Volumen 38 | Número 4 | Julio–Octubre 2010

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Post Fundamentalismo: La Avanzada Final del Fundamentalismo—1ra. Parte


By Dr. H. T. Spence

Aunque nuestra pluma se haya retrasado por algunos meses, por lo cual me disculpo, ahora damos un paso al frente con la carga espiritual continua del Postmodernismo. Los poderes influenciables del Postmodernismo han permeado tanto nuestro sistema político a través del sistema Post-América de Obama, al igual que nuestro sistema religioso a través del movimiento de la Iglesia Emergiente.

Sin embargo, aun más impactante es la invasión del Postmodernismo dentro del movimiento Fundamentalista; la evidencia más obvia de entre varias de ellas de que esto es verdad, lo observamos en la partida del Fundamentalismo del Fundamentalismo “histórico” para abrazar el Post-Fundamentalismo. Este hecho es obvio a través de los innegables cambios con los cuales los colegios y universidades se han rendido delante del Neo-Evangelicalismo. Una vez que han enseñado la falsa perspectiva contemporánea de la seguridad eterna de la salvación entre la mayoría de los Fundamentalistas, no les interesa la manera como ellos cambien: concluyen que sin importar lo que hagan, y sin importar los cambios que vengan a sus vidas, aun así ellos irán al cielo el día que mueran. Su perspectiva acerca de la seguridad eterna va al punto de permitirles abrazar la herejía y aun así tener la seguridad de ir al cielo. La conclusión natural entonces es que podemos vivir como queramos, y hacer lo que deseemos, aun cuando el producto de ello sea una raza impura de cristianos “profesantes”.

Es momento de llevar a cabo un estudio honesto acerca de aquello que está desangrando la vida del único movimiento que Dios ha utilizado en los últimos tiempos de la historia de la humanidad en contra de la batalla final de la apostasía y que ha infiltrado el mundo Evangélico.

Hemos combinado este artículo de Inmediatamente en cuatro partes acerca de esta carga espiritual tan necesaria. Después de comentar las advertencias del Apóstol Pablo a Timoteo en los primeros años de la Iglesia, vamos a comentar los cambios históricos y recientes en el Protestantismo y especialmente en el Fundamentalismo que están destruyendo la memoria del Fundamentalismo histórico con el propósito de establecer un Post-Fundamentalismo. Que Dios nos ayude para ver lo que está sucediendo.

El Gran Depósito de “la Fe” en el Nuevo Testamento

El tiempo singular del nacimiento de la Iglesia no puede ser sobre-estimado. Notamos este precioso nacimiento en Hechos 2 en el Día de Pentecostés. Del mismo modo, también tiene que ser entendido que el nacimiento de la Iglesia dio inicio a los Postreros Días. Al responder la pregunta: “¿Qué quiere decir esto?” (Hechos 2:12), el Apóstol Pedro declaró: “Mas esto es lo dicho por el profeta Joel” (Hechos 2:16). Entonces él citó Joel 2:28: “Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne”. ¡Aprendemos de Pedro que la Iglesia es una verdad de los Postreros Días! Dios nos dio el Nuevo Testamento al principio de los Postreros Días con el propósito de mantener la Iglesia en su curso a través de toda su historia, declarando la verdad de Jesucristo para la Iglesia.

Es claramente evidente al leer las epístolas, que la Iglesia estaba decayendo en la segunda mitad del primer siglo. Se estaba haciendo evidente una línea de demarcación entre la verdadera Iglesia y la Iglesia visible. La cizaña había sido sembrada por el Diablo casi inmediatamente después de que el trigo había sido sembrado por el Señor mismo y por los Apóstoles. Ambos, el pecado y la herejía se unieron para producir tinieblas y desesperanza durante el primer siglo, y esto afectó grandemente al Cristianismo. El Apóstol Pablo se dio cuenta de los poderes del perverso llegando sobre la Iglesia visible esforzándose por robar su pureza e integridad.

La dos epístolas a Timoteo son un “encargo” de Pablo a este joven que pastoreaba la Iglesia de Éfeso. Se nos habla acerca de este encargo al menos en diez ocasiones en las dos epístolas. El “encargo” es que Timoteo debía “proteger” algo que Pablo le encomendaba. Pablo lo llama el “buen depósito” que Timoteo debía guardar en los días venideros. Pablo declara específicamente la naturaleza de dicho “depósito” en 1 Timoteo 1:11 – “según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado”.

