Volumen 37 | Número 1 | Enero/Febrero 2009

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El Estado Orwelliano de los Últimos Tiempos y la Rectitud Política: Una Preparación Primaria del Anticristo – 1ra. Parte


By Dr. H. T. Spence

Rectitud Política: El concepto de “rectitud política” es aquella arma del Estado y de los medios de comunicación de nuestros tiempos que buscan restringir cualquier expresión alternativa a aquellas que son presentadas por el poder controlador.

Desde los días de Caín y su construcción de la ciudad de Enoc, el hombre ha procurado crear su propia utopía sin Dios. La esperanza del hombre para tal ciudad alcanzó un crescendo en la secularizadamente orquestada ciudad de Babel durante la tercera y cuarta generación después del Diluvio. Esta esperanzada utopía fue originada por el rebelde equipo de padre e hijo Cus y Nimrod. Su ambición nada piadosa era dejar a los piadosos (como lo hizo Caín) y crear su propia civilización en la tierra de Sinar. Fue en Babel que se llevó a cabo una unión de una sola lengua y unas mismas palabras (Génesis 11:1), una unión de trabajo (Génesis 11:3), una unión de política (Génesis 11:4a), una unión de propósito (Génesis 11:4b), y una unión de religión (Génesis 11:4c). Sin embargo, Dios frustró sus planes, al tocar ese único lenguaje que existía y producir una diversidad de idiomas, ocasionando que la gente se dispersara.

En el Arameo, el término babel parece sugerir el significado “la puerta de Dios”; inscripciones Asirias verifican este significado. Las consonantes son las mismas que las raíces Hebreas que significan “confusión”. Estos dos significados sugieren que aquello que para el gentil es la puerta hacia Dios se convierte en confusión para el cristiano. El nombre Babilonia es la forma Griega de Babel. A pesar que Babel fue el intento más grande del Diablo para llevar a cabo una utopía, han existido otras durante los siglos que de igual manera lo han anhelado, como en Shangri-La, una leyenda oriental, la Republica de Platón, o la Utopía de Sir Thomas More. La Biblia revela que esta ciudad de Babilonia está regresando; su utopía religiosa está descrita en Apocalipsis 17, y su utopía ciudad-estado proféticamente está revelada en Apocalipsis 18.

Este artículo de Inmediatamente es uno de varios artículos que van a presentar el desarrollo del movimiento de los últimos tiempos en el surgimiento del Estado sobre el hombre a través de poderes opresivos de “Rectitud Política” y de poderes ecuménicos paralelos crecientes en los últimos tiempos en “rectitud religiosa”. La ciudad (política) y la torre (religión) deben ser construidas forzando toda la gente del mundo a venir bajo el poderoso brazo del Estado y su contraparte en la religión. Verdaderamente estamos en los tiempos cuando la “ciudad” y la “torre” están siendo filosófica y religiosamente construidas.

En 1948, George Orwell escribió una novela socialista titulada Mil Novecientos Ochenta y Cuatro, la cual hablaba del “Gran Hermano” monitoreando todo lo que nosotros hacemos y decimos, un solo lenguaje mundial llamado “Newspeak” (Nueva Habla), un unisex de géneros, un control de la vida y la muerte, y aun cómo el Estado habría de controlar los pensamientos y la consciencia de los hombres universalmente. En cada uno de estos días, el gobierno está tomando los pasos para llevarnos a un absoluto control del Estado aun en lo que nosotros decimos, creemos, y hacemos. Hasta este momento, el sistema de la corte judicial ha tratado con litigaciones en las acciones de los hombres en el crimen. Sin embargo, en 1984, la Suprema Corte introdujo una “política pública” como un nuevo medio de interpretación de la Constitución de los Estados Unidos. Sin duda, pronto estaremos siendo testigos en nuestro país de litigación forzada en contra de lo que las personas “creen” y la persuasión de sus consciencias. Una cosa es que la ley force una tolerancia al estilo de vida homosexual, pero otra cosa es ser testigos, como ahora lo estamos siendo, de leyes en contra de cualquier palabra que condene la homosexualidad (tal como en varias “facturas por crímenes de discriminación”). La comunidad sodomita no estará contenta con la tolerancia a su inmoralidad; ellos forzarán a través de la ley que todos los ciudadanos estén de acuerdo “verbalmente” con su estilo de vida. Las creencias y la consciencia serán llevadas a corte para juicios en un futuro próximo. La “Rectitud Política” es hoy en día la táctica psicológica y filosófica para forzar a todo hombre a someterse al Estado.

