Volumen 39 | Número 2 | Marzo/Abril 2011

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La Autopsia del Fundamentalismo Histórico—3ra. Parte


By Dr. H. T. Spence

Como hemos observado en los artículos previos, la presentación pública del Fundamentalismo se está mezclando dentro del Neo-Evangelicalismo. A través del curso de varias décadas, el Fundamentalismo ha abrazado lentamente al Neo-Evangelicalismo a través del uso de su metodología de evangelismo, su enfoque acerca de la educación, sus escritos, su música, y sus ministros.

Un ejemplo de esta hibridización es el siempre creciente del ministerio de Internet SermonAudio.com. Este comenzó hace algunos años como un ministerio Fundamentalista. Sin embargo, con cuánta frecuencia cuando hablamos acerca de personas, el entendimiento que ellos tienen del Fundamentalismo es diferente de lo que nosotros entendemos de tal término. El término Fundamentalista también incluye Separatista; esto incluye en su historia, separación eclesiástica. El ministerio de SermonAudio, después de cierto tiempo comenzó a incluir Fundamentalistas no-Históricos. Los sermones de John MacArthur, R.C. Sprouls, Doug Phillips, y otros más, comenzaron a aparecer en la lista provista de sermones.

También había anunciantes Neo-Evangélicos que han comprado espacio en SermonAudio.com. Aun en estos tiempos, la Conferencia Económica para Familias del 2011 (2011 Family Economics Conference) es parte del listado (Preparando Familias para Prosperar en Tiempos de Declive Social y Económico), el cual es claramente Neo-Evangélico:

¿Qué será necesario para poder rescatar un poco de libertad para nuestras familias y para nuestros hijos? La política no es suficiente. Ahora es el tiempo para reconstruir nuestro sistema socio-económico por completo. Necesitamos una reforma bíblica-social completamente global. Estamos entusiasmados por anunciar una poderosa conferencia para presentar las metas para la visión de la iglesia (Vision-casting Conference) en Raleigh, Carolina del Norte, en Marzo del 2011.

Los conferencistas para este evento incluyen a: Kevin Swanson, Stephen Beck, Erik Weir, Dough Philips, R.C. Sproul Jr., Scott Brown, y otros más. Entre la creciente lista de anunciantes se encuentra World Magazine (Revista Mundial), la cual es una revista completamente Neo-Evangélica.

Debemos reconocer que Sermon-Audio, con toda su colección ecléctica de predicadores y un repertorio dialéctico de sermones por encima de 400,000, ha ayudado inmensamente a la destrucción del Fundamentalismo Histórico. Se ha convertido en el depósito más importante de sermones, de todas clases y de todas generaciones. Aunque las pautas para formar parte de este depósito de sermones son fundamentalistas, esto no excluye a los Neo-Evangélicos quienes en el papel reclaman ser Fundamentalistas en su doctrina. El problema de tales Neo-Evangélicos es en la práctica del Cristianismo: su asociación y compañerismo con la apostasía. Oral Roberts predicó los Fundamentos de la Fe, pero con un giro existencialista. El engaño no es la ausencia de la verdad, sino la adicción del error a la verdad. Debido a que los Fundamentalistas alrededor del mundo escuchan dicho depósito de SermonAudio, los jóvenes Fundamentalistas están siendo presentados a muchos predicadores Neo-Evangélicos, y escuchándolos bajo la creencia de que se trata de un ministerio Fundamentalista.