¿Qué es este depósito? Este depósito es la Fe Cristiana, la verdad tal como es en Cristo Jesús. El tiempo de la partida de Pablo estaba cercano. Al mirar él hacia atrás, Pablo podía decir: “He peleado la buena batalla; he acabado la carrera; he guardado la Fe, o dicho de otra manera: “He conservado intacta la Fe”. Si, Pablo había sido verdadero a aquello que le había sido encomendado en el camino a Damasco, en Hechos 9, y a aquello que se le había entregado en el desierto de Arabia donde Jesucristo mismo le reveló el Evangelio (Gálatas 1:11–17). Este Apóstol, al llegar al final de su vida, debió ahora dar por escrito este “encargo” a su más amado hijo en la Fe. Con un nuevo sentido de responsabilidad, Timoteo debía ahora guardar este invaluable y vital depósito de la verdad Cristiana: Timoteo debía preservarla, protegerla, y proclamarla.

El Depósito del Tabernáculo

Existen 52 capítulos en la Biblia que están dedicados al Tabernáculo. El Tabernáculo se convierte en el tipo y sombra más detallado acerca de Cristo en toda la Biblia. Al tomar de esta enorme tipología, consideremos Números 4:5 –

Cuando haya de mudarse el campamento, vendrán Aarón y sus hijos y desarmarán el velo de la tienda, y cubrirán con él el arca del testimonio.

Luego, en el versículo 15:

Y cuando acaben Aarón y sus hijos de cubrir el santuario y todos los utensilios del santuario, cuando haya de mudarse el campamento, vendrán después de ello los hijos de Coat para llevarlos; pero no tocarán cosa santa, no sea que mueran. Estas serán las cargas de los hijos de Coat en el tabernáculo de reunión.

Este capítulo nos dice que la preparación del Tabernáculo para la jornada fue dada a las tres divisiones de los Levitas. Los Gersonitas fueron asignados para encargarse de todas las telas del Tabernáculo; el lino fino y las cortinas fueron colocados sobre 2 carros de carga. Los Meraritas fueron encargados de toda la estructura abultada como las tablas del tabernáculo, sus barras, sus columnas y sus basas, las columnas del atrio alrededor y sus basas, sus estacas y sus cuerdas, con todos sus instrumentos y todo su servicio; ellos transportaron todos esos utensilios en cuatro carros de carga. Y los Coatitas estuvieron a cargo de transportar los muebles del Tabernáculo. Estos tres grupos viajarían con el resto del campamento hasta llegar al lugar señalado de descanso por la Columna de Nube. Ahí, entonces ellos habrían de re-erigir el Tabernáculo pieza por pieza. Dios tuvo como intención que este Tabernáculo fuese portátil; era para llevarlo consigo en sus jornadas.

Este Tabernáculo es el Cristo de las Escrituras y la plenitud del Evangelio. Lo repito, el Tabernáculo es el tipo y sombra más completo en la Biblia acerca de la Persona del Señor Jesucristo. Esta tipología es nuestro amado Cristo para nuestro peregrinaje, no de manera permanente, como demostró serlo el Templo. El Evangelio fue dado a la Iglesia para que fuese preservado de generación en generación. El Tabernáculo era transportado pieza por pieza, cubierto, y envuelto cuidadosamente, después era transportado, y en el siguiente lugar, era cuidadosamente desenvuelto y re-erigido exactamente como cuando había sido desmantelado. Cada generación en la historia de la Iglesia debe re-establecer el Evangelio en sus días; este Evangelio debe ser predicado una y otra vez; aun a través de libros e himnos, pieza por pieza, el Evangelio debe ser desenvuelto y re-erigido para cada generación. El pueblo de Dios necesita vivir una vida para Cristo. No se debía perder nada durante sus travesías; nada debía ser agregado. Debía ser erigido exactamente igual, para que permaneciese siempre igual.

