Volumen 37 | Número 1 | Enero/Febrero 2009

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La Deuda Nacional de Estados Unidos Delante de Dios


By Dr. H. T. Spence

Al tiempo que el planeta tierra se ha embarcado hacia otro año de jornada alrededor del Sol, es evidente que el sistema del mundo hoy en día se encuentra en un estado de expectación ante cambios radicales más allá de las proporciones hasta este día vistas. Con la reciente elección presidencial, la “exactitud política” en Estados Unidos se está regocijando sobre una voz autoritativa que abiertamente se ha levantado en contra del campo del teísmo. Tal realidad que nos da en qué pensar, trae a nuestra mente las palabras del sabio de Jerusalén:

Hay un mal que he visto debajo del sol, a manera de error emanado del príncipe: la necedad está colocada en grandes alturas, y los ricos están sentados en lugar bajo. Vi siervos a caballo, y príncipes que andaban como siervos sobre la tierra. ¡Ay de ti, tierra, cuando tu rey es muchacho, y tus príncipes banquetean de mañana! (Eclesiastés 10:5-7, 16).

Estados Unidos hoy en día, como país, se sienta paralizado con asombro sobre el aterrador y alarmante clamor respecto de la deuda económica. La vista y sonido de tal deuda son tan asombrosos que la mente humana no puede entender su realidad. Los billones de dólares de la deuda pasada que progresivamente nos han angustiado durante varios años —en tan solo algunas semanas — se han convertido en algo vago, cuando comparamos las docenas de trillones de dórales de deuda que aplastantemente se incrementarán para el día de nuestro juicio final. La mente independiente podrá inocentemente preguntarse, “¿Con quién tenemos esta deuda? ¿Es con Arabia Saudita? ¿O es con China? ¿O es con financieros que en el presente están entre sombras esperando el momento para reclamar tanto la deuda como la usura, en la próxima generación? ¿Acaso estamos simplemente jugando un juego riesgoso de monopolio donde el dinero que usamos se imprime tan pronto como la imprenta trabaja?” Cualquiera que sea el caso, los acreedores encubiertos están en algún lugar esperando el día de su pago.

Tanto como los Estados Unidos escalen a la línea rápida de disolución y destrucción, ahí existe otra deuda mucho más grande que la deuda económica que estamos enfrentando, y para ella también habrá un día de juicio. Esta deuda es impresionante y siempre creciente, la deuda eterna de nuestros pecados de la nación. Nuestra deuda moral se ha elevado a proporciones enormes y alarmantes superando los asombrosos pecados de naciones pasadas. ¿Son acaso los Estados Unidos donde Babilonia estará en Apocalipsis 18:5, “Porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades”? Cuando la Babilonia histórica había venido bajo el maligno liderazgo de Belsasar, Dios reveló Su ira consumidora en contra del imperio perverso al escribir en una noche sobre la pared del cuarto de banquetes: “Mene, Mene, Tekel, Uparsin” (Daniel 5:25). Mene significa “contado es”; el hecho de duplicar la palabra fue una confirmación más grande para notar que los pecados y días de Belsasar habían sido completados (tanto sus días como los día del imperio). Tekel revela que Dios ha pesado en una balanza la Babilonia de Belsasar y concluyó que no había valor ni peso para el; Babilonia no tenía valor alguno. Peres significa dos cosas: “Separado, dividido, o roto”, y también significa “Persa”. Primero, el reino habría sido separado de Belsasar, y segundo, el imperio será dado a los Persas. Siguiendo la separación de Babilonia de manos de Belsasar, entonces lo habrían dividido entre los Medos y los Persas. Ciro (un Persa) tomó primero Babilonia, y después dio parte de ésta a Darío, su yerno (un Medo).

La Escritura a Mano Sobre la Pared de Estados Unidos

A pesar de los presidentes liberales o conservadores, estamos siendo testigos del desmantelamiento de cada uno de los principios de los legados que nos dejaron los antepasados de nuestro país. Hoy en día, el liderazgo cree que tiene el poder político para cambiar la ley de la moralidad. Estamos presenciando que las líneas están siendo marcadas por el sistema legal Federal para reinterpretar la ley en las cortes para poder eliminar los principios de Dios. Marqués de Sade dijo en alguna ocasión, con un espíritu similar:

La meta del humanismo debe ser la muerte de Dios. El hombre no será libre hasta que Dios sea abolido, hasta que haya una libertad total para creer y vivir absolutamente todo aquello que sea contrario a la Biblia.