Al tiempo que el término Fundamentalista está siendo públicamente mezclado más y más con el término Neo-Evangelicalista, el verdadero Fundamentalista está enfrentándose a un verdadero dilema. Aquellos que surgieron en los 1940s, simplemente dejaron a un lado su identificación con el Fundamentalismo y dieron nacimiento a su propio movimiento llamado Neo-Evangelicalismo; este no es el caso hoy en día. Estamos viendo al término Fundamentalismo públicamente siendo forzado dentro del área Neo-Evangélica. En lugar de abandonar la identificación Fundamentalista, estamos siendo testigos del lento cambio de lo que ahora significa dicho término. El problema y la carga espiritual que se encuentran a primera instancia, no es tanto el hecho que el término se identifique con el radicalismo y terrorismo de nuestros tiempos (tal como nos hemos quejado a principios del siglo XXI), pero en nuestro contexto inmediato se está convirtiendo en algo identificado con el Neo-Evangelicalismo. Aunque la etiqueta Fundamentalista se encuentre en los anuncios de las iglesias a través de todo Estados Unidos, la mayoría de ellas practican internamente el Neo-Evangelicalismo. Al Neo-Evangelicalismo se le llama hoy en día Fundamentalismo. Ya no existe una distinción pública entre los términos con respecto a las iglesias.

No es que estemos en contra del término Fundamentalismo, ya que ha sido un emblema manchado con la sangre del Calvario en contra de la apostasía para el verdadero creyente de los Últimos Tiempos. La connotación de esta palabra hoy en día dentro del mundo Evangélico, no es la misma que su denotación. En estos tiempos, muchos en el Fundamentalismo simpatizan y tienen compañerismo con el Neo-Evangelicalismo, de tal manera que el término ha perdido su fuerza y su poder sobre la Tierra. Esta es la connotación contemporánea diluida del Fundamentalismo que está llegando como marea devastadora a varios países; los ministros del evangelio de otros países ya no distinguen entre el Fundamentalismo y el Neo-Evangelicalismo. Ellos también están mezclando los dos conceptos juntos, sin siquiera tener cuidado de ello. Los predicadores más jóvenes nunca han sido enseñados en sus seminarios de Biblia acerca de la perversidad maligna del Neo-Evangelicalismo; se estima que más de la mitad de los graduados de escuelas Fundamentalistas se han convertido en Neo-Evangélicos. Esto se hace evidente en su enfoque hacia el evangelismo, su música, su predicación, sus bibliotecas, y su manera de vida no-separatista. Recuerde, con frecuencia no es tanto lo que se pueda decir, sino lo que no se dice en los sermones, que será lo que marque el espíritu del Neo-Evangelicalismo.

El Término Remanente

Existe una verdad prominente que surge en las Escrituras, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, con respecto al “remanente”. Quizá un breve estudio del concepto desde la perspectiva del Señor sería de beneficio en este punto de nuestro análisis de la Autopsia del Fundamentalismo Histórico.

Fue durante un tiempo muy crucial en la historia de Judá que Rabsaces, un consejero muy perverso, enviado por el rey de Asiria para intimidar a los habitantes de Jerusalén, la única ciudad libre de la conquista de Asiria, tanto del norte como del sur de Palestina. El Rabsaces declaró a los líderes de Judá que los Asirios habrían de destruir la ciudad de Jerusalén, y de dispersar los habitantes hacia otras naciones conquistadas. Cuando Ezequías, rey de Judá, escuchó las noticias perturbadoras, envió un mensaje a Isaías diciendo: “Este día es día de angustia, de reprensión y de blasfemia; porque los hijos están a punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas” (2 Reyes 19:3).

Ese fue un día de angustia, de reprensión, y de blasfemia a la luz de las palabras del Rabsaces en contra de Dios y de Su remanente en Canaán. La frase proverbial: “los hijos están a punto de nacer”, indicaban tiempos de extrema dificultad. Judá estaba en serios problemas y esperaba ser liberada. Parecía como si no tuviese fuerzas para atravesar dichas crisis, pereciendo a través de debilidades: “Quizá oirá Jehová tu Dios todas las palabras del Rabsaces” (2 Reyes 19:4). Ezequías suplicó a Isaías elevar su oración “por el remanente que aún queda” (o el remanente que ahí había). Este remanente se entiende generalmente como Judá, el cual había sobrevivido aun después de que Israel había sido tomado en cautiverio.

