Volumen 38 | Número 4 | Julio–Octubre
2010

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Post Fundamentalismo: La Avanzada Final del Fundamentalismo—4ta. Parte


By Dr. H. T. Spence

Al continuar con nuestro cuarto artículo en esta edición respecto del Post Fundamentalismo, debemos ser conscientes de lo que las Escrituras dicen respecto los Postreros Días. Triste pero cierto, el Fundamentalismo como movimiento, se encuentra en la agonía final al entrar a su propia apostasía final. Cuando el Fundamentalismo comenzó, era un río puro con el llamamiento del cielo para defender sin disculparse a la Fe “una vez dada a los santos”. Sus primeros líderes sabían que los Liberales y los Modernistas estaban intentando eliminar la Fe y esparcir su propia fe a través de sus seminarios para introducirlos en los púlpitos de las denominaciones. Con cuánta frecuencia leemos en las Escrituras, “y aconteció andando el tiempo”. Con frecuencia esta frase marca un cambio para empeorar, no para mejorar.

Un movimiento puede ser comparado a un río. Al pasar del tiempo, los hombres cuyos corazones no están fuertes con el Señor, comienzan a controlar el movimiento y a fragmentar su mensaje. Pensamientos y conceptos secundarios, al igual que los ríos tributarios, se desvían y extienden más allá de la corriente principal. Nos encontramos mucho más allá del liderazgo de la cuarta generación del Fundamentalismo, y muchas cosas han sucedido en estos últimos años. En medio de la ausencia del Fundamentalismo histórico, el nuevo liderazgo ha tomado otra forma, se ha remodelado, y ha redefinido el término por cuestiones pragmáticas.

¿Cómo ha sucedido esto y cuál será el curso del Fundamentalismo si este no regresa a sus raíces y a su carga espiritual original? Esto es lo que debería ser observado de manera honesta en este periodo de su historia.

Una Declinación Básica en el Fundamentalismo

Uno de los poderes más grandes de proporción paralizante que ha entrado dentro del Fundamentalismo hoy en día es la tibieza espiritual. La tibieza espiritual llega a la vida del cristiano debido a que el cristiano no continúa caminando con Dios. Existe un declive en cuanto al escuchar verdaderamente la Palabra de Dios, tanto para su corazón como para su vida. La predicación expositiva nos ha engordado de conocimiento (lo que es más frecuente hoy en día, conocimiento superficial) en medio de una gran hambre de la predicación tanto para el corazón como para el alma del creyente. ¿En dónde está la tenacidad del alma para continuar caminando con Cristo?

De acuerdo a las palabras de Cristo en Su confrontación a la Iglesia de Laodicea (Apocalipsis 3), debemos entender que la tibieza espiritual es un”estado” del corazón. De hecho, existen 3 estados o condiciones del corazón que se encuentran en el mensaje para esa Iglesia: frío, caliente, y tibio. Antes que una persona venga a Cristo, su estado espiritual es de frialdad para con el Señor; cuando se convierte en el nuevo nacimiento, se debe llevar a cabo una transición a un estado espiritual caliente. En una verdadera conversión no existe tibieza espiritual. Uno que verdaderamente nace de nuevo se desplaza de frialdad inmediatamente a un estado caliente; la persona no se desplaza de frialdad a tibieza espiritual, para después llegar a un estado espiritual caliente. Estos son los 3 estados espirituales en Cristo; son estados o condiciones de espiritualidad.

Quizá el aislamiento del nuevo creyente hacia las enseñanzas acerca del evangelismo lo han dejado vacío. Podría decir: “Ya he sido perdonado de mis pecados, ¿y ahora cuál es el siguiente paso?”. Los sistemas teológicos del mundo Protestante y del mundo Evangélico independiente no tienen nada que ofrecer al cristiano después del Nuevo Nacimiento. Por ello, la vida es dejada a la deriva para que vagabundee en el desierto de la carnalidad, y morir sin victorias, sin discernir su necesidad de convertirse en un vencedor. Podría ser cierto que deseé convertirse en un vencedor, pero la Iglesia Laodicea no le ofrece nada que traiga dicha esperanza a sus vidas. La Iglesia Laodicea ha destruido la Biblia, no tan solo con el Liberalismo y el Modernismo, sino también con la proliferación de traducciones; todo esto deja al nuevo convertido en un estado de confusión que lo hace carecer de la fe verdadera. En este vacío él es alimentado con un “pensamiento positivo” que toma el lugar de la fe. El Existencialismo, basado en las experiencias de la vida y no fundamentado sobre la verdad, se convierte en el substituto de la fe. Debido a que no existe substancia espiritual en el Cristianismo moderno, el hombre tiene que recurrir a otras fuentes para encontrar algún concepto de lo “espiritual”.