Judas escribió su epístola por esta misma razón. Es evidente que el primer deseo de Judas era escribir una epístola evangelística: “Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación” (Judas 3a). Pero el Espíritu de Dios lo condujo a escribir una epístola diferente:

Me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos (Judas 3b)

¡“Me ha sido necesario” es una frase importante que debiera ser cuidadosamente tomada en cuenta en nuestros tiempos contemporáneos! Judas fue forzado, fue empujado a escribir esta epístola. En medio de amenazas o fuerzas conflictivas que estaban levantándose durante este tiempo de historia de la Iglesia, ciertamente podemos reconocer que fue el Espíritu Santo quien condujo a Judas a escribir lo que escribió.

“Me ha sido necesario escribiros”. ¿Escribir qué? “Que contendáis ardientemente por la fe”. La frase contender ardientemente nos habla de una vigorosa, intensa lucha determinada para derrotar a la oposición. ¡La Fe es la encarnación de la Verdad, la Palabra de Dios, la Biblia! ¡Ha sido “una vez dada! Después de 2,000 años, es importante para nosotros entender esta Fe que nos ha sido dada. ¡Será dada solamente “una vez”! No habrá otra ocasión; no existirá otra fe que sea dada.

Como el Tabernáculo, el Evangelio fue dado una vez; debía ser manejado cuidadosamente, envuelto cuidadosamente por cada generación, y entregado a la siguiente generación para que fuese desenvuelto y re-erigido exactamente como el patrón dictado por Dios. Dios no va a dar otro mensaje diferente en los Postreros Días; ya no existen nuevas revelaciones, no hay voces audibles de las así llamadas nuevas verdades que vendrán a nosotros. Dios nos ha dado “una” Fe, en una sola ocasión, ¡y eso será todo!

¿A quiénes les fue dada esta Fe? Les fue dada a “los santos”. El Evangelio no fue dado a los Liberales o a los Modernistas; no ha sido dado a los Neo-Ortodoxos ni a los Neo-Evangélicos; tampoco ha sido dado a los Carismáticos ni a los Ecumenistas. ¡Ha sido dado a los santos! No ha sido dado en ese primer siglo a los heréticos, ni a los Gnósticos, ni a los Judaizantes, ni a ninguno que corrompiese el Evangelio. ¡Únicamente ha sido dado a los santos!

El Apóstol Pablo miró en sus tiempos un nuevo evangelio siendo predicado (Gálatas 1:6-9; 2 Corintios 11:4). También fue testigo de un nuevo Jesús y de un nuevo Espíritu (2 Corintios 11:4). Dando un paso al frente en la Iglesia visible. ¡Esto se ha convertido aun en algo más real en nuestros días! Los líderes de la Iglesia y los maestros han tomado el antiguo Tabernáculo y le han dado una nueva forma, eliminando al Anciano de Días de él y modificándolo con nuevos muebles, nuevos velos, nuevas estacas, nuevas basas, etc. ¡Es muy raro hoy en día poder ver, en lo que el público conoce como Cristianismo, alguna semblanza del verdadero y bíblico Jesucristo!

Siempre debemos recordar lo siguiente: el Evangelio ha sido dado a los “santos”, ¡no al mundo! Quizá podamos predicarlo al mundo para que ellos puedan ser salvos por el Evangelio, ¡pero no ha sido dado al mundo! En contraste, la Iglesia hoy en día está dando un evangelio al mundo que ha sido cambiado y modificado; todo lo que pueda ser ofensivo, ha sido eliminado, así que estamos en un punto de debilitamiento unilateral para destruir la mismísima Fe. En los días finales antes de su muerte, ¡el Apóstol Pablo miró que esto ya estaba llegando!

El Encargo de Pablo a Timoteo

En las dos epístolas a Timoteo, ¡el Apóstol da una secuencia de este depósito para los santos! En 1 Timoteo 1:11, leemos que el encargo primeramente fue dado a Pablo: “Según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado”. En 1 Timoteo 1:18, el encargo fue ahora dado a Timoteo: “Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo”. Timoteo debía guardar el depósito: “Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado” (1 Timoteo 6:20). También leemos esto en 2 Timoteo 1:13, 14, “Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros”.

