diferentes, o de dos caracteres diferentes.

En décadas recientes, una de las áreas más críticas y delicadas en la cual el crossover ha sido más evidente, es en el contexto de la música. Aun cuando el sonido contemporáneo se pueda trazar mucho tiempo atrás, durante los 1960s y los 1970s, se llevaron a cabo muchos crossovers y cambios en la música Gospel de Estados Unidos. Dentro de estos poco más de treinta años, nuestro país ha sido bombardeado con un nuevo tipo de Cristianismo que ha sido promovido comercialmente a través de su música aceptable. La mundanalidad se ha convertido cada vez más, un rasgo dentro de esta música comercializable.

La tendencia crossover es una poderosa atracción, especialmente en nuestra generación. Bajo las presiones sobre nosotros como Fundamentalistas para poder atraer más seguidores, para poder construir iglesias más grandes, para poder mantener los pasillos de nuestras escuelas llenos, y para ser más aceptados por la multitud lucrativa así como por los medios de comunicación, siempre existirá la tentación para cambiar nuestro estilo de vida, para cambiar nuestro estilo de adoración, y aun para cambiar nuestro estilo de música. Por supuesto, sería muy fácil simplemente seguir a aquellas personas que imponen ciertas tendencias en el Cristianismo, o buscar la ayuda de aquellos que conocen lo que está a la moda, o que está en boga en la industria de la alabanza y de la música. El hacer tal, verdaderamente ensancha su atractivo hacia una audiencia más amplia. Algunos podrían decir, “Debemos cambiar para ser más aceptados, si es que deseamos sobrevivir en los días venideros”. Siempre existirán razonamientos engañosos que pronto llegarán al corazón de la persona para seducirla, y llevar a cabo el crossover.

La tentación en el Fundamentalismo actual no es tanto el crossover hacia el mundo ni siquiera al Liberalismo. Nuestra tentación es una atracción o crossover hacia el Neo-Evangelicalismo. Después de todo, los miembros de este movimiento fueron nuestros hermanos en algún tiempo, aunque hermanos desobedientes. Nosotros éramos uno junto con ellos, antes que ellos se separaran. Estos hombres han tenido éxito al construir edificios, al acumular dinero, y al componer música popular aceptable. Ellos son la reconocida corriente principal del Cristianismo evangélico en Estados Unidos y a través del mundo. Sus voceros principales, tales como Billy Graham, están en la cima de la lista de las personas más admiradas en Estados Unidos. ¿Por qué nosotros no cruzamos simplemente en algunas cosas, y tomamos ventaja de estos hombres que imponen tales tendencias? ¿Funcionarán sus métodos para nosotros?

Si, existe la tentación de escribir música tal como ellos lo hacen, para hacer la predicación más agradable al cristiano carnal tal como ellos lo hacen, para “predicar a Cristo” sin ninguna firmeza, tal como ellos lo hacen. Una vez que una persona o una iglesia pone en marcha su crossover, la tendencia es tomar ventaja de ello una y otra vez. Entonces los resultados nos convencerán de que el fin justifica los medios. Cuando usamos tan solo un poco de síncopa y disonancias sensuales esparcidas por aquí y por allá, entonces habremos compuesto el nuevo cántico de mayor éxito. Cuando las estaciones de radio Neo-Evangélicas comienzan a alabar nuestros logros, y aun más importante, empiezan a comprar nuestra música, entonces habremos hecho el crossover hacia el sonido Carismático contemporáneo. Inevitablemente, nuestros jóvenes compositores comienzan a clamar para que estos innovadores de la música den un paso al frente y sean ellos quienes los entrenen en este sonido crossover. Nuestro encaprichamiento con este sonido crossover y su éxito se ha hecho tan fuerte, que si nosotros no podemos escribir la música, entonces contrataremos a gente de fuera del campamento para que compongan y toquen nuestra música. Estos podrán ser Carismáticos o de cualquier otro tipo de espectro cristiano, pero ellos son (al tiempo que empezaremos a razonar) los escritores y músicos más talentosos del tipo de música que ahora nosotros estamos buscando. Después de todo, el éxito de los compositores Neo-Evangélicos y Carismáticos prueba que ellos conocen lo que la gente desea. Al final, nos convertimos en más aceptos a sus ojos simplemente porque hemos hecho el crossover hacia su estilo musical.