En este primer artículo, queremos explorar las filosofías del Estado desde los inicios de la historia y como el hombre ha enfocado su individualidad a la luz del Estado y su existencia en ese tiempo. En el siguiente artículo de Inmediatamente, queremos observar los poderes cándidos y la presuposición de “rectitud política” del Estado. Un tercer artículo va a descubrir la agenda escondida de la “rectitud religiosa” que debe llegar a la religión para llevarnos al universalismo, el cual se aproxima rápidamente al Neo-Cristianismo y está tocando a las puertas del Fundamentalismo. Estas en verdad son señales que re-enforzan la realidad que nos hacen pensar que estamos viviendo en la última hora del Último Día de los Últimos Días.

El Estado Según la Filosofía Griega

Para comenzar la jornada histórica del Estado en la Civilización Occidental y las obligaciones del individuo para con el Estado, debemos voltear a los filósofos griegos de antaño. Los Pitagoreanos fueron algunos de los Griegos más antiguos que enseñaron que el individuo debe subordinarse a un todo y debe actuar siempre por el bien del Estado. Así que ellos enseñaron a sus miembros respeto a las autoridades y lo ideal en cuanto al sacrificio por el bien de un todo. Esta misma posición en general, fue tomada por Demócrito. Él sostenía que cada uno debía entregarse por completo al bien del Estado porque “un estado bien administrado es nuestra más grande seguridad”. En otra ocasión él escribió, “Cuando el Estado se encuentra en una condición saludable, todas las cosas prosperan; cuando está corrompido, todas las cosas van a la ruina”. Él argumentó que ya que el bienestar social de cada persona dependía finalmente del Estado, era también razonable sostener que el bienestar del Estado fuese la principal preocupación del hombre.

Después de las Guerras Persas (500-449 a.C.), Atenas se convirtió en el centro de la antigua cultura Griega. Los eventos que guiaron a tales guerras y los desarrollos durante las guerras, instilaron en los Atenienses un interés en los problemas de gobierno y un interés en la forma democrática de vida humana. Esto guió naturalmente a un crecimiento de pensamiento independiente, el cual eventualmente dio como resultado una creciente preocupación por las teorías de gobierno. Los hombres comenzaron a cuestionar la antigua fidelidad a ciegas a los poderes del Estado, y muchos comenzaron a hacer valer su propia independencia y su derecho a la vida más o menos libre del dominio del gobierno establecido. El individualismo estaba en el aire. Algunos sugirieron que el hombre debía divorciarse de la autoridad del grupo y mantenerse a si mismo libre para retar al grupo y criticar las antiguas tradiciones.

Los Sofistas guiaron este avance hacia el individualismo. Ellos centraron su atención, no sobre el grupo, sino sobre cada miembro del grupo de manera individual. Ellos hicieron valer el valor e independencia final de cada miembro. Ellos propusieron enseñar a cada individuo cómo triunfar, cómo obtener sus propios objetivos bajo la ley, y aun cómo esquivar la ley a través de un argumento habilidoso. De hecho, existían Sofistas quienes argumentaban que las leyes eran meras invenciones de los miembros más débiles del grupo, de la sociedad, para esclavizar y mantener abajo a los más fuertes. En el diálogo de Platón, Gorgias, un famoso Sofista sostiene lo siguiente:

Los hacedores de la ley son en su mayoría miembros débiles; y ellos hacen leyes y distribuyen alabanzas y censuras considerándose a ellos mismos y a sus propios intereses; y ellos aterrorizan a la clase de hombres más fuertes, y a aquellos de quienes pueden obtener lo mejor para que aquellos no obtengan lo mejor de ellos.