Como resultado de esta carga espiritual, se nos habla acerca de la necesidad de orar por el remanente. Aunque el concepto de remanente fue usado anteriormente en la Biblia, fue el profeta Isaías quien desarrolló este concepto a detalle. Él se puso de pie en medio del tiempo histórico entre Moisés y la venida del Mesías. En el primer capítulo de su libro, Isaías miró al remanente “como algo muy pequeño”; si no hubiese sido por este pequeño remanente, Jerusalén hubiese sufrido el mismo juicio que Dios le envió a Sodoma y Gomorra. Al principio de la profecía de Isaías, el remanente es un grupo pequeño de Israelitas que sobrevivieron la invasión de la armada Asiria bajo Tiglat Pileser III. A este remanente se le promete una salvación de manera que algún día ellos volverían de regreso a la Tierra Prometida por el Señor. De nueva cuenta, Isaías utiliza el término remanente cuando Senaquerib sitia a Israel. La palabra remanente tiene un significado especial dentro de las profecías de Isaías, denotando “una simiente santa”, o un grano de semilla espiritual de la nación la cual debería sobrevivir el inminente juicio. Es esta simiente que se convertiría en el pueblo de Dios, siendo bendecido por Dios y hecho una bendición.

El concepto de remanente también es presentado por otros varios profetas, incluyendo Miqueas, Jeremías, y Sofonías. Los escritos post-exílicos de Esdras, Nehemías, Hageo, y Zacarías, consistentemente se refieren a los Judíos que habían regresado del cautiverio de Babilonia como un remanente. Aunque pueda parecer que un tema bastante raro, la idea acerca del remanente se encuentra en 540 ocasiones en la Biblia. La mayoría del tiempo, el concepto acerca del remanente disfrazado por las maneras en como las palabras fueron traducidas en la Biblia en Inglés. En el Antiguo Testamento, la palabra remanente está relacionada con seis raíces de palabras Hebreas, cada una de ellas tienen el significado esencial de “lo que ha quedado”, “lo que permanece”, “sobrevivientes”, “los que escaparon”, “el resto”. La única raíz Griega utilizada tanto en el Nuevo Testamento como en la versión de la Septuaginta, tiene el mismo significado.

El concepto de remanente permaneció para aquella sección de la nación que había permanecido fiel, en medio de la enorme mayoría que había rechazado los caminos de Dios. El hecho en sí de que exista un remanente, se debe exclusivamente a Dios. En Isaías 1:9 se nos dice que el Señor dejó en Jerusalén a un remanente muy pequeño, y en Sofonías 3:12, 13:

“Y dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre, el cual confiará en el nombre de Jehová. El remanente de Israel no hará injusticia ni dirá mentira, ni en boca de ellos se hallará lengua engañosa; porque ellos serán apacentados, y dormirán, y no habrá quien los atemorice.”

Así que, el remanente es el verdadero pueblo de Dios, en medio del pueblo que profesa ser de Dios. Este concepto también se encuentra en el Nuevo Testamento: “Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia”, tal como Pablo lo comentó con el remanente en el fin del tiempo para Israel (Romanos 11:5).

La Biblia menciona al remanente en al menos 7 diferentes contextos: (1) Sobrevivientes de cualquier catástrofe (así como Lot sobrevivió en Sodoma); (2) Un grupo de Israelitas sobrevivientes (como el “resto de Edom”, Amos 9:12); (3) Sobrevivientes Israelitas de la invasión Asiria en 721-728 a.C.; (4) Sobrevivientes judíos de la invasión de Babilonia en 585 a.C.; (5) El remanente de judíos que regresaron a Judá procedentes de Babilonia; (6) El resto de los israelitas nativos y el remanente de los judíos que volverán a Dios al final de la Gran Tribulación; (7) El remanente que será la verdadera Electa, los santos de Dios en los Últimos Tiempos de los Últimos Días de la Iglesia.