Nuestro país está agresivamente empujando para que esto sea una realidad. Es interesante notar que por un siglo y medio, los escritos de Sade fueron prohibidos en cada uno de los países civilizados en el mundo. Aun la monarquía corrupta Francesa supo que él era un hombre peligroso, por lo cual lo mantuvo en prisión. Aunque los revolucionistas intentaron su liberación, cuando ellos descubrieron lo que él era, ellos mismos lo volvieron a apresar. Subsecuentemente Napoleón hizo lo mismo. En contraste, Sade es anunciado en nuestro país como un libertador y campeón de la humanidad, publicando abiertamente sus obras. Libertad está siendo interpretada más y más como libertad para pecar.

El odio y la guerra en contra de Dios solo guían a la muerte; apropiadamente tanto Nietzsche y Sade cometieron suicidio. Hace algunos años leí un libro muy conmovedor titulado From Under the Rubble (De Debajo de los Escombros) escrito por varios cristianos de la Unión Soviética . Uno de los escritores era un matemático soviético, Igor Savavich quien hizo la siguiente observación:

El humanismo y el socialismo buscan la muerte de la propiedad, de la religión, de la familia, del matrimonio, y finalmente, la muerte del hombre. Una vez consumada por completo, la revolución habría de acumular destrucción para el hombre, el marchitar de toda la humanidad y su muerte.

Otro libro que debe ser una advertencia para nosotros es el escrito por Samuel Warner, The Urge to Mass Destruction (El Impulso a la Destrucción en Masa). Este psicólogo contemporáneo observa lo siguiente:

Nuestra época moderna ha sido poseída por el impulso suicida a favor del yo y del mundo. Así que, tenemos la política de la destrucción del hombre, la economía de la destrucción en masa, la religión de la destrucción en masa — humanismo secular, el cual sigue al tentador y le dice a Dios, “No me tocarás”.

No debemos hacer a un lado al famoso poeta ateísta Percy Shelley, quien fue expulsado de Oxford por publicar un panfleto defendiendo el ateísmo en 1811. El declaró, “La humanidad solamente tiene que creer que no existe el mal, y entonces no existirá”.

Las generaciones nos han llevado al anhelo de cometer cualquier pecado sin consecuencias, esta es verdaderamente la utopía del hombre. El hecho de que el hombre diga que no existirá un juicio o que no hay un infierno, eso no significa que la realidad del juicio y del infierno desaparecerá. El lavado de cerebro de los medios de comunicación, de la música, de la política, de la educación, del arte, etc., ha llevado al mundo al deseo de proclamar denodadamente,”Dejemos que Dios se canse de nosotros; nosotros nos haremos de un nombre”.

Yo personalmente no puedo imaginarme a Estados Unidos regresando a sus raíces antiguas basadas en principios y en Dios, pero oro por Estados Unidos. Creo que ha habido mucha mezcla de error con verdades religiosas llevadas a cabo por los métodos modernos religiosos en Estados Unidos, de tal manera que nosotros como país, nunca miraremos otra vez la pureza del Evangelio. Pero no me atrevo a mirar a nuestros tiempos sin esperanza alguna; porque yo veo un remanente que esta deseando vivir correctamente, de hacer lo que es correcto, de pelear bien, de ser militante en contra de la apostasía en todas sus formas, pero buscando la magnificencia de espíritu en la vida. No hay esperanza para este mundo, porque debe ser juzgado por el Dios Todopoderoso. Yo no puedo seguir orando para que Dios “bendiga a los Estados Unidos”, porque no sería correcto pedirle que bendijere un desastre—es decir, al pecado y a la apostasía. Pero podemos orar para que Dios “tenga misericordia” sobre los Estados Unidos, y que Dios “salve la nación de los terribles pecados” — desde la Casa Blanca, al Congreso, hasta llegar a cada ciudadano.

Cuando el Gobierno Deja a Dios

Un panorama ideal acerca del gobierno se encuentra en Romanos 13. El Apóstol Pablo hace el llamado, “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas”. Pablo continúa desarrollando los principios de gobierno a la luz de lo que Dios desea que el gobierno sea delante de la gente. Asimismo, 1 Pedro 2:13-17 nos da un panorama ideal del gobierno sobre la gente. Pero, ¿qué debemos hacer cuando el gobierno hace a Dios a un lado? ¿Qué si éste se convierte en algo parecido al sistema anticristo oprimiendo a su gente? Si esto sucede, entonces existen otros pasajes de las Escrituras que debemos tomar en consideración. Cuando el gobierno se convierte en anti-Dios, como en Daniel 3 y en Apocalipsis 13, debemos considerar pasajes tales como Hechos 4:18-20:

Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.

