Volumen 38 | Número 3 | Mayo/Junio 2010

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Post Fundamentalismo—1ra. Parte
La Iglesia de los Últimos-Tiempos y Su Rechazo a Jesucristo


By Dr. H. T. Spence

Durante los próximos artículos de Inmediatamente, estaremos desarrollando varios aspectos concernientes a la Iglesia de los Últimos Tiempos, hacia dónde se dirige, y cómo su asimilación del Fundamentalismo será una necesidad. Hemos observado en artículos anteriores la presuposición filosófica del “Post-modernismo” una filosofía más allá del “modernismo” o de la “razón”. El Postmodernismo está construido sobre la premisa de experiencias existenciales hasta el punto de negar la razón y lo absoluto de la verdad. Esta filosofía emerge dentro de la Iglesia institucional a través de todo el mundo bajo el título de Iglesia Emergente o Iglesia Emergiente. El Postmodernismo ha hecho inclusive su ruta hacia el mundo político de nuestro país bajo la etiqueta de “Post América”, la cual ha sido forzada sobre nosotros por la “Obaminación” (en referencia al Presidente Obama) en Washington. Sin embargo, siempre ha existido la verdadera fe cristiana que se ha mantenido de pie fuera de tales movimientos y cambios de nuestros tiempos; esta fe siempre ha basado su creencia sobre el valor absoluto de la Palabra de Dios: la Biblia.

Para que el Fundamentalismo se convierta inevitablemente en una parte trágica del Neo-Cristianismo de nuestros tiempos, este deberá entrar a un postmodernismo de sí mismo, el cual es llamado Post Fundamentalismo. Es nuestra oración para que estos artículos sean un llamado espiritual que originen un despertamiento bíblico entre el remanente dentro del Fundamentalismo. El verdadero Fundamentalismo básicamente está muerto en lo que respecta a su voz pública; para todo aspecto práctico, el Fundamentalismo se ha convertido en Neo-Evangelicalismo, manteniendo muy poco o nada que los distinga entre los dos movimientos. Con el propósito de entender los cambios que se han llevado a cabo para poder llevarnos al Post Fundamentalismo, es imperativo que estudiemos el escenario completo que se encuentra en la Iglesia Institucional de los Últimos-tiempos. Esta será la carga espiritual para los siguientes dos artículos.

¿En Qué Periodo de la Historia de la Iglesia Nos Encontramos?

Los Libros de Daniel y Apocalipsis son apocalípticos. Apocalipsis significa “quitar el velo”, “descubrir”, por lo tanto, esto nos habla de “revelar” algo que de antemano ha sido velado, cubierto, o escondido. Los libros apocalípticos están usualmente escritos en tiempos de grandes problemas y aflicción para el pueblo de Dios. El Libro de Apocalipsis nos da evidencia que la persecución y los problemas ya estaban amenazando a la Iglesia primitiva. Serios problemas, tanto internos como externos, ya estaban presentes.

El capítulo nueve de Daniel nos habla acerca de “setenta semanas” de años (490 años) que habrían de seguir a los setenta años del Cautiverio Babilónico. Estas semanas de años designadas no solo hablan de los problemas que habrán de venir a los judíos y a Jerusalén, sino que también habrán de revelar el tiempo señalado por Dios del gobierno de los gentiles. Las primeras sesenta y nueve semanas de años (483 años) concluyen con el rechazo de la nación Judía y muerte de Jesucristo el Mesías. Pero aun está por venir la setentava semana de años.

En este contexto para los Judíos, Daniel no nos informa qué se lleva a cabo entre la semana sesenta y nueve y la semana setenta, aunque nosotros sabemos que existe una semana final en contra de los Judíos y de Jerusalén. Han pasado casi 2,000 años desde el cumplimiento de la semana sesenta y nueve, pero aun así, la semana setenta todavía no llega. ¿Podría ser que las iglesias que son mencionadas en Apocalipsis 2 y 3 también representan periodos de tiempo, y que esos periodos se encuentran en las profecías de la Biblia entre la semana sesenta y nueve y la semana setenta? Más vale que no nos atrevamos a minimizar la literalidad de las siete iglesias escogidas por el Señor en Asia Menor; es obvio que muchas iglesias fueron localizadas en los más de 500 distritos de Asia Menor. No obstante, Dios escogió divinamente siete iglesias únicamente; el Señor no envió mensajes a otras iglesias que posiblemente pudieran haber sido más importantes.