Una Breve Historia del Remanente

El libro de Génesis presenta el concepto de lo que es el verdadero remanente delante del Señor. Durante aproximadamente 1700 años la población mundial antes del Diluvio creció rápidamente al mismo tiempo que los hijos e hijas de Adán Eva se dispersaban sobre la Tierra y que vivieron sus vidas; muchos de ellos vivieron casi un milenio. El Evangelio era proclamado pero se acrecentaba el desprecio de él conforme los años pasaban. Al final de la Era Antediluviana, Noé y su familia sufrieron durante ciento veinte años el escarnio y ridículo mientras construían el Arca. Esa era llegó a su fin con un remanente de creyentes (escatológicos) muy pequeño de únicamente ocho personas. Posiblemente miles de millones de personas, una entera civilización antigua, fueron completamente destruidos en el gran Diluvio, mientras que solamente ocho creyentes permanecieron en el mundo después del Diluvio. Los cien años de predicación por parte de Noé no habían traído frutos de conversión.

De manera similar, Abraham intercedió por la ciudad de Sodoma, en donde su sobrino Lot y su familia habían estado residiendo. Dios dijo que Él habría de salvar la ciudad si él encontraba diez ciudadanos justos en esa ciudad que tenia miles de habitantes. Al final, únicamente Lot fue verdaderamente salvado. El remanente justo, parece que en este caso lo era únicamente una persona. Las dos hijas solteras de Lot habían huido con él, la esposa de Lot había sido convertida en estatua de sal; y los otros hijos de Lot habían perecido en Sodoma.

En los días de Acab y Jezabel, Elías se quejaba de que todos habían dejado de ser leales a Jehová con excepción de él mismo (I Reyes 19:14). En referencia a ello, el Señor le respondió: “Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron” (v.18). El remanente en los días de Elías existía en algún lugar—desconocido y oculto.

Jeremías era muy pesimista acerca del remanente histórico el cual él decía se había convertido en algo insignificante y posiblemente destruido por completo. Aquellos judíos que habían huido a Egipto en los tiempos de Jeremías no serían los que llevarían la divina promesa. No obstante, fue Jeremías quien habría de predicar acerca del reencuentro final de los Judíos y del Nuevo Pacto.

Ezequías le suplicó a Dios que usara de Su misericordia en medio del castigo. Él entendía que un remanente histórico habría de sobrevivir y de ser dispersado entre las naciones. Del mismo modo, Ezequiel sabía que Dios habría de traer de regreso a una futura generación hacia la tierra bajo el Nuevo Pacto, lo que involucraría “un nuevo corazón” y “un nuevo espíritu”.

En Babilonia, Daniel enfatizó en sus escritos proféticos acerca de la importancia del remanente, diciendo que ellos habrían de ser hallados en diferentes periodos de la historia profética.

Setenta años más tarde, un remanente piadoso de Judíos (cerca de cincuenta mil personas) regresarían a Jerusalén para reconstruir—primeramente el templo, y después los muros y la ciudad. Esto se llevó a cabo bajo el liderazgo de sobresalientes personajes piadosos: Zorobabel, el sumo sacerdote Josué, Hageo, Zacarías, Nehemías, Esdras. La mayoría de los Judíos se quedaron viviendo confortablemente en Babilonia después del tiempo del retorno. Tan solo una pequeña fracción de ellos regresaron. Este grupo que regresó fue considerado “tan solo un remanente”.

El Antiguo Testamento termina con el libro de Malaquías hablando acerca de la redención final de Dios hacia Israel. La amonestación de Malaquías dio como resultado un remanente que obedeció, y Dios escribió sus nombres en un libro de memorias. Con respecto al remanente de los Últimos Días, y a la reunión de Israel, es claro que existirá un remanente que represente a Israel, el cual aceptará a Jesús como el Mesías.

A través de todo el ministerio de Cristo únicamente un remanente ha confiado verdaderamente en Él. En el tiempo de Su ascensión únicamente ciento veinte personas fueron halladas en el Aposente Alto. Con frecuencia Cristo decía: “Muchos son llamados, mas pocos escogidos”. Al final del libro de Apocalipsis el adjetivo griego (“los demás”, “los otros”, “el resto”) es utilizado en ocho ocasiones. Cada una de las cartas a las siete Iglesias en los capítulos dos y tres del Apocalipsis contiene un mensaje especial al remanente de cada una de esas Iglesias, aquellos verdaderos que habían tenido oídos para escuchar. Ellos son llamados vencedores, y a cada grupo se le da un reto especial apropiado según su situación y circunstancia.