Lentamente, pero de manera segura, la tragedia del crossover es finalmente manifestada. Al tratar de hacernos más semejante a ellos en nuestra adoración y música, perdemos nuestra identidad como elegidos de Dios sobre la tierra. Los distintivos que nos hacían ser grandes en nuestro precioso Señor han sido abandonados. Nuestra adoración, nuestra música, nuestro vestir, nuestra manera de vivir, así como nuestras fallas y calamidades, ya no son diferentes a las de aquellos a quienes secretamente hemos anhelado emular y unirnos. Nuestros músicos tocan hoy en día como ellos porque los hemos entrenado de esa manera. Nuestros solistas tienen el mismo sonido suave y etéreo que ellos tienen, porque así los hemos entrenado. Nuestros compositores escriben con el mismo acorde musical moderno y surrealista, con melodías bonitas y divagantes que no tienen ni fuerza ni convicción, porque así los hemos entrenado. El día triste finalmente vendrá cuando la línea de distinción sea borrada entre los Fundamentalistas y los Neo-Evangélicos; entonces el crossover habrá triunfado. Lo que nosotros pensamos que era emocionante e innovador, una novedad para nosotros como Fundamentalistas, se convertirá en una cuchilla que cortará nuestro voto Nazareno de nuestro corazón y vida delante de Dios. ¿Por qué? Porque los que imponen las tendencias nos habrán entrenado de tal manera.

¿Es acaso el escenario antes mencionado, un escenario de imposibilidad, de posibilidad, o de probabilidad? ¿Acaso la música se convertirá en el puente crossover del Fundamentalismo hacia el Neo-Evangelicalismo? Debemos estar en guardia hacia cada tendencia peligrosa y para cada persona que impondrá sus nuevas tendencias haciéndose camino en dirección del Cuerpo de Cristo. Algunos tratarán de convencer al pueblo de Dios de que no hay nada de qué preocuparse o que no debemos tener miedo a los cambios; dirán que es tiempo de inhalar aire fresco y de que vengan innovaciones frescas a nuestras iglesias, aun si tenemos que cruzar la línea que nuestros antepasados dibujaron en le campo de batalla. Nuestras iglesias no necesitan dar oído a los innovadores ni a sus líneas de razonamiento. Nuestras iglesias no necesitan música champagne ni los sonidos eclécticos para “avivar” nuestros servicios. No es el remedio sintético de los Carismáticos lo que necesitamos. Deberíamos atrevernos a caer sobre nuestras rodillas y con un corazón desesperado, clamar a Dios por un despertamiento respecto a su justificación, y por un avivamiento en nuestra comunión con Dios. Un movimiento tan genuino de Dios como éste, nos alejará de los límites del mundo, de su sonido, y de su aceptabilidad. El crossover hacia el Neo-Evangelicalismo no es lo que nosotros necesitamos. Ahí no se encuentra esperanza alguna. El cruce que nosotros debemos hacer es sobre el Río Jordán, el cual nos guía a la Tierra Prometida de la espiritualidad y santidad de corazón (Hebreos 4).

La mutación de la MCC se está dispersando con tal fuerza y velocidad que su intimidación agresiva por ser aceptada, ha ingresado dentro de los precintos sacros de las iglesias Fundamentalistas. Debemos entender que MCC no es solamente música rock. Su naturaleza existencial elástica produce una faceta multicolorida de lo contemporáneo. Lo que estamos atestiguando hoy en día en las iglesias Fundamentalistas es una atracción en el perímetro: el sonido surrealista, etéreo, y de “easy-listening” en el piano o en introducciones orquestales, y melodías suaves y sinuosas, especialmente escritas para nuestros himnos tradicionales. Por esta razón, la gente joven es deleitosamente atraída a los cánticos de “campamentos juveniles”, en los cuales tienen esta identidad marcada cuidadosamente. Este verdaderamente es el “sonido” de lo contemporáneo; solo será cuestión de tiempo para que el ritmo del rock entonces sea aceptado.

Pero no podemos colocar toda la culpa sobre los compositores, porque ellos simplemente están escribiendo aquello en lo cual han sido enseñados (o aquello en lo cual no han sido enseñados) en los Colegios Bíblicos y en las Universidades Cristianas. En dichas escuelas existe un déficit deslumbrante de teología y Biblia en la currícula para obtener un título en Música; no se cree que sea necesaria una filosofía “bíblica”, un centinela consistente en todas las clases. Los maestros coquetean con lo contemporáneo y experimentan con ello, extendiendo más y más los límites de lo aceptable. El resultado es una proliferación de compositores de música débiles. Un simple curso de introducción a la Biblia, es básicamente todo lo que se les exige a los estudiantes de música. Tales graduados no tienen profundidad en estudios espirituales en los cuales ellos puedan apoyarse; por lo tanto, ellos pueden escribir únicamente de aquello que saben. Con tan anémico panorama de principios bíblicos, el producto da evidencia de cristianos “diluidos” espiritualmente. Martín Lutero creía fuertemente que el compositor necesitaba ser un teólogo con el propósito de escribir música para la iglesia. Esta creencia no es una convicción aceptada por muchos cristianos hoy en día. El eclecticismo domina las clases de teoría en tales instituciones. Cuando estos graduados toman ciertos puestos en las iglesias, los predicadores son puestos en estrecho con timidez para que no digan nada acerca de los cambios contemporáneos. Los músicos pueden ser intimidantes y temperamentales, aun a las preguntas y preocupaciones de un pastor respecto de ello.