En Apocalipsis 2 y 3, el orden Geográfico de presentación de las iglesias es como sigue: comenzando con Éfeso, después dirigiéndose hacia el norte se encuentra Esmirna, más al norte se encuentra Pérgamo, después Tiatira hacia el este, al sur se encuentra Sardis, después Filadelfia hacia el este, y finalmente Laodicea hacia el sureste. ¿Acaso esas siete iglesias representan la totalidad de las características que marcaban a todas las iglesias en existencia durante esos tiempos? Cada iglesia necesitaba un mensaje en particular, y el estado espiritual de cada una de ellas correspondía precisamente a la exhortación que le era dada. La selección de esas iglesias fue gobernada también por el hecho de que cada una era de alguna manera normativa, habilitada para ilustrar condiciones que eran comunes a las iglesias locales de esos días, lo mismo que según las condiciones que habrían de desarrollarse a través de toda la historia de la Iglesia.

Las siete iglesias nos enseñan el declive de la Iglesia en la Tierra. La Iglesia profesante, en lugar de incrementar sus poderes espirituales que convierten al mundo, ha declinado a la tibieza, a la falta de fe, y a un Cristianismo sin Cristo. Tal como podemos ver el declive de Israel en el Antiguo Testamento. Del mismo modo podemos ver la decadencia en la Iglesia visible dentro de las epístolas del Nuevo Testamento.

En Romanos 11:15-27, el apóstol Pablo nos da una parábola de dos olivos. Nos muestra cómo las “ramas naturales” del “buen olivo” (Israel) fueron desgajadas debido a su “incredulidad”, para que el “olivo silvestre” de la Iglesia Gentil pudiese ser injertado, el cual en su turno, debido a su incredulidad, pudiera ser desplazado para que las “ramas naturales” pudieran ser “injertadas de nuevo”. Esto nos indica claramente que la Iglesia no tomará el lugar de Israel de manera permanente; solamente llenará el espacio entre la “exclusión” de Israel y la “restauración del divino favor”. Estamos en el periodo de la Iglesia Gentil. ¿Podríamos en el presente estar en el tiempo de transición de la Iglesia Gentil hacia su incredulidad, y del preludio del regreso de Israel a su creer por fe?

El Periodo de las Siete Iglesias

“Si” los capítulos 2 y 3 de Apo-calipsis fuesen vistos desde una perspectiva profético-histórica de siete periodos de la Iglesia, esto significaría que el periodo de Laodicea cerraría las “Eras de la Iglesia” por haber “entrado la plenitud de los gentiles” (Romanos 11:25b). Esta frase de Romanos 11 es diferente a Lucas 21:24 donde leemos: “hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan”. La primera frase se refiere al periodo de la Iglesia Gentil mientras que la segunda frase se refiere al gobierno político Gentil que gobierna el mundo. La primer “plenitud de los gentiles” se consumará en el rapto de los santos en la última Era de la Iglesia, después de lo cual Dios empezará a atraer a los Judíos a una relación espiritual con Él. Cuando los postreros “tiempos de los gentiles se cumplan” serán consumados con el reino del Anticristo, y su derrocamiento final en la Segunda Venida de Cristo. Lo primero concluye con la venida secreta de la Segunda Venida, y el segundo evento concluye con la venida visible de la Segunda venida. Lo primero concluye la Era de la Iglesia Gentil; lo segundo concluye la era del Gobierno Gentil.

Los “tiempos de los Gentiles” comenzaron claramente con Nabucodonosor, mientras que la “plenitud de los gentiles” comenzó (como parece ser) en Hechos 13 cuando Pablo y Bernabé fueron enviados a los Gentiles. En ese llamamiento, Dios no especificó hacia donde los estaba enviando; simplemente dijo: “Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado” (Hechos 13:2). El resto del Libro de los Hechos registra predominantemente iglesias Gentiles que estaban siendo establecidas, no iglesias Judías. Durante estos capítulos los Gentiles dieron un paso al frente espiritualmente.

Han pasado 2,000 años y es evidente por la manera en como se ha desarrollado la historia de la Iglesia que la Iglesia Gentil ha llegado al mismo final al cual llegó la nación de Israel. La nación Judía rechazó la Primera Venida de Cristo; nosotros como Iglesia estamos también rechazando a Cristo, y particularmente Su Segunda Venida. Debemos darnos cuenta que mucho se dijo acerca de los Judíos con respecto de la Primera Venida del Mesías. Oh, los detalles que ellos conocían acerca de Su venida, aun sabían del pequeño pueblo en el cual Él habría de nacer (Mateo 2:4-6); sin embargo, solo unos pocos supieron cuando vino. Hoy en día, mucho se ha dicho y escrito acerca de la Segunda Venida, pero solamente pocos verdaderamente Lo conocerán. ¿Estamos llegando al final de “la plenitud de los gentiles”, tiempo en el cual Dios nos abandonará en nuestra apostasía tal como lo hizo con Israel? Tal y como existen siete imperios mencionados en el Libro de Daniel y Juan (comenzando con Egipto y culminando con el pero, el del Anticristo), ¿existirán también siete periodos del reino de los cielos sobre la Tierra que terminan con lo peor?