Timoteo es entonces encarecido por el Apóstol Pablo en 2 Timoteo 2:2 para encargar este depósito, este sagrado depósito a “hombres fieles” que sean idóneos para enseñar también a otros. Pablo, con una escritura constante a través de las dos epístolas da a Timoteo el encargo, el depósito, la fe, y la doctrina. “para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina” (1 Timoteo 1:3b). En 1 Timoteo 4:1, 2, Pablo advierte, “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia,”

Existen cinco tristes instancias perturbadoras en esta primera epístola donde él menciona la apostasía: (1) “De las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería” (1:6). (2) “Manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos” (1:19). (3) “Porque ya algunas se han apartado en pos de Satanás” (5:15). (4) “Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” (6:10). (5) “La cual profesando algunos, se desviaron de la fe” (6:21).

En la segunda epístola, aquellos que eran algunos se convirtieron en todos. En 2 Timoteo 1:15 leemos: “Ya sabes esto, que me abandonaron todos los que están en Asia, de los cuales son Figelo y Hermógenes”. Al final de la epístola, también leemos: “En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta” (4:16). A esto se debe que estas dos epístolas fuesen escritas urgentemente a Timoteo. Ellas golpean un punto crítico en esa primera generación de la Iglesia que estaba entrando a la segunda generación. La primera epístola revela un abandono de la Fe; la segunda epístola marca un colapso que se estaba llevando a cabo en la Iglesia visible.

¡¿Es esta la manera como terminará el Cristianismo?¡ ¿Acaso la Iglesia visible en los Postreros Días consistirá en el abandono de la fe de: los hombres, los movimientos, las iglesias, de las escuelas, y de los ministerios? ¡El Postmodernismo está reclamando como suyo lo que se conoce públicamente como Cristianismo!

La pregunta que debiéramos hacernos es: “¿Qué originó todo esto? La respuesta es sencilla: ¡hombres controlados por el Diablo! El Apóstol nos advierte en 2 Timoteo 3:1, “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos”. ¿Cómo habrán de venir? “Porque habrá hombres . . .” Estas son las palabras que describen la iglesia visible e institucional en lo último de los tiempos de la era de la Iglesia.

Sin embargo, el Evangelio puro debe continuar, pero, ¿cómo? Si Timoteo enseña a otros hombres, ellos también deben ser idóneos para enseñar y de esa manera el Evangelio se propagará. En 2 Timoteo 2:2, Pablo nos da de manera intencionada una norma a seguir, no para restringir el Evangelio sino para salvaguardarlo y para mantener segura la expansión de la Iglesia de una manera bíblica. El testimonio evangelístico de los hombres laicos es bueno, pero tiene sus peligros. Quizá hombres sinceros no puedan comprender totalmente el significado del Evangelio, y los falsos maestros puedan infiltrarse en sus organizaciones. Debe existir algún estándar de alguna verdad cristiana que pueda confirmar las extravagancias y herejías que puedan llegarnos. El Apóstol no habría de vivir para siempre; Timoteo no habría de vivir tampoco para siempre. El Evangelio dado por Dios a Pablo, y ahora entregado y confiado a Timoteo, debía ser “encargado a hombres fieles”.

2 Timoteo 2:2 se convierte en el antídoto para la casi inevitable secuencia del abandono de la fe que ha sido vista de tiempo en tiempo una vez más en la historia de la Iglesia. Un verdadero ministerio, una escuela de Biblia, o una iglesia comienza con un hombre fundamentado en la Biblia, un fundador. Pero la historia tiende a revelar que la segunda generación se inclina a la neutralidad cuando se requiere dar un paso al frente en la defensa de la Verdad, y de estar activamente comprometido en la batalla en contra del error; al final, el líder que le sucede al fundador tiende a no ser tan fuerte como el fundador lo fue. La tercera generación del liderazgo tiende al compromiso, a diluir la Verdad, y la cuarta generación del liderazgo es lo que lleva a una iglesia a la apostasía.

Sin embargo, es posible que esta “casi” inevitable secuencia podría ser alterada y evitada si existiera unanimidad deliberada de corazones y mentes de cuatro generaciones de liderazgo: el Apóstol Pablo hizo el encargo a Timoteo, quien a su vez hizo dio el encargo a “hombres fieles”, “que sean idóneos para enseñar también a otros”. Timoteo debía confiar el Evangelio, esto es, debía depositarlo al cuidado de hombres fieles. A cambio de ello, ellos debían ser responsables de “proteger el evangelio”.