También existe Hechos5:27-29:

Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre. Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.

Debe llegar el momento en la historia de la humanidad cuando Dios entregue al gobierno y los sistemas al sistema anticristo para preparar la venida del Anticristo. Esto incluye la pérdida de la Primer Enmienda de nuestra Constitución. Cuando ese tiempo llegue (y este fácilmente pudiese llegar antes del Rapto de los santos), debemos voltear a las Escrituras para saber cómo responder ante tal clase de gobierno. Tendremos que tomar principios de Daniel 1:8: “Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse”. También existe la verdad necesaria de Daniel 3:16-18:

Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.

Como cristianos, si no podemos satisfacer la ley del hombre al no hacer lo que ésta ordene, entonces debemos satisfacer la ley sometiéndonos al castigo de ella.

La causa cristiana se ha convertido en la presa en una “temporada de cacería abierta” por los poderes del gobierno y de los medios de comunicación. Solo Dios sabe lo que debemos enfrentar antes de la venida de nuestro Bendito Señor. Pero no debemos permitir al mundo que su presión nos conduzca al cambio o al compromiso. Si esto sucede, perderemos la protección de Dios. Debemos animarnos a nombrar el Nombre de Cristo en esta última generaron de los Últimos Tiempos. Debemos protegernos a nosotros mismos en esta generación adversa y descansar en el Amado, ¡Quien es capaz de guardarnos de caer, y de presentarnos sin mancha delante de la presencia de Su gloria con gozo excedente!

La Deuda Nacional de Pecado

La nación descrita en la segunda estrofa de nuestro himno nacional no es la misma nación que hoy miramos.

Nuestra nación en sus inicios creyó que debía dar al César lo que es del César (al gobierno), y a Dios las cosas que son de Dios. Pero una vez que una nación deja los principios de Dios y Su Palabra, existen leyes providenciales que se llevan a cabo en medio de las misericordias de Dios. Proverbios 14:34 declara: “La justicia engrandece a la nación; Mas el pecado es afrenta de las naciones.”Cuando se aplican los principios de justicia, el bienestar de los hombres primitivos más incultos mejorará. Pero el pecado es un reproche para cualquier persona. ¡Oh cuán grande enemigo es para su país un hombre impío! Con voz alta el podrá hablar de patriotismo (y aun Dios podría usarlo como un instrumento en tal país), pero aun así su vida estaría contribuyendo al reproche más profundo de la nación. Esta es la razón por la cual el vivir correctamente es tan importante para la mejora de un país. El Salmo 9:17 declara: “Los malos serán trasladados al Seol, todas las gentes que se olvidan de Dios.”

De acuerdo a Romanos 1:21, cuando una nación no presenta alabanzas a Dios, dará inicio a una multitud de efectos destructivos. Dios comienza a entregar a los hombres a los poderes del yo y de sus pecados mortales (Romanos 1:24, 26, 28). Cuando el pecado abunda, la Verdad se convierte en aquella responsabilidad para quienes la desean. De acuerdo a Hageo 1:1-6, el alejarse de Dios afectará profundamente la economía de una nación: Dios va a poner “hoyos” aun en sus bolsas. Estados Unidos ha sido conocido por su prosperidad, pero aun así, nosotros tenemos la deuda más grande que cualquier otra nación. También debemos reconocer, que aunque se trate de dinero, es debido a la deuda nacional de pecado.

La deuda nacional del pecado en Estados Unidos es astronómica en alcance y efecto en nuestra economía. Piense en el costo del empleado ladrón, robando dentro del gobierno, ladrones de tiendas, el costo de guardias de seguridad y sistemas de seguridad en todo los Estados Unidos. Debemos agregar el costo de cada aparato anti-robos de vehículos, las alarmas, el bastón “Club”, etc. Sumemos eso y obtendremos que por el pecado del robo, son invertidos billones de dólares literalmente cada año. Piense en el costo para nuestra nación por el pecado sexual. Nuestra nación apoya económicamente a multitudes de bebés nacidos fuera del matrimonio, a través de asistencia social (welfare), guarderías, etc. Agregue a ello el costo de combatir las enfermedades propagadas por causa de la fornicación. La investigación médica acerca del SIDA representa un costo aplastante para nuestro país, a la vez que se educa a los ciudadanos a pecar sin peligro (“sexo seguro”), y por supuesto, los multi-billones de dólares para cuidar de los pacientes con SIDA, lo cual está exprimiendo nuestro sistema de asistencia médica. Piense en el costo de las borracheras en nuestra nación. Considere que el abuso del alcohol y las drogas nos cuesta como nación cada año accidentes vehiculares, hogares quebrantados, enfermedades del hígado, sanatorios, salas especiales para drogas, y centros de tratamientos. Agregue a ello el costo de tiempo de trabajo perdido y pagos por discapacidad a miles de hombres cuyos cuerpos son capaces de trabajar, debido a que sufren de una “enfermedad derivada del alcoholismo”. Un estimado del 80% de hombres y mujeres que están en la prisión, están ahí como consecuencia de haber cometido algún delito estando bajo la influencia del alcohol o las drogas, o por haber hecho algo malo para conseguir dinero y poder comprar alcohol o drogas. De nueva cuenta, el elevado costo del cuidado de la salud se multiplica por el pecado de la borrachera. Y agregue a ello el costo del cuidado familiar debido a que el que trabajaba para ganar el pan de cada día está enfermo, muerto, o en prisión debido al estas clases de pecados. Billones y billones de dólares se acumulan a nuestra “deuda de pecado nacional”, debido a estos pecados.