Como hemos observado en el artículo anterior, la Historia de la Iglesia revela que de manera individual grandes iglesias locales tienen la tendencia a permanecer durante no más de dos o tres generaciones; al tiempo de su cuarta generación, Dios hace un llamado a un nuevo remanente para que salgan de allí y comiencen de nuevo. Aunque algunas denominaciones parecen haber tenido una temporada de fortalecimiento espiritual, todas ellas al poco tiempo se convierten en algo mediocre, como mínimo. Cada una de las siete Iglesias originales rápidamente se desvanecieron en la obscuridad a pesar de sus fuertes fundamentos.

Aunque no soy Dispensacionalista, yo creo que el curso de la era de la Iglesia desde el primer siglo al presente ha disfrutado de un periodo de tiempo (“Era”) en el cual cada una de esas iglesias ha sido la congregación con influencia predominante según su turno—comenzando con la iglesia de Éfeso y terminando con la iglesia de Laodicea.

Aun un pequeño estudio de la Biblia nos mostraría que el número de creyentes verdadero en cualquier era de la historia entre los Judíos religiosos del Antiguo Testamento, o los cristianos profesantes del Nuevo Testamento, fue únicamente una fracción muy pequeña. Leemos de muchas personas viniendo a Cristo al principio del libro de los Hechos y crecía la Palabra de Dios entre ellos (Hechos 6:7; 16:5). Sin embargo, en la parte final del libro de los Hechos no leemos acerca de números abrumadores, aunque es evidente que el Evangelio seguía predicándose en medio de mucha tribulación. Más y más, se estaba llevando a cabo un “alejamiento de la verdad” antes que “un acercamiento a ella”.

A dondequiera que el Evangelio va, la apostasía se encontrará siguiéndolo justo en sus talones. No puede existir apostasía si no hay Evangelio, ya que es el rechazo del Evangelio lo que ocasiona la apostasía. Con cuánta frecuencia los movimientos nacieron en el vientre de un avivamiento que barría a una comunidad entera; iglesias fueron construidas, y muchas personas fueron llevadas al Reino de Dios. Prevalecía el poder de la oración. Aunque parecía que existía una oleada de la presencia de Dios y de Su poder al principio de Sus grandes movimientos, con cuánta frecuencia le ha seguido a ello un alejamiento de la verdad por parte de dichos corazones. El tiempo ha comprobado que el fervor por Dios que era evidente al principio de la primera generación, ya no se encuentra en las generaciones segunda, tercera, y cuarta. Con el paso del tiempo, la minoría que verdaderamente cree, tiende a ser cada vez más y más pequeña.

Conclusión

Verdaderamente creemos que Dios tiene un remanente que todavía permanece sobre la Tierra, y aun así, pareciera ser que se está haciendo cada vez más pequeño. El Señor declaró en Lucas 18:8: “Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿Hallará fe en la tierra?”. Esta fe es la completa encarnación de la Verdad, la Fe. La pregunta fue hecha a manera como si la respuesta fuese obvia: No, Él no hallará fe sobre la tierra. Si “como fue en los días de Noé” (Lucas 17:26) existió un remanente muy pequeño, del mismo modo lo será en la venida de Cristo por Sus santos. Quizá sea este remanente al cual debemos estar buscando. Yo creo que existe un remanente aun entre los mismos que profesan ser Fundamentalistas que no hayan doblado sus rodillas al Neo-Evangelicalismo, y dicho remanente continúa predicando en contra de la Apostasía, anhela la venida de Cristo, cree en una vida en plena comunión con el Señor, y practica la separación del mundo.

