Los siguientes artículos de Inmediatamente están colectivamente titulados “La Suplica Final de Cristo para la Era Final de la Iglesia” Esta carga espiritual viene del libro de Apocalipsis, el cual contiene las últimas palabras de Cristo específicamente a las Iglesias. Con fecha alrededor del año 96 d.C., el libro del Apocalipsis fue el último libro del Nuevo Testamento en ser escrito.
El libro de Apocalipsis, así como el de Daniel, es apocalíptico. Apocalíptico es un término que significa “develar” o “descubrir” así como “revelar” algo que había estado de antemano escondido. Los escritos Apocalípticos son regularmente escritos en tiempos de problemas y angustia en el pueblo de Dios. Al leer este libro apocalíptico es evidente que persecuciones y dificultades ya habían estado amenazando la Iglesia. Había problemas serios y sufrimientos, tanto externos como internos.
En Daniel 9:20–27, Gabriel le revela a Daniel que después de los setenta años de la Cautividad Babilónica le seguirían otras setenta semanas de años (490 años) los cuales estaban determinados contra los Judíos y la ciudad de Jerusalén. Es evidente que las primeras sesenta y nueve semanas de años nos llevan a través de la primera venida de Cristo y el rechazo de la Nación Judía hacia Él (Daniel 9:25, 26). Aunque sabemos, existe una semana final en contra de los judíos y de Jerusalén que aun está sin resolverse, Daniel no nos informa lo que sucede entre la semana sesenta y nueve y la semana setenta. Han pasado unos dos mil años desde el cumplimiento de la semana sesenta y nueve; y la semana setenta aun no viene.
Las Siete Iglesias de Apocalipsis 2—3
¿Podría ser que las siete iglesias mencionadas en Apocalipsis 2 y 3 están representando el periodo de tiempo entre las sesenta y nueve semanas y la semana setenta? Más nos vale no atrevernos a minimizar la literalidad de las siete iglesias de Asia Menor escogidas por el Señor. Existieron muchas iglesias localizadas en las áreas donde estas iglesias fueron encontradas. Únicamente en Asia Menor existieron más de quinientos distritos. Sin embargo, Dios divinamente escogió únicamente estas siete iglesias, eligiendo no mandar mensajes a otras que posiblemente pudieron haber sido de mayor importancia.
El orden geográfico de la presentación inicia con Éfeso y se dirige hacia el norte a Esmirna, hacia el norte a Pérgamo, y luego hacia el este Tiatira, luego al sur hacia Sardis, al sureste a Filadelfia, y finalmente al sureste a Laodicea. ¿Acaso estas siete iglesias colectivamente representaban todas las características que marcaban a las iglesias en aquel tiempo? Cada iglesia necesitaba un mensaje en particular, y el Señor le dio una exhortación precisa a cada una de estas iglesias correspondiente al estado espiritual de cada una. La selección de estas iglesias fue también determinada por las condiciones comunes de cada iglesia local en aquel tiempo, así como a través de toda la historia de la Iglesia.
Estas siete iglesias muestran el declive de las iglesias en la Tierra. La iglesia profesante en lugar de incrementar su espiritualidad y el poder de conversión del mundo se ha convertido en una iglesia tibia, sin fe, y sin Cristo. Así como del declive de Israel en el Antiguo Testamento, hay una clara decaída de la iglesia aún dentro de las epístolas del Nuevo Testamento.
En Romanos 11:15–27, el apóstol Pablo presenta la parábola de los dos olivos. Muestra cómo las “ramas naturales” del “buen árbol de olivo” (Israel) fueron desgajadas por su “incredulidad”. Como resultado, “el olivo silvestre” (la Iglesia Gentil) fue “injertada.” Después (también por su incredulidad), el olivo silvestre es quitado para que las “ramas naturales” sean “injertadas nuevamente”, lo cual revela que la Iglesia no toma el lugar de Israel de manera permanente. La Iglesia únicamente llena ese “vacío” entre el “desprendimiento” de Israel y su “restauración al favor Divino”. Este periodo “vacío” ayuda a explicar la separación entre la semana sesenta y nueve y la setenta.
Aunque el periodo de Laodicea cierra las Eras de la Iglesia (o como Pablo explica que “hasta que haya entrado la plenitud de los Gentiles llegaría”—Romanos 11:25), debemos saber que este periodo de tiempo en particular concluye más temprano que “los tiempos de los Gentiles” (Lucas 21:24b). Los “tiempos de los Gentiles” continúan a través del Periodo de la Tribulación y culminarán con el gobierno mundial de los poderes del Anticristo. El “tiempo de los Gentiles” inició con Nabucodonosor, mientras que la “plenitud de los Gentiles” inició posiblemente en Hechos 13 cuando enviaron a Bernabé y Pablo a los Gentiles. Aunque en ese tiempo Dios no declaró específicamente que ellos irían a los Gentiles, esto simplemente fue establecido, “Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado”. El resto del libro de Hechos muestra predominantemente iglesias Gentiles siendo establecidas, no iglesias Judías. Esto sucede al mismo tiempo que los Gentiles espiritualmente dan un paso al frente en la historia Bíblica.