La pereza en el trabajo añade un gran porcentaje de costo a nuestro producto manufacturado. Los hombres en el trabajo son enseñados “a aparentar lucir ocupados mientras holgazanean”. Si un hombre trabaja más de cuatro horas de un total de ocho, podría ser acusado de ser un “hijo de la compañía” y de estar “robando tiempoextra del sindicato”. Con una ética honorable de trabajo, ¿cuánto más podría ser producido a un costo más bajo? Los sindicatos tienden a proteger la pereza y la ineficiencia. El pecado de la pereza en el trabajo y de avaricia de muchos trabajadores se convierte en un costo agregado de billones y billones para los consumidores e incrementan nuestra deuda nacional de pecado.

Piense del costo de gente avara con abogados felices demandando, lo cual se agrega a nuestra deuda. Esto multiplica el costo de aseguranza por negligencia de doctores, ocasionando que en algunas ocasiones los doctores lleven a cabo pruebas innecesarias, con la única finalidad de cubrir sus espaldas en caso de demandas. Estas deudas son traspasadas a usted y a mí a través de costos elevados de la salud. Demandas legales frívolas, y abogados haciéndose ricos a través de ellas, drenan billones de nuestra economía y paralizan nuestro sistema criminal de justicia. ¿Quién paga por los fallos en las cortes donde se deben pagar millones de dólares? Quizá pensemos que las compañías son las que pagan por ello, pero en realidad los costos son pasados al consumidor. Piense acerca de los cigarros y del costo que ha sido agregado a nuestro sistema de salud por el hecho de fumar.

Considere los costos de trillones de dólares debido a las fianzas por avaricia y robos en corporaciones, sistemas de bancos, y compañías aseguradoras; las cantidades continúan ascendiendo para los “Proyectos Populistas” (“Pork Barrel Projects”) de Washington. También existe el interés de las tarjetas de crédito que ocasionan que los estadounidenses paguen del 18 al 20 % más del costo del producto debido a que su avaricia e impaciencia los lleva a comprar ahora y pagar después.

Agreguemos a esto un costo extra por el uso de más policías para protegernos, al mismo tiempo que sembramos asesinatos y violencia en las mentes de gente joven a través de la televisión corrupta y de las industrias de películas. También debemos incluir los billones de dólares gastados por nuestros gobiernos en abortos, asistencia médica para todas las enfermedades transmitidas sexualmente, y para la promoción de todas las formas de sodomía.

Conclusión

¡Oh, la lista es interminable de lo que se gasta debido a todos los pecados de nuestra nación: trillones de dólares! ¡Nuestra deuda nacional es nuestra deuda de pecado nacional! La Palabra de Dios habla de una nación con problemas económicos:

Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. (Hageo 1:6)

Tanto como el pecado fluya como un río inmundo masivo a través de nuestro país, entonces no habrá forma en la cual los Demócratas o los Republicanos puedan darle solución a la deuda nacional. Puede ser que hemos ido demasiado lejos como nación al rechazar a Dios en nuestro vivir, y hemos volteado hacia otro Evangelio en nuestro Neo-Cristianismo, que la “herida de Estados Unidos es incurable” (Miqueas 1:9). ¿Podríamos estar en los días preliminares de la venida del “pastor insensato”? (Zacarías 11:15-17).

Cuando parece que todo el infierno está cayendo sobre nosotros y nuestras libertades están siendo retiradas una a una, que el Espíritu Santo de Dios nos llene de Su poder para permanecer comprometidos a la Infalible Palabra de Dios y a una vida consagrada.

Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; en la ira acuérdate de la misericordia (Habacuc 3:2).