Cada una de las siete iglesias parece tener características distintivas. 1. Efeso, que significa, “relajarse”, parece cubrir el Cristianismo desde el año 70 (la destrucción de la ciudad Judía y del templo) hasta el año 179 d.C. (el fin de los Padres Apostólicos). Era un tiempo en el que la Iglesia estaba alejada de Dios. Las epístolas finales que fueron escritas en el Nuevo Testamento advirtieron de tal inminente realidad de la iglesia en aquellos días.

2. Esmirna (significa “mirra” o aquello que se identifica con la muerte) fue una iglesia perseguida. Dios tomó Su iglesia terrenal a través de grandes crisis de persecución, especialmente alrededor del año 170 hasta el año 313 d.C. (cuando el Edicto de Milán fue aprobado para legalizar el Cristianismo).

3. Pérgamo (significa “un matrimonio”) fue una iglesia muy licenciosa que resultó de la unión del gobierno mundial y de las congregaciones de la iglesia (un matrimonio entre ellos dos). Esto parece haberse llevado a cabo desde el año 313 hasta el 606 d.C. (la cima de Gregorio I, quien influenció abundantemente cada aspecto de la Iglesia, desde la teología hasta la predicación para la vida).

4. Tiatira (significa “opresión femenina”) trajo el surgimiento de la Iglesia Católica Romana y el inicio de los poderes del sistema papal, cubriendo el periodo desde el año 606 hasta 1517 d.C. (el inicio de la Reforma).

5. Sardis (significa “quien escapa” o “quien sale de”), a quien se le dirige al inicio de Apocalipsis 3. Tenía nombre de que vivía pero estaba muerta; es triste decirlo, pero la Reforma terminó en Racionalismo (en el año 1600 d.C.) y en el Periodo de la Ilustración. En la última parte de esta Era de la Iglesia, la cual cubrió desde 1517 hasta 1750 d.C:, los poderes de la razón hicieron innumerables caminos hacia el interior de la Iglesia institucional.

6. Filadelfia (significa “amor fraternal”) trajo una gran agitación al Cristianismo que estaba muerto. Fue la época de poderosos avivamientos y despertamientos en ambos lados del oceano Atlántico, desde 1750 hasta 1900 d.C. Esta Era de la Iglesia también trajo una carga espiritual fresca por las misiones, algo que casi había desaparecido en la Iglesia. No había existido un movimiento de Dios como este periodo dentro de la Iglesia. Fue un tiempo de avivamiento de la vida y de fraternidad entre cristianos. Debido a que ellos habían guardado Su Palabra y no habían negado Su Nombre, se les había dado la promesa de ser guardados de la Tribulación que habría de venir (Apoc. 3:8-10). Si, verdaderamente fue un gran movimiento espiritual de parte de Dios antes del colapso final de la Iglesia. Aun más, también fue un tiempo del despertamiento y del clamor “¡Aquí viene el Esposo!” Así que, fue durante este periodo que vemos la doctrina de la Segunda Venida de Cristo siendo reavivada dentro de la Iglesia; aparecieron aun percepciones más profundas en los libros de Daniel y de Apocalipsis, cuando el entendimiento de esos libros hasta esos tiempos había sido limitado.

7. Finalmente llegamos a la última iglesia que es mencionada por el Señor Jesucristo: la Iglesia de Laodicea (desde 1900 d.C. hasta el presente).