Los “hombres fieles” deben ser fieles en dos contextos: Primero, ellos deben ser hombres de la Fe, creyentes. Tan precioso es el Evangelio que no podría ser encargado a cualquiera ni tampoco a todo mundo, ni a los agnósticos, ni a los ateos, ¡mucho menos a los paganos! Segundo, ¡estos hombres fieles debían ser hombres en los cuales, otros hombres, especialmente Timoteo, pudieran confiar! Ellos deben ser dignos de confianza y responsables. ¡Con frecuencia, aquí es donde viene la falla en la historia de la Iglesia! Los hombres equivocados tomaron el cargo del Evangelio y comenzaron a corromper su mensaje, a destruir su poder, y a diluir su mensaje.

Desde los días del Unitarianismo en los 1700’s, el Liberalismo y Modernismo a mediados de los 1800’s, y ahora los Neo-Ortodoxos, Neo-Evangélicos, y los Carismáticos, ¡hemos llegado al tiempo en el cual una horda de enemigos están públicamente controlando la presentación pública del Evangelio! Los “infieles” ahora gobiernan los seminarios, los púlpitos, el liderazgo de las denominaciones. Ellos son las cabezas de las juntas de consejos de traducciones en las nuevas Traducciones al Inglés; ellos controlan las convenciones. Los “infieles” al Señor controlan el mensaje en el ambiente público. Ellos son los infieles delante de Dios, infieles a la exactitud del mensaje de SU Palabra, y a la Separación que es necesaria para proteger la Palabra de Dios.

El juicio debe comenzar por la Casa de Dios primero (1 Pedro 4:17), aun antes del Periodo de la Tribulación. De acuerdo a Apocalipsis 2 y 3, Cristo está juzgando las Iglesias, y en esta última era de la Iglesia, es evidente que Jesucristo ¡está cansado de ella! Él la ha abandonado, y ahora es la gente quien la gobierna. ¡El infiel que ha corrompido, negado, pervertido, cambiado, y dañado el Evangelio, es quien gobierna la Iglesia!

Conclusión

A la luz de 2 Timoteo 2:2, Dios está haciendo un llamado a aquellos que protegen el depósito—los verdaderos predicadores de cada generación—a hacer un juicio durante sus generaciones. Ese juicio es: ¿Quién es fiel? Debo ser muy cuidadoso en ver a quien encargo y confío el Evangelio para la siguiente generación. Es únicamente los fieles quienes aseguran que “la forma [patrón] de palabras sanas” que han escuchado, son las que ellos darán a otros hombres fieles. Ellos deben ser “idóneos” o competentes. Debo elegir hombres quienes sean competentes en el corazón y en la vida para transportar este Evangelio. Esto es lo que debemos buscar en un maestro—no solamente una escuela para acomodar alumnos. Estamos buscando alumnos que parezcan tener el potencial de transportar este Evangelio, ¡que tengan un oído para el Señor y para la Verdad!

Con todos los cambios que se vienen hacia el Evangelicalismo, y que ahora sangran hacia el Fundamentalismo a través de la música, de la teología, de metodologías, y del evangelismo, debe existir un remanente de hombres jóvenes para la siguiente generación que se entreguen por completo a la Palabra Pura de Dios únicamente. No todo joven profesando cristiano es elegible para encargársele este importante depósito para la siguiente generación. De hecho, la mayoría de los hombres jóvenes que están egresando de las escuelas Fundamentalistas están contribuyendo al error y a la mutación del Neo-Cristianismo. Ellos están siendo “mal-entrenados”, convirtiéndose así en un problema más que en una contribución. Las escuelas han perdido su camino; las consecuencias de ellos es la propagación de un Post Fundamentalismo.

Que el Señor levante algunos hombres jóvenes que disciernan lo que están sucediendo dentro del Fundamentalismo y se separen a sí mismos de los cambios para vivir una vida consagrada delante de Dios. Esta Era demandará tal calidad de jóvenes; ¡Dios no aceptará algo diferente!