Ahora que dos mil años han pasado, es evidente la manera en la que la historia de la Iglesia se ha desarrollado, que la iglesia Gentil ha llegado al mismo fin que la nación de Israel. La nación Judía rechazó la primera venida del Cristo; y esta Era final de la Iglesia esta rechazando a Cristo y particularmente Su regreso. Muchas veces fue declarado y profetizado a los Judíos acerca de la primera venida de Cristo, y aun así muy pocos reconocieron Su venida. La Iglesia Institucional está hablando mucho de la Segunda Venida, pero solo algunos están verdaderamente buscando al Jesucristo Bíblico. ¿Estamos llegando al final de la “plenitud de los Gentiles”, cuando Dios entregará a la Iglesia a la apostasía como lo hizo con Israel?
Características de las Siete Iglesias
Así como hay siete imperios mencionados por Daniel y Juan (en Apocalipsis), empezando con Egipto y culminando con el peor (el Anticristo), parecen ser siete periodos del Reino del Cielo en la Tierra. El primero en ser mencionado por el Señor en Apocalipsis 2 es la Iglesia de Éfeso. Parece cubrir el periodo desde el año 70 d.C. al 170, iniciando con la destrucción de Jerusalén y la dispersión de la nación Judía y terminando con el último periodo de los Padres Apostólicos. Este fue un tiempo de alejamiento de la fe por parte de la iglesia. Las epístolas finales que han sido escritas en el Nuevo Testamento advierten de esta inminente realidad.
Esmirna, la segunda Iglesia, es presentada como una iglesia perseguida. Dios tomó a la iglesia terrenal a través de una gran crisis de persecución, alrededor del periodo de 170–312 d.C. (cuando el Edicto de Milán legalizó el Cristianismo).
Pérgamo, la tercera iglesia (313–606 d.C.), fue una iglesia muy liberal. Ese periodo de tiempo fue marcado por el Gobierno Romano tomando el mayor liderazgo de la iglesia organizada, y permitiendo más de la introducción del mundo en estas congregaciones. Este periodo fue consumado con el liderazgo de Gregorio I.
La cuarta iglesia es Tiatira, que significa “opresión femenina”. En Tiatira podemos ver el surgimiento del sistema papal de Gregorio I hasta la maduración de la Iglesia Católica Romana a principios de la Reforma (606–1517 d.C.).
Sardis, la quinta iglesia, significa “la que escapa” o “la que sale”. Esta Iglesia se suponía viva, pero estaba muerta. Aunque la Reforma llegó en 1517, con el tiempo los poderes del Periodo de la Ilustración (Iluminación) invadieron la Iglesias de la Reforma trayendo tristes efectos tanto en lo religioso como en lo político. Este periodo de la iglesia duró desde 1517–1750 d.C.
Filadelfia, es la sexta iglesia, la cual representa el periodo desde aproximadamente 1750–1900 d.C. Durante este tiempo, existió una gran conmoción en el Cristianismo que estaba muerto. Esta fue la era de avivamientos, de misiones en Europa y América. No ha existido un movimiento de Dios como en este periodo de la iglesia. Este fue un tiempo de avivamiento de la vida espiritual y del amor fraternal entre Cristianos. Cristo mencionó varias palabras encomiables a esta iglesia. Ellos habían guardado Su Palabra y no habían negado Su nombre; por lo tanto, se les había dado la promesa de que serían guardados de la Tribulación venidera. Esto pareció ser un gran movimiento de Dios antes del colapso final de la iglesia organizada. Claramente, un despertamiento estaba llevándose a cabo, anticipando el clamor: “Aquí viene el esposo” (Mateo 25:6).
Esto nos lleva a la última iglesia mencionada por el Señor Jesucristo—la iglesia de Laodicea. Uno de los comentarios clásicos escritos del Libro de Apocalipsis en los años 1870s fue hecho por Joseph A. Seiss (1823-1904). Después de ver las seis iglesias desde una perspectiva histórica similar, él escribe acerca de Laodicea:
Existe aun otra fase. ¿Diría que aun existe un futuro, o que ya hemos entrado en él [refiriéndose a la Era de la Iglesia de Laodicea]? Todavía hay a quienes Cristo ama, mayormente a los que han sufrido bajo las reprimendas y castigos de su Señor, quien es lleno de Gracia. Aun así el cuerpo del Cristianismo es completamente apóstata, con Cristo afuera de la puerta, tocando para entrar a sus propias Iglesias profesantes. Pablo profetizó que en el último periodo de la iglesia, los hombres serian meramente “amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad pero negaran la eficacia de ella” (2 Timoteo 3:1–5) Esta es una temerosa imagen, casi tan oscura, como aquella que él dio acerca del mundo pagano antes de que el Cristianismo lo tocara y fuese presentado en Romanos uno. Pero esto responde exactamente al retrato que dio el Salvador de las características de la iglesia en su última fase.