Neo-Avenidas para la Espiritualidad

El Catolicismo Romano está basado en lo sensual (sentidos), en lo visceral. Muchos están dejando sus iglesias Protestantes y se están volviendo a las iglesias de Roma para llevar a cabo un servicio de adoración que incluya la Eucaristía de Cristo. Cuando el hombre interior está vacío de cualquier verdad espiritual, este tenderá a buscar un incentivo sensual. El Catolicismo Romano es ciertamente conocido por sus muchas ayudas sensuales: sus humos, el incienso, las aguas, los ídolos, la liturgia, y la procesión pomposa.

El Cristianismo contemporáneo se ha mezclado con la música cristiana contemporánea, la cual se fundamenta fuertemente en los sentimientos. El mundo de la música nos trae un sentimiento subjetivo de calidez, pero solo dura tanto como dure la música. Su música provee de “sentimientos” o alguna semblanza de vida debido a que sus vidas están “muertas”. La Psicología se ha convertido también en un substituto en lugar de las rechazadas Escrituras, junto con su doctrina de la auto-estima y la promoción de la búsqueda de la sensibilidad; la iglesia debe proveer para el “buscador cristiano” en aquellas áreas en las cuales él busca para el hombre natural. Por ello, ha emergido un nuevo Jesús, separado de la Biblia. Este Jesús es solo para el momento, para la experiencia, pero no tiene un poder sustentador que capacite para un vivir piadosamente de manera consistente. Hoy en día, el cristiano profesante vive desde lo alto hasta lo más bajo, vacilando a través de todo el día, todo lo cual nos lleva a la tibieza espiritual y se mantiene alimentándola.

El Evangelio Demanda una Vida

Cuando Jesús declaró a Nicodemo en Juan 3:7: “os es necesario nacer de nuevo”, ¿Qué era exactamente lo que le estaba diciendo? ¿Acaso la Biblia nos da una definición concisa de tal reconocimiento? Uno de los mejores entendimientos de lo que es ser un verdadero cristiano se aclara en la primera epístola de Juan. 1 Juan 2:29 nos dice: “Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él”. La palabra nacido se encuentra en tiempo perfecto, un tiempo que combina el tiempo aoristo y del tiempo presente. El tiempo aoristo nos dice que se ha llevado a cabo la experiencia de una crisis en el corazón de la persona, y el tiempo presente nos explica de la continuación de esa crisis que se ha llevado a cabo.

El tiempo perfecto es un tiempo importante para el cristiano: uno es nacido de nuevo en algún tiempo específico de la historia, pero ese nuevo nacimiento debe continuar actualizándose en el corazón de la persona. En 1 Juan 2:29, el creyente nacido de nuevo vive haciendo justicia. 1 Juan 3:9 nos dice: “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”. Este segundo versículo nos dice que el hijo de Dios no —en tiempo presente continuo—se mantiene practicando el pecado. Después, 1 Juan 4:7 nos declara: “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios”. 1 Juan 5:1 dice: “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él”. Este es el Jesús de la Biblia, no el Jesús mitológico del Cristianismo moderno. Después, en 1 Juan 5:4 leemos: “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”. En 1 Juan 5:18 observamos: “Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca”.

Si esos seis principios no marcan la vida de una persona, entonces debemos simplemente declarar que tal persona no es nacida de nuevo. ¿Cómo podrían ser ciertos los versículos expuestos en una vida llena de apatía y de tibieza espiritual?

Desde los días del movimiento en los 1700’s y a principios de los 1800’s, ha existido una conspiración en el área de la literatura de la iglesia, de la música, y de la predicación para suprimir cualquier conocimiento acerca de la vida más profunda con Dios. Isaías 35 nos habla del Camino de Santidad dentro del Camino, o sea Cristo. El llamado a caminar más elevado dentro del Camino, es conocido de varias maneras en la Biblia: el Apóstol Pablo nos habla de un “camino aun más excelente” (1 Cor. 12:31); del “más exactamente el camino de Dios” (Hechos 18:26); y de ser “más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37). En 1 Tesalonicenses, Pablo escribió acerca de “cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más”; de este contexto, Pablo se dirige a hablar acerca de la santificación y de la Segunda venida de Cristo.