Continúa diciendo para reafirmar, que los grandes hombres de la historia han sido aquellos que han rehusado el obedecer las leyes de la débil mayoría quienes se han organizado para mantenerlos abajo. Es obvio que esta posición podría fácilmente ser interpretada como un llamado a la anarquía, un incentivo a la rebelión en contra de toda autoridad. Y muchos individuos tomaron tal posición solo por ello. Así que, mucha de la influencia Sofista guió a una refutación irrazonable para ser sujeta a lo establecido por el grupo y por consiguiente la solidaridad del Estado Ateniense se vio amenazada.

Sócrates primero hizo las preguntas importantes envueltas en el problema del Estado. Xenofón, en su Memorabilia, recuenta que Sócrates nunca se cansó de preguntar a cualquiera que él conociese, “¿Qué es el Estado? ¿Qué es un hombre de Estado? ¿Qué es un gobernador sobre el hombre? ¿Qué es un carácter gobernante?” Aunque el no contestó tales preguntas, él dejó las bases para contestarlas de tal modo que su mayor propósito era que la preocupación más grande de cualquier ciudadano fuese el conocimiento. El buen ciudadano era aquel quien constantemente estaba investigando el verdadero conocimiento. Sócrates argumentó, “Cuando un hombre descubre el verdadero conocimiento, tal hombre actuará sobre éste, y se conducirá asimismo correctamente en todas sus relaciones con todos sus conocidos”.

Aunque Sócrates miró defectos en el Estado Ateniense e invirtió una gran cantidad de su tiempo señalándolos y criticando a los gobernadores por sus erróneas ideas acerca de gobierno, él fue intensamente leal a Atenas. Cuando él fue condenado por las cortes Atenienses, una condenación en la cual él junto con muchos otros creyó ser completamente injusta, Sócrates rehusó la oferta de sus amigos de sobornar a los guardas para poder escapar. Su argumento era que al romper con las leyes del Estado, él estaría contribuyendo con el acrecentamiento de la debilidad de éste. A pesar de los errores del Estado, éste era su madre, quien le había dado vida y lo había convertido en lo que él era. El no podía traicionar al Estado más de lo que podría traicionar a su madre. Sus métodos no eran aquellos de rebelión. Ni siquiera hubiera aceptado un exilio y que se alejara del Estado. Más que eso, él aconsejó a sus seguidores a que se mantuvieran fieles al Estado, y a través de esta lealtad ayudar al Estado a corregir sus errores y fallas.

Platón, estudiante de Sócrates tomó el problema donde Sócrates lo había dejado, y procuró encontrar una solución. El sostuvo que el Estado era necesario para el desarrollo más elevado de la persona. La bondad no era bondad en la separación, sino la bondad en el grupo. El buen hombre, era el buen ciudadano quien se rendía ante el Estado. Así que, el Estado debe ser construido para que pueda hacer posible la buena vida para todos. Platón argumentó que el individuo debía subordinarse a sí mismo al Estado, pero que esto era únicamente un medio para que el individuo pudiera alcanzar su más perfecto desarrollo. Él creía que lo bueno de cada hombre estaba atado con lo bueno de cada grupo. Las leyes eran necesarias solo porque algunas personas rehusaban cooperar con el buen Estado. Ellas servían para poner a tales personas en orden y de esa manera hacer bueno el todo.

De acuerdo a Platón, las mejores mentes dentro del Estado eran las que debían gobernar. Ellos formaron una clase de filósofos gobernantes cuya autoridad no debía ser cuestionada por el resto del grupo. Platón creía que ya que ellos eran filósofos gobernantes, su gobierno habría de ser justo y bueno. Ellos podían entender lo que era correcto y lo llevarían acabo sin cuestionar nada. Platón habría de colocar al resto de los miembros del Estado, en clases de acuerdo a sus talentos. Aquellos que tenían algún talento para la guerra, serían colocados en la clase de los guerreros. Aquellos que tenían talentos mercantiles serían la clase de los mercaderes y comerciantes. Los esclavos serían colocados en la clase de los esclavos. Platón creía que tal organización daría como resultado la mejor clase de Estado posible, y que cada individuo, al hacer el mejor de sus trabajos según sus habilidades máximas, sería feliz y se desarrollaría en su máxima posibilidad.