¿Es esta la última fase de la Historia de la Iglesia? ¿Cuándo comenzó? Muchos señalan el inicio, al cambio del así llamado “Siglo Cristiano”, el siglo XX. La Era de la Iglesia Filadelfia fue el tiempo del inicio del clamor por la Segunda Venida de Cristo. Esto no significa que la Segunda Venida no era creída o reconocida en la predicación o en los escritos de los hombres de Dios a través de los siglos. Sin embargo el Espíritu Santo no trajo esta verdad en las predicaciones sino hasta la mitad de la era de la iglesia Filadelfia. Conforme el Señor estaba preparando a Su pueblo para Su venida, la peor apostasía de la Iglesia en la historia vino como un diluvio. Y fue la Era de la Iglesia de Laodicea.
La Era de la Iglesia de Laodicea
Esta es nuestra Era de la Iglesia, y estamos en ella. Esta Iglesia es conformada en todas sus características según el juicio popular y de acuerdo a la voluntad de la gente. Esto es el extremo opuesto a los Nicolaítas, quienes se encontraron en la primera y tercera era de la iglesia, culminando con su poder en la cuarta. En lugar de ser dominados por clérigos, Laodicea es una iglesia dominada por la gente, en donde nada puede ser predicado con excepción de aquello que complace el oído de la gente. Esta es la era de la iglesia en donde las enseñanzas del pulpito están haciéndose a la manera del gusto de los que llenan las bancas de la iglesia, de los deseos de las personas que asisten a la iglesia, anulando la autoridad de la Palabra de Dios. Esta es la iglesia “tibia” que no tiene nada decidido; parcialmente caliente y parcialmente fría, dividida entre Cristo y el mundo; esta iglesia no está dispuesta a dejar su pretensión de ir al cielo y ser cristiana ¡Pero continúa apegada al mundo! Esta es la era de la iglesia que tiene mucha conciencia para dejar el nombre de Cristo y mucho amor por el mundo, para tomar una posición firme y honesta enteramente al lado de Cristo. Tiene mucho profesionalismo, pero poca fe. El salón de baile del mundo se une a su mesa de comunión. Es auto-satisfecha, jactanciosa, y vacía. Habiendo descendido al gusto del mundo y adquiriendo su alabanza y patrocinio, los que son parte de Laodicea creen que son ricos, y que sus posesiones se van incrementando y no tienen necesidad de nada.
Sí, esta era de la iglesia tiene edificios esplendidos y costosos; las congregaciones son inteligentes y con influencia dentro de la sociedad; los predicadores son cultos, magnánimos en su personalidad y con grados académicos; los servicios de adoración son admirablemente orquestados con los mejores músicos, el movimiento de su música es igual o mejor que Broadway y Hollywood. Tienen instituciones con un personal excelentemente bien dotado; tiene misioneros (a largo y corto plazo) en todo el mundo; tienen billones y billones de dólares para usos caritativos. Con todo este despliegue de atributos de grandeza y poder, ¿Qué más se puede desear? ¿Qué más se puede pedir? ¿Qué más puede ser logrado? Hemos alcanzado una gran cima en el Cristianismo: “soy rico, y mis bienes se están incrementando, y no tengo necesidad de nada.”
No obstante, desde el punto de vista de la Cabeza de la Iglesia, no es únicamente que las naciones están siendo pesadas en la balanza y han sido encontradas faltas, sino la Iglesia también. Lo que la Iglesia es externamente, no es lo que el corazón corrupto de la Iglesia es en realidad; ¡Sí, desventurada, miserable, pobre, ciega y desnuda! Los líderes de la Iglesia de hoy hablan de la Iglesia como designada por Dios a un triunfo glorioso. Creen que han sido comisionados por Dios para convertir al mundo al Cristianismo. ¡Ellos no ven que el AMEN ha sido dicho! El Verdadero y Fiel Testigo ha declarado: “Te vomitaré de mi boca”. La interpretación en el Griego sugiere: “Estoy a punto de hacerlo”; “Voy a hacerlo” ¿Cuándo se llevará a cabo esto? ¿Cómo se llevará a cabo?