Qué drástico contraste entre la Iglesia Filadelfia y la Iglesia Laodicea en Apocalipsis 3. Hemos dejado ya el periodo de avivamiento de los santos que vivían una vida victoriosa en Cristo, y lo que básicamente vive la Iglesia hoy en día es el evangelismo comercializado en lo cual muy raramente se predica respecto de la vida más profunda en Cristo.

Uno de los términos que más mal se utilizó en el siglo pasado fue la creencia de que el Señor había dado la Gran Comisión a la Iglesia. ¡Él no hizo tal cosa! El Señor les dio la Gran Comisión a los Apóstoles antes de Su ascensión, y por lo tanto, antes del nacimiento de la Iglesia en el día de Pentecostés. Ellos cumplieron con la comisión al ir y predicar el Evangelio a todo el mundo que se conocía en esos tiempos. La Iglesia se ha obsesionado con un clamor falso: todo su dinero y sus energías están siendo derramadas, creyendo que esta comisión es la voluntad de Dios para la Iglesia.

Si la Gran Comisión no fue dada a la Iglesia, entonces ¿Cuál es el propósito de su existencia o su comisión? El Apóstol Pablo aclara este llamado en su epístola a los Efesios:

A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor (Efesios 4:12–16).

Esta era de la Iglesia de los Postreros días ha fallado de manera miserable respecto de la declaración de Pablo; ha suprimido cualquier verdad que pueda alimentar un caminar más profundo con Dios. En su lugar, han tenido que crear nuevas enseñanzas o doctrinas para acomodar la creciente epidemia de tibieza espiritual. Los pastores han preparado y administrado el sedante perfecto para llevar al corazón a un sueño más profundo, murmurando suavemente “todo está muy bien en la manera como vives”.

Este autor escribe lo siguiente con temor, ya que él tiene amigos dentro del ministerio que tienen diferentes persuasiones teológicas. Aunque ellos puedan vivir de acuerdo a la Biblia, la carga espiritual de este artículo es con respecto a la respuesta de los laicos, y a la aplicación de dichos sistemas teológicos. Dos enseñanzas prominentes se han convertido en algo enormemente popular (aun en iglesias que en un tiempo parecían no abrazarlas) son la Teología Reformada y la Seguridad Eterna.

Mientras que la Teología Reformada enseña vigorosamente la soberanía de Dios (en la cual nosotros también creemos), existe una carga espiritual muy pequeña con respecto a la responsabilidad del hombre, aun en las áreas del creer. Con el Cordero muerto desde la fundación del mundo, y Dios habiendo predestinado incondicionalmente a la Electa, se enseña entonces que los santos son básicamente salvos aun antes de la Creación; su nuevo nacimiento es meramente un despertar a su predestinación. Su total depravación les niega la capacidad para creer; cualquier acto de arrepentimiento es declarado como una obra humana. No importa cómo vivan, su elección está sellada. Esto se ha convertido en su enfoque final en la creencia contemporánea Reformada. Hace algunos años, R. B. Thieme, llegó hasta el punto de declarar que él creía que si un cristiano se convertía en ateo al final de su vida, aun así se iría al cielo. Nosotros sabemos que Juan Calvino protegió sus enseñanzas acerca de la predestinación al hacer énfasis con la “perseverancia de los santos”. El verdadero santo va a perseverar hasta el final.

Esta verdad en particular acerca de la perseverancia no es presentada con frecuencia hoy en día dentro de la predicación Reformada. Esta verdad definitivamente indica que si Dios está en la vida de la persona, la prueba de ello se manifestará en el vivir de esa vida perseverando hasta el fin. No es la profesión de fe por parte de la Electa lo que hace realidad esta verdad; será el Dios de la Electa quien hará esto posible en su vida. De otra manera, tal profesión de cierta teología sin una vida que la respalde, será una farsa y algo vergonzoso. No nos atrevemos a tomar la soberanía de Dios para minimizar nuestra responsabilidad de vida delante de Dios; de otra manera, no existe poder en la soberanía de Dios; la vida debe convertirse en una prueba de la obra soberana del Señor (Filipenses 2:13).