En contraste con la Era de la Iglesia, es interesante leer de los hombres de Dios durante el tiempo de la historia de la Iglesia de Filadelfia. Marcó las vidas espiritualmente de esos hombres, sin importar cuál era su sistema teológico. La “Perfección” fue un término que fue prominente a través de toda Europa al tiempo que los hombres anhelaban la perfección en todo aspecto de la vida: arquitectura, arte, drama; aun el periodo Clásico de la música trajo un anhelo por la “perfección” tanto en la ley como en sonido. Esta búsqueda humana originó la pregunta en el periodo de la Iglesia de la Filadelfia, “¿Es posible llegar a ser un cristiano perfecto?”. La palabra perfección (en griego es la palabra teleios) simplemente nos habla de la madurez cristiana, o cuando la persona llega a la madurez en su andar de la vida con Dios, de tal manera que pueda decirse con facilidad “amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas”. Si, el Gran Mandamiento se convirtió en la esperanza de la vida cristiana, de la perfección cristiana, del llegar a la “madurez”, y de esta manera, la necesidad de estar preparado para la venida de Cristo en un rapto secreto de la iglesia “verdadera”.

Joseph A. Seiss (1823-1904) vivió durante el tiempo de esta explosión de discernimiento con respecto a la Segunda Venida de Cristo. Escribió su clásico comentario del Libro de Apocalipsis llamado El Apocalipsis en los años 1870s. Después de visualizar las seis iglesias desde una perspectiva histórica similar escribió lo siguiente con respecto a la Iglesia de Laodicea:

Todavía queda una etapa más. ¿Debería yo decir que es una etapa futura, o que ya hemos entrado en ella? [refiriéndose a la Era de la Iglesia de Laodicea]. Existen quienes todavía aman a Cristo, mayormente aquellos que sufren, bajo las reprensiones y castigos de su Señor en completa gracia. Pero el Cuerpo del Cristianismo es por cierto apóstata, con Cristo fuera de él, y llamando para que lo dejen entrar dentro de lo que profesa ser Su propia iglesia. Pablo profetizó de la Iglesia que en los postreros días, los hombres serían “amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella” (2 Tim. 3:1-5). Esta es una escena aterradora, casi tan obscura como aquella en la que describió el mundo gentil en Romanos 1, antes que el mundo gentil fuese cambiado debido al Cristianismo. Pero corresponde precisamente a la descripción que el Salvador nos da acerca de las características de la Iglesia en los postreros días.

Aunque Seiss no estaba seguro de ya haber entrado en el último periodo de la Iglesia (Laodicea) o si todavía habría de venir, miró lo que ello significaba y los inicios de sus poderes ya estaban invadiendo la Iglesia institucional de sus tiempos.

Oh querido lector, ¿es esta la última Era de la historia de la Iglesia? ¿Cuándo dio inicio? Muchos dicen que ésta comenzó en el inició del así llamado “Siglo del Cristianismo”, el siglo XX. La Era de la Iglesia Filadelfia dio su clamor inicial de la Segunda Venida de Cristo, pero la peor apostasía de la Iglesia desde su nacimiento se ha levantado en la Era de la Iglesia de Laodicea. Si esta Era comenzó en 1900, entonces ya nos encontramos muy adentrados dentro de la madurez de sus poderes e influencias.

La palabra Laodicea, en griego significa “juicio popular” o “la voluntad del pueblo”. Este espíritu es el extremo opuesto de los Nicolaítas que existían en las Eras primera y tercera de la Iglesia, culminando en la cuarta Era. En lugar de una iglesia de clérigos dominantes, esta es la Iglesia de las multitudes dominantes, de lo laico, en la cual nada puede ser predicado con la seguridad de que las congregaciones se habrán de agradar al escuchar tal mensaje. Es la Iglesia en la cual las enseñanzas del púlpito están diseñadas según los gustos de las congregaciones, y en la cual los sentimientos de las personas están por encima de la autoridad de la Palabra de Dios. Es la Iglesia en la cual las personas están en control (llamado gobierno congregacional), cuando ellos se vuelven más poderosos que la misma autoridad de un pastor honorable y del mismo púlpito. Cristo Describió a la Iglesia de Laodicea como “tibia”. ¡Nada estaba decidido, parcialmente caliente y parcialmente fría, dividida entre Cristo y el mundo, nunca dispuesta a dejar de profesar y reclamar que es cristiana y que irá al cielo, al mismo tiempo que permanece apegada al mundo! El hecho que su conciencia fuertemente los acuse para no desechar el nombre de Cristo, y del mismo modo tener mucho amor por el mundo que les impida tomar una postura firme y honesta completamente fundamentada en la Palabra de Cristo, esto ocasiona que la iglesia sea jactanciosa, vana, y que satisfaga a sí misma. Al haber llegado a probar los gustos del mundo, y habiendo obtenido las alabanzas y patrocinios del mundo, la Iglesia Laodicea piensa que ella es “rica, que se ha enriquecido, y que de ninguna cosa tiene necesidad”.