Continúo mi súplica a todos los compositores cristianos, maestros, y pastores, a que regresen a una filosofía bíblica en su música. No se sientan presionados en aceptar los estilos contemporáneos de música que se están convirtiendo más y más en la regla de los “especiales” en muchos servicios de las iglesias. Es alarmante escuchar las grabaciones producidas por un gran número de Universidades Fundamentalistas; muchas de sus más escogidas selecciones musicales son de un sonido surrealista. Es un sedante para el alma, y un lento, pero deliberado medio para que el corazón asimile tanto el mundo como la carne. A menos que los predicadores se pongan de pie, y limpien tanto sus coros como sus congregaciones de cánticos contemporáneos, entonces todo se habrá perdido en el ramo espiritual en nuestras iglesias. Una vez que el sabor contemporáneo está en el corazón, ya no se deseará regresar a un camino aun más excelente.

Debería ser obvio para cada verdadero cristiano el hecho que la música rock es diametralmente opuesta a la Fe Cristiana, y que es un medio inteligentemente diseñado para destruir el Cristianismo. Viene de la carne, y es contrario al Espíritu. A pesar de lo que algunos digan, un cristiano no debe escuchar aquello que es anti-Dios y anti-Cristo en substancia, y pensar que el conoce al verdadero Cristo de las Escrituras como su Salvador. La iglesia ha “robado” la música del Diablo, y ha tratado de cristianizarla y creer que eso es correcto. Todavía es cierto: la música en sí es el mensaje. Ya sea que las palabras hablen del mundo del ocultismo o del cristianismo, la música por sí sola se convierte en la llave para el averno de Satanás. Es una síntesis el tomar la tesis de Cristo y la antítesis del Rock and Roll y mezclarlos, un principio dialéctico que no puede ser aprobado por las Escrituras. Dios condena el principio dialéctico del mundo (leer II Corintios 6:14-18).

Cuando estudiamos cuidadosamente la himnología Protestante, reconocemos que hubieron dos niveles de música brotando en el siglo XVIII: primero, de aquellos escritores que aun se identificaban en profundidad y fervor de corazón a los escritores del siglo anterior, enfatizando un caminar más profundo con Dios; y segundo, de aquellos escritores que fueron más atraídos a la carga espiritual del evangelismo, en la última parte de los 1800s. Desde una perspectiva histórica, podríamos concluir que ellos se complementaron el uno al otro, y aunque, desde otra perspectiva, es evidente que los himnos Gospel, los cuales nacieron debido a una carga espiritual del evangelismo, se convirtieron en la influencia más prominente que lideraría la música cristiana al siglo XX. Aunque el evangelismo es ciertamente una parte del mensaje del Evangelio, debe existir la fuerza de un sólido y continuo caminar en la vida cristiana, para preservar la experiencia del nuevo nacimiento. Cuando el énfasis en el cristianismo cambia a “experiencia”, “sentimientos”, y “seguridad”, sin un llamado más grande a una vida consagrada, inevitablemente surgirá un concepto más superficial y diminuto de lo que significa ser cristiano. Si, le damos gracias a Dios por los avivamientos a finales de los 1800s, y aquellos a principios de los 1900s, pero el evangelismo no va a proteger a la iglesia cuando el enemigo arribe como un diluvio. En tal situación, el Cristianismo superficial será barrido bajo el maremoto de herejía doctrinal; la iglesia institucional actual es el comentario de esto. El hecho que las almas sean salvas es algo bueno, ¿pero qué va a alimentar y preservar a tales niños recién nacidos? La falta de una enseñanza y predicación bíblica más profunda con respecto a una vida consagrada, es lo que ha producido el abandono de la fe de un buen número de iglesias locales conservadoras. La predicación superficial permitirá música superficial, y dicho dúo preparará el féretro para cualquier iglesia.

Cosas que puedan estar “bien”, en ocasiones nos llevan a otras cosas que a final de cuentas resultan estar “completamente mal”. Es imperativo que nosotros, como iglesia del Cristo Viviente, escojamos entre “lo bueno” y “lo mejor de lo mejor”, en lugar de escoger entre “lo bueno” y “lo malo”; porque el camino de lo mejor es el camino más seguro cuando el tiempo deja su marca sobre tal asunto.

Que Dios nos salve de caer en la creencia que el pasto en más verde al otro lado del Evangelicalismo. Nosotros como Fundamentalistas hemos tenido un nacimiento noble; antes que partir de él, oremos por un avivamiento dentro de él.