Cada día conocemos más y más personas profesando su teología y que al mismo tiempo viven una vida completamente no-cristiana, y no les importa; por qué estar preocupados por vivir correctamente si ellos ya han sido elegidos. La Verdadera Elección debe ser efectiva, no solo delante del Padre sino también en la vida que se esté viviendo. Más y más cristianos profesantes utilizan esta persuasión teológica para no ser responsables delante de Dios y tener que vivir una vida en rectitud. Debemos enfatizar que las “enseñanzas de la gracia” incluyen, “enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras” (Tito 2:12-14). Esto es parte de la evidencia que formamos parte de la Electa. ¡La obra de la gracia incluye esta vida llena de su gracia! Damos gracias a Dios por nuestra posición y estado en el cielo a través de nuestro Gran Fiador, pero si yo únicamente creo que la soberanía desarrolla su obra allá en el cielo, sin llevarla a cabo aquí en la tierra en las vidas humanas, entonces yo poseo una doctrina sin poder.

Podemos observar que aquellos que creen en la doctrina Reformada y que han bebido de los escritos del periodo de Avivamiento, con frecuencia han agregado a sus vidas esta “crema y nata” de la teología, y por lo tanto poseen una respuesta más grande de lo que es vivir en la Gracia de Dios. En contraste, aquellos que no han bebido del periodo de Avivamiento tenderán a tener una doctrina sin corazón. Por lo tanto, no se manifestará ninguna señal de una vida en comunión con Dios momento a momento, o de un corazón que arda por el Señor. Su doctrina será intelectual pero no vendrá del corazón.

Esta falta de deseo de crecer espiritualmente de manera más profunda con el Señor, ha dañado grandemente la sanidad espiritual del Fundamentalismo en los últimos años. Cuando lleguemos al cielo, no alabaremos ni clamaremos: “Dignos son los decretos de Dios”; el clamor será “Digno es el Cordero”. Mi salvación fue procurada por una Persona, un Salvador, ¡El Hijo de Dios! Por lo tanto, debo vivir mi vida para Él, no para los decretos. Es Cristo quien me sostiene; ¡Él es mi seguridad! Cualquier doctrina que enseñe lo contrario le quitará la gloria al Señor.

Entre los Bautistas, existe otra conspiración que socava, o aun destruye la necesidad de caminar más profundamente con Dios. Existe un espectro muy amplio de carnalidad y de alejamiento de Dios en dicha denominación. En medio de su presión por el evangelismo, se ha levantado una falsa enseñanza acerca de la doctrina de la seguridad eterna; de hecho, se ha convertido en la doctrina preferida—aun más que los fundamentos de la Fe Cristiana. Debemos reconocer que en todos los Congresos Mundiales de Fundamentalistas (1976, 1980, 1983, 1986, 1990, 1999), la seguridad eterna nunca fue incluida en la lista de los Fundamentos de la Fe Cristiana. Sin embargo, la gente cae en pánico si uno cuestiona esta doctrina en cualquier forma, o cuando uno procura colocar dicha doctrina en su perspectiva correcta. Verdaderamente se ha convertido en una doctrina para la seguridad del pecado, una seguridad basada en la tibieza espiritual. Uno no tiene que preocuparse en cómo vivir, o cómo morir; uno puede convertirse aun en ateo y a pesar de ello ir al cielo cuando muera. Aun el suicidio está cubierto en la instancia de esta póliza de seguro, totalmente negando lo que la Historia de la Iglesia y la Biblia han declarado. Ni siquiera la Iglesia Católica Romana puede dar esperanza después del suicidio. De tiempo en tiempo la gente ha declarado que Billy Graham ha sido el enemigo más grande del verdadero Cristianismo en el siglo XX, pero al mismo tiempo dicen creer que algún día lo mirarán en el cielo. Si esto pudiese ser verdad, entonces olvidémonos de todo nuestro testimonio por Cristo; dejemos de asistir a la iglesia y “ocupémonos en nuestras cosas”. Después de todo, nada puede impedirme que vaya al cielo mientras que yo pueda decir, “yo fui salvo hace 20 años”.

Esta poderosa y sedante doctrina ha alimentado agresivamente a los poderes paralizantes de la tibieza espiritual en la vida Cristiana. Es la decisión que la persona toma con respecto a que no necesita caminar con Dios; se cree que no hay necesidad de vivir rectamente y de separarse del mundo.