La Era de Laodicea presume de tener iglesias espléndidas y de gran costo, con congregaciones de gran influencia e inteligencia. Sus predicadores son poseedores de todos los tipos de grados de estudios, con magnánima personalidad y de persuasión internacional. Sus –así llamados- servicios de adoración son admirables a los ojos del mundo, con los mejores músicos, y por supuesto, el “ritmo” de la música. La Iglesia se ha convertido en una institución excelentemente conducida y dotada por hombres. Tiene misioneros alrededor de todo el mundo, tanto de corto como de largo plazo. Ha abarcado todo el globo terráqueo con el evangelio, con estaciones de radio y televisión, y con sus edificios de muchos millones de dólares. ¡Aun millones y millones de dólares están siendo dados para causas caritativas! ¡Qué exhibición de todos los atributos de grandeza y poder! ¿Qué más podría decirse al respecto? ¡La Iglesia ha llegado al clamor en el Cristianismo: “Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad!”

Es evidente según las palabras de la Cabeza de la Iglesia, que así como las naciones “pesadas son en balanza y son halladas faltas”, ¡la Iglesia institucional también será hallada falta! Lo que la apariencia “externa” de la Iglesia declara no es lo que el corazón corrupto de la Iglesia declara; ella no sabe que su condición espiritual es “desventurada, miserable, pobre, ciega, y desnuda”. ¡Los hombres de la Iglesia hablan de ella como si estuviera destinada por Dios a un triunfo glorioso, como si fuera comisionada de Dios para convertir al mundo! Sin embargo, ¡el “AMÉN” ha sido pronunciado! El Testigo Fiel y Verdadero ha declarado, “Te vomitaré de mi boca”. La gramática griega es muy fuerte en esta frase: “¡Estoy cerca de vomitarte de mi boca! ¡Estoy al borde, en el punto de vomitarte de mi boca! (¿Cuándo se llevará a cabo este vomito? ¿Y cómo? Todavía nos resta por conocer eso).

Lo que se encuentra en las siete declaraciones de esos dos capítulos de Apocalipsis ¡es la propia historia de Cristo acerca de Su Iglesia! Estas declaraciones son el criticismo mismo del Señor Jesucristo sobre las características y hechos durante alrededor de 2000 años. Estas son siete epístolas de Jesucristo. Ellas declaran que la historia de la Iglesia sobre la Tierra es todavía una historia más triste que la caída de Israel. ¿Es acaso la tendencia del Cristianismo el caminar en direc-ción de la mejora y la perfección? No, como todo lo demás con lo cual el hombre caído tiene que ver, tiene tendencia terrenal, tendencia mortal, tendencia hacia el infierno. Debemos entender que la promesa de Mateo 16:18, “y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”, ¡se refiere únicamente a la Iglesia verdadera, no a la Iglesia institucional! Cristo está construyendo la Iglesia verdadera; el hombre está construyendo la Iglesia institucional. Las puertas del “infierno” o del “hades” o la muerte han prevalecido en contra de la Iglesia Católica Romana, en contra de la Iglesia Episcopal, en contra de la Iglesia Metodista Unida, y en contra de muchas otras. ¡Están muertas! Y Cristo está fuera de la Iglesia institucional alrededor del mundo. ¿Cuándo será visto el Fundamentalismo como parte de la Iglesia Laodicea? ¿Cuándo se llevará a cabo esa “unión” final?

Conclusión

¿Acaso el verdadero rebaño de Dios podrá ser, en este segmento de la historia, en esta presente era, algo diferente a una minoría débil, abatida, y odiada? Hemos llegado al tiempo en el cual el remanente esta siendo odiado y menospreciado, además de reprimido por el resto del Cristianismo. Al tiempo que la Iglesia crece más y más en renombre alrededor del mundo, parece ser que se encuentra en dolores de parto para poder deshacerse de aquellos que predican en contra de la Iglesia por su alejamiento de Dios y por sus apostasías. Menosprecia el ser llamada a cuestionamiento acerca de su música contemporánea, teniendo que dar cuenta de los cambios obvios que se están llevando a cabo, y de su alejamiento del legado espiritual de sus antepasados.

Al tiempo que miramos los logros horizontales y que la gloria terrenal de la Iglesia está creciendo, que Dios nos ayude a mirar que ella ha rehusado mirarse tal y como la mira Cristo. ¿Vivimos en los tiempos finales de la Iglesia? ¿Vivimos en tiempos de avivamientos o de apostasía? Cada cristiano debe contestar estas preguntas a la luz de los tiempos en los cuales vivimos.