Existe una claudicación al por mayor hacia el Neo-Evangelicalismo que se está llevando a cabo en el Fundamentalismo hoy en día. Hay algunos en el Fundamentalismo que han dedicado sus ministerios al llamado a un avivamiento y a una vida en la llenura del Espíritu de Dios. Esto suena muy bien, ya que necesitamos de ambos desde una perspectiva bíblica. Peros dichos ministerios no están tomando una posición de defensa en contra de la apostasía. No es tanto lo que predicamos, sino lo que no predicamos. Tal predicación sobre un avivamiento podría ser un “lavarse-las-manos” religioso con el propósito de no predicar acerca de la apostasía. En la historia de la Iglesia, nunca se han repetido de la misma manera dos avivamientos; no debemos buscar un avivamiento del pasado para que se repita en el presente. El despertamiento entre el remanente (Mateo 25) se llevará a cabo en medio de la apostasía de la Iglesia institucional, y será un avivamiento como ningún otro en la historia pasada, ya que nuestros tiempos son diferentes al pasado. La apostasía ha permeado la Iglesia institucional, la cual está incluyendo al movimiento Fundamentalista. Tales ministerios presentan sitios de internet contemporáneos que atraen a sus alumnos a través de comedias y seducciones no espirituales. Promueven a sus jóvenes en pantalla completa vestidos de manera casual, en contextos de Fundamentalistas no Separatistas. El Fundamentalismo verdaderamente está dirigiéndose en dirección neutral lo cual será ampliamente aceptado por el mundo Evangélico.

La Biblia nos habla acerca de tres mezclas que se llevarán a cabo en los Últimos Tiempos: (1) La interpretación de Daniel acerca de la imagen: “sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido” (Daniel 2:33). “así como viste hierro mezclado con barro.” (Daniel 2:41–43). La mezcla de hierro y barro nos llama inmediatamente la atención al hecho que los poderes de Roma serán mezclados con el barro del hombre en el reino del Anticristo. Del mismo modo simboliza la inconstancia, la incertidumbre, y la falta de estabilidad en todo el gobierno terrenal, y de manera particular, su último sistema, debido a la debilidad y falta de sabiduría genuina por parte de los hombres que dirigen.

(2) La interpretación de Jesús acerca de la era de la Iglesia de Laodicea: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” (Apocalipsis 3:15, 16). Vemos esta mezcla de lo frío con lo caliente produciendo tibieza. Habrá un espíritu de formalidad sin vida que permeará a la Iglesia de Laodicea. Tendrá forma de religión y de piedad, pero negará el poder de salvación y de purificación del Evangelio de Cristo.

(3) La interpretación del Fin de esta Era:

El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. . . . Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero. (Mateo 13:24, 25, 30; ver también vv. 36-43.)

Esta parábola revela la condición mezclada de la iglesia visible o el reino del cielo durante esta era en la cual vivimos. Existirán falsos pretendientes entre los verdaderos santos hasta que Cristo venga: ellos son del Diablo, no son de Dios.

Existe la mezcla de gobiernos globales, la mezcla dentro de la Iglesia (y esto también es cierto dentro del Fundamentalismo), y también existe la mezcla global de dos iglesias diferentes: una iglesia de que tiene a Cristo como su cabeza y otra que tiene al Diablo como su cabeza. El Fundamentalismo ha entrado a un estado de tibieza espiritual. Si, las iglesias están creciendo; si, los ministros son más pulidos y “educados”; si, las conferencias y escuelas están llenas de alumnos que representan un espectro más amplio del Cristianismo. Pero todo esto simplemente significa que el Fundamentalismo ha cambiado, y esos que están de líderes de este movimiento, ahora son Neo-Evangélicos en mente y corazón. Hoy en día únicamente existe un remanente en el Fundamentalismo el cual todavía se identifica con su legado histórico.

Que el Señor guíe al remanente a través de estos tiempos peligrosos en los cuales el Fundamentalismo está cruzando hacia el Neo-Evangelicalismo. El Remanente debe ser como esos hombres de la tribu de Isacar que vinieron a David cuando huía de Saúl: ellos fueron hombres “entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer” (1 Crónicas 12:32).