Lo que es presentado en estos dos capítulos de Apocalipsis es ¡La historia de la Iglesia que le pertenece a Cristo! Ellos son la crítica de Cristo sobre la Iglesia “injertada” a lo largo de estos dos mil años. Esas siete declaraciones son epístolas de Jesucristo. Ellas declaran que la historia de la Iglesia sobre la Tierra es una historia aun más triste que la caída de Israel. ¿Es acaso la tendencia del Cristianismo hacia la mejora y el perfeccionismo? O, ¿Como cualquier otra cosa con la que el hombre caído tiene relación: es hacia la tierra, hacia la muerte, o “hacia el infierno”? ¿Será el verdadero rebaño de Dios algo más en este segmento de la historia (en esta época presente) que una débil, rechazada y odiada minoría? El orgullo de la Iglesia Institucional en sí misma es su logro horizontal y su gloria terrenal. Sin embargo se niega a verse como Cristo la ve. ¡Oh, amar lo que Cristo ama, y odiar lo que El odia! ¡Oh, esperar solo en aquello en lo cual Cristo nos ha dado autoridad para esperar!
¿Es verdad que el dinero corrompe? ¿Es verdad que el amor al dinero es la raíz de todos los males? Vemos en el mundo como se han corrompido la vasta mayoría de los negocios corporativos. ¿Por qué es que en los pueblos más pobres se observa una mayor espiritualidad entre los cristianos, que en aquellos que viven en lugares prósperos como son los Estados Unidos? Los cristianos Filipenses, en medio de su pobreza, conocieron la presencia y comunión con Cristo, mientras que los creyentes de la floreciente y próspera ciudad de Corinto se llenaron del mundo y carnalidad.
Ministros en los Últimos Tiempos
Una observación cuidadosa debe ser hecha con respecto a estas cortas pero aleccionadoras epístolas a las siete iglesias. Cada una de ellas está dirigida al ángel, al mensajero, o al ministro de la iglesia. ¿Es esta una declaración de su vida y ministerio o es la declaración de un verdadero mensajero y el mensaje que él predica en su iglesia (o era)? Apocalipsis 1:16,20; 2:1 habla a las siete estrellas en la mano derecha de Cristo. Estas siete iglesias son distintas de los siete candeleros; Él camina entre los candeleros, pero mantiene estos ministros en Su mano derecha.
En la idea democrática de la organización de la iglesia de hoy en día, todo el poder procede de los miembros y hace que la posición ministerial sea nada más que la voluntad colectiva o los deseos de la iglesia. En contraste, los verdaderos ministros del evangelio tienen una relación con Cristo y con la Iglesia que los miembros de la iglesia no tienen. Ellos son partícipes directamente de la autoridad de Cristo y son responsables directamente ante Él. Ellos son sostenidos por Su mano derecha, más allá que los poderes de los hombres o de que los ángeles sean usados para reemplazarlos. ¡Cristo los sostiene como preciosos, como de gran estima! ¡Son Sus mensajeros! ¡Ellos hablarán lo que es necesario para su generación! ¡Son parte de un grupo de estrellas a través de los siglos que dan voces y hablan de la Era contemporánea de la Iglesia!
Como ministro del Evangelio en los Últimos Tiempos de los Postreros Días, ¡Debo ver que ésta es mí era de la Iglesia! Del mismo modo que Dios me ha designado como el mensajero para la Iglesia local (es decir, la iglesia de Foundations Ministries), Él ha designado otros mensajeros para ésta era de la Iglesia. Esta es la ultima era de la Iglesia; Él está parado en este momento a la puerta del corazón. Pronto otra puerta será abierta, la puerta que lleva al aire—el Rapto. ¡Necesito cuidarme para no ser engañado por la época en la que vivo, ni tampoco ser engañado por esta Era de la Iglesia! Si, las cosas externamente parecen ser buenas y prósperas, pero internamente la iglesia está en el más lamentable estado de su existencia. Este es el más miserable estado, esta es la más grande hora de su pobreza espiritual. ¡Como ministro del Evangelio debo ver esto!
Mi querido padre terrenal, en una trilogía de libros presenta estas contradictorias posiciones sobre las que cada uno de nosotros debemos decidir:
“Charismatism: Awakening or Apostasy?”(Carismatismo: ¿Despertamiento o Apostasía?), “Rome:Crusade or Crucible?”(Roma: ¿Cruzada o Crisol?), y “Pentecostalism: Purity or Peril?” (Pentecostalismo: ¿Pureza o Peligro?). ¿Cómo veo mi iglesia? ¿Cómo veo la era de mi iglesia? ¿Qué parte del principio dialéctico estoy declarando como el comentario verdadero de mi Era?El Señor me libere de mi era secular y de la tibieza espiritual de la era de mi Iglesia, la cual creo es la Era Final de la Iglesia sobre la Tierra.