Este Estado ideal es desarrollado en el libro famoso de Platón, la República. En un libro escrito un poco después, las Leyes, él argumenta que todos los ciudadanos tendrían voz en el gobierno y que todo el trabajo sería designado para los esclavos. Esta teoría del Estado es fundamentalmente aristocrática. Platón era rico, hijo de una de las clases más favorecidas en Atenas. Siendo así, él nunca pudo ser completamente democrático, sino que se alineó a sí mismo, con el pensamiento más aristocrático de sus días. Aun más, su teoría fue fuertemente socialista en el hecho que proveía un control completo de las vidas de sus miembros por parte del Estado. La riqueza de todos tenía que ser rendida para el uso de todos según sus necesidades y según lo merecieran, y los gobernadores podían decir en qué tipo de clase debía trabajar y vivir cada individuo. El Estado era supremo, pero su doctrina fue robada de su aguijón por su comentario agregado en el sentido que cada persona sería feliz y se desarrollaría al máximo en tal clase de Estado.

Aristóteles, pupilo de Platón, desarrolló una filosofía del Estado la cual se parecía mucho a la de su maestro. Él sostenía que el hombre es por naturaleza un animal social, y que como tal, puede desarrollar su yo más verídico solamente en la sociedad y entre aquellos de su misma clase. Aunque las formas más antiguas de vida social era la familia y después la comunidad local, el objetivo de la evolución social era, de acuerdo a Aristóteles, la ciudad-estado tal como era conocida en Grecia durante sus años de vida. Ya que Aristóteles creía que el todo era prioridad antes que sus partes, entonces sostenía que el Estado era prioridad antes que los miembros del Estado. El individuo nacía dentro del Estado, el cual existía desde mucho antes que éste se convirtiera en miembro de él. Pero la meta del Estado era producir buenos ciudadanos en completa obediencia. El creía que no todos los hombres eran iguales, por lo tanto, el Estado debía conferir derechos desiguales. Entre las desigualdades que el reconocía estaban las habilidades personales, las propiedades, el nacimiento, y la libertad. Los esclavos debían ser tratados de manera diferente con respecto a los hombres libres, y aquellos nacidos de esclavos debían ser tratados de manera diferente a los nacidos de hombres libres. Aristóteles sostenía que una monarquía, una aristocracia, y una “organización política” en la cual los miembros eran cercanamente similares, eran las mejores formas de un Estado. Por otro lado, el condenó como algo maligno a la tiranía, a la oligarquía, y a la democracia.

Sócrates, Platón, y Aristóteles fueron incapaces de solucionar los problemas del Estado y del individuo. Sus teorías eran interesantes en papel. Pero el espíritu del individualismo, la mejor arma de los Sofistas, estaba barriendo Grecia, y cada hombre se preocupaba principalmente por su propio éxito. Lentamente pero de manera segura, la unidad del Estado fue destruida. El individualismo no era un sendero para unirse en contra de los enemigos de Atenas y otras ciudades-estados de Grecia. Como resultado, estos enemigos fueron exitosos, y las ciudades-estados cayeron bajo su yugo, una tras otra. Atenas, Corintio, y Esparta, las tres grandes ciudades-estados, cayeron, y eventualmente toda Grecia cayó bajo el dominio de Filipo de Macedonia en la batalla de Queronea en el año 338 a.C.

En medio del desmenuzadero gradual de las ciudades-estados de Grecia, los Epicúreos buscaron desarrollar una teoría del Estado en la cual pudiera arreglarse la situación. Ellos enseñaron que toda la vida social estaba basada en el interés propio del individuo. Nos convertimos en miembros de un grupo social simplemente porque nos damos cuenta que de tal grupo podemos obtener más para nosotros mismos, debido a que el grupo nos daría una mejor protección de nuestros enemigos. Los Epicúreos no creyeron que la participación en la vida pública contribuiría a la felicidad del individuo; por lo tanto, ellos sostenían que el hombre sabio podría rechazar el oficio público y la responsabilidad pública tanto como fuese posible.