Uno de los libros del Nuevo Testamento que nos despierta de tal manera de pensar es la Epístola a los Hebreos. Este libro también se ha malinterpretado en el hecho que se cree haber sido escrito para los Judíos incrédulos. Al contario de esto, el libro ha sido escrito a los “Hebreos”, viajeros, peregrinos, y extranjeros advenedizos de esta tierra. El libro está escrito a los cristianos, hermanos santos, quienes han participado del llamamiento celestial. Es un libro que nos advierte que estamos viviendo por debajo de los privilegios que Cristo nos otorga. Ahí se describe toda una vida cristiana que debe ser vivida; no es simplemente la salvación de nuestros pecados lo que nosotros necesitamos.

Otro detalle acerca de la conspiración en contra de la Verdad en nuestros días, es respecto a la constante mala interpretación de pasajes de las Escrituras aplicándolos para los incrédulos cuando son específicamente dirigidos para los cristianos. El llamado de Apocalipsis 3:20 es para el Remanente de la Iglesia más que un llamado a los incrédulos. Sorprendentemente para muchos, Romanos 6:23 habla acerca del principio “del pecado” en el cristiano; es un pasaje que nos advierte que la paga del principio pecado es muerte. Este capítulo por completo es dedicado al cristiano. Hebreos 2:3 también está dirigido a los “hermanos santos” (Hebreos 3:1) cuando proclama, “¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?”; es el cristiano quien necesita “con más diligencia atender a las cosas que ha oído, no sea que se deslice”. La palabra descuidar literalmente significa “irse a la deriva, ser barrido más allá del anclaje seguro, el cual se encuentra al alcance”. Los cristianos no están siendo advertidos de este espíritu de tibieza espiritual o de pasividad para con Cristo en nuestro diario vivir. El remedio contemporáneo para esta pasividad es simplemente mantener ocupada a la gente en actividades religiosas. No hay poder en el evangelio que ellos predican para que la gente profundice en Cristo. ¡Oh esta salvación tan grande! ¡No es únicamente una salvación, sino que es una salvación que es muy grande! Como cristianos, no debemos descuidarla; Cristo no siente ninguna atracción hacia la tibieza espiritual, ya que la persona tibia no busca más de Cristo. Ella dice, “Ya soy salvo; por lo tanto, todo está bien en mi vida”. Esta clase de enfoque tan apática acerca de Cristo es el resultado de un enfoque “equivocado” de la doctrina de la seguridad eterna. ¡No es una doctrina la que me mantiene seguro, sino Cristo mismo! ¡Cristo es mi seguridad!

En un artículo final acerca del Post Fundamentalismo, se presentará la parte final de la conspiración que existe para reprimir un caminar profundo con Dios. Sin embargo, la Teología Reformada y el falso enfoque de la Seguridad Eterna, en un sentido corrompido y creciente, han ocasionado que una “vida” sin Cristo sea evidente en el Fundamentalismo. Las muchas ocupaciones en los programas de la Iglesia también se han convertido en un substituto en el vivir una vida santa para el Señor. Tanto como la persona se mantenga ocupada en el programa de evangelismo, esto tomará el lugar de una vida caminando espiritualmente cerca de Dios. Todas esas cosas afectan nuestro vivir, nuestra música, nuestras iglesias, nuestra predicación, y especialmente, nuestras escuelas cristianas, las cuales no son mejores que las escuelas públicas. Ahora se les permite a los estudiantes vestir de la manera que ellos quieran (quizá dentro de lo razonable); se les permite escuchar música rock; se les permite andar de novios a corta edad; y aun los misioneros mantienen a los indígenas en un nivel tonto de Cristianismo. Quizá tenemos miedo que cualquier espiritualidad más profunda en Cristo nos vaya a mostrar cuán superficial es la predicación de nuestros púlpitos, y quizá aun hasta del pastor mismo. El único poder que se le ha dado a la cruz del Calvario es el poder del nuevo nacimiento, cuando en realidad existe un evangelio “pleno” que debe ser explorado, predicado, y demandado por el pueblo de Dios.

Al rechazar el Fundamentalismo histórico, nos hemos convertido en Post Fundamentalistas. Este es el último puesto de avanzada hacia la apostasía del Fundamentalismo. Nuestro último artículo presentará los argumentos reveladores del Post Fundamentalismo y el llamamiento a las Escrituras. Aunque el movimiento nunca regrese a los propósitos de sus inicios, un remanente debe ser llamado para que permanezca verdadero a los principios de esa esperanza y visión con los cuales fue fundado.