En contraste, los Estoicos tomaron una posición totalmente opuesta a la de los Epicúreos con respecto a la relación del hombre con el grupo. La posición de los Estoicos era que el hombre es un individuo con un impulso social innato, lo cual hace necesario la vida en grupo. De hecho, todos los hombres son miembros de una gran sociedad cósmica, el Estado universal. Todos nosotros tenemos deberes y obligaciones con el Estado, y sus leyes son las leyes naturales que todos debemos obedecer, nos guste o no. El Estado Estoico es universal y de esta manera domina de manera total a cada individuo. De hecho, cada miembro debe estar dispuesto en todo momento a sacrificarse a sí mismo por el bien del Estado. Los intereses individuales están siempre subordinados a los intereses de un todo, y el Estado debe ser preservado a toda costa. Entonces, el Estoico debía ser un ciudadano universal, un miembro de la Gran Sociedad lo cual incluye a todos los hombres y las leyes de las cuales son las leyes universales de la naturaleza misma. Cada hombre debe subordinarse a sí mismo al ideal universal y vivir en tal manera para servir lo bueno de todos los hombres dondequiera que ellos estuvieran. Una sociedad mundial originada en la naturaleza era su ideal. El ideal Estoico de la hermandad universal era el punto más elevado al cual el pensamiento del periodo Griego se elevó, y en el cual habrían de esforzarse otros pensadores en tiempos posteriores.

Conclusión

Nuestro amado país de Estados Unidos nació como una república. Una república protegía al individualismo. Pero a través de los años hemos declinado hacia la democracia. La diferencia entre los dos puede ser vista en el ejemplo de una turba enardecida que viene a colgar a un hombre que puede ser inocente. En una república, el individuo tiene un derecho, mientras que en la democracia la turba enardecida es la mayoría que decidirá sobre el asunto. Pero Estados Unidos está cayendo en picada rápidamente aun de la democracia hacia un gobierno socialista. Estamos siendo testigos de “los poderes que están” llevándonos a un calabozo político que va a destruir los derechos del individuo, su consciencia, sus creencias, y la expresión de tales creencias. Nuestro actual liderazgo en el país está abiertamente denunciando el legado histórico de nuestro país y su herencia cristiana. Pero también está desmantelando el privilegio del individualismo en cuanto a la creencia y a la consciencia. Cuando el presidente John F. Kennedy declaró, “No preguntes lo que tu país puede hacer por ti, sino lo que tu puedes hacer por tu país”, su retórica nos dirigía a los suelos de un Estado socialista y comunista. Un gobierno es establecido para proteger los derechos del individuo antes que el individuo exista para el bien del Estado. Así que, ya estamos siendo testigos de la destrucción de nuestra “Declaración de la Independencia” de parte de otros países (Como en la Revolución de Estados Unidos) y estamos siendo engañosamente forzados a entrar a una “Declaración de Independencia” entre los países del mundo, formando una hermandad universal de lo que pronto-será-un-gobierno-mundial. No es tanto el hecho que George Orwell predijera tal esclavitud de la humanidad hacia un Estado universal; la Biblia, mucho antes que Orwell, reveló que tal decadencia habría de venir, donde el mundo habría de ser gobernado por un hombre y una ciudad-estado habría de controlar el mundo (Apocalipsis 18).

Conforme el gobierno crece en su poder y control sobre nuestros bancos, empleos, escuelas, finanzas, posesiones, y aun sobre nuestra libertad de expresión, de adoración, y de consciencia, debemos ver que tales cosas deben suceder según el esquema de Dios acerca de la historia. Un hombre se levantará en la historia, lleno del poder del mismísimo Diablo, y forzará al mundo hacia su “rectitud política”. El cristiano debe preparar su corazón y alma para tales presiones y aflicciones que van a venir sobre la tierra. Aunque nosotros no creemos que el Anticristo ya haya aparecido en persona, aun así, sus precursores están en su madurez, y están preparando su venida al establecer la “rectitud política” que habrá de controlar su agenda. ¿Acaso estamos en la hora crucial en el último tiempo cuando Dios está declarando al Diablo y a sus gobernadores, tal como Cristo le dijo a Judas, “Lo que vas a hacer, hazlo más pronto” (Juan 13:27b)?

Que el Señor nos prepare para que lo nos espera más adelante.