Volumen 39 | Número 3 | Mayo/Junio 2011

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La Súplica Final de Cristo Para la Era Final de la Iglesia — 2da. Parte


By Dr. H. T. Spence

En el artículo anterior observamos que Cristo dirige Su mensaje de Apocalipsis 3:14–22 al ángel de la Iglesia de Laodicea. El Señor le dice a este mensajero que su congregación se ha convertido en “tibia”. La palabra griega que se traduce como tibia ocurre solo en esta ocasión en el Nuevo Testamento; tiene el significado de “agua tibia”. En esta declaración Cristo habla de tres diferentes estados espirituales: un estado de frialdad, un estado de calor o fervor, y un estado de tibieza. Hay muchos en el mundo quienes son fríos para las cosas de Cristo; el Evangelio los deja totalmente inconmovibles e indiferentes para cualquier aspecto de fervor espiritual. Todo creyente conoció alguna vez este estado de frialdad que no daba evidencia de la gracia de Dios. Por el contrario, aquellos que son descritos como calientes espiritualmente son quienes muestran genuino fervor espiritual y no dejan lugar a duda de su vida eterna, del poder de la santificación y de la presencia del Espíritu Santo; ellos tienen un testimonio ferviente.

Cuando la gracia salvadora viene a la persona que esta fría espiritualmente, hay una transformación inmediata del alma muerta de su estado de frialdad a un estado de calidez espiritual y fervor. Vemos un ejemplo clásico en la conversión de Saulo de Tarso quien se convirtió en Pablo el Apóstol. El libro de Hechos capítulo 9 revela este drástico cambio una vez que la Gracia transformadora tomó su vida. ¡Nunca perdió su ferviente celo ni su espíritu por Cristo! Marcos 5 nos cuenta la historia de un hombre Gadareno a quien Cristo salvó de una legión de demonios. Leemos que fue repentinamente visto “sentado, vestido, y en su juicio cabal” (5:15). Aunque, deseaba estar con Cristo, el Señor le dijo: “Vete a tu casa a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido compasión de ti” (5:19) Esta es la manera en la que debería ser una real obra de Dios: yendo directamente de estar en frialdad espiritual a caliente, instantáneamente.

Sin embargo, es el tercer estado de tibieza espiritual el que caracteriza a la iglesia en Laodicea. Este estado espiritual se refiere a aquellos quienes han manifestado algún interés en las cosas de Dios. Ellos tal vez sean cristianos profesantes que asisten a una iglesia mientras que están muy lejos de ser un verdadero testimonio por Cristo; sus actitudes y acciones levantan dudas concernientes a la realidad espiritual de sus vidas. Se puede ver por la manera en que visten, lo que les gusta, y lo que verdaderamente desean. Aunque han sido emocionados por algunos conceptos del Evangelio, no existe claridad en que ellos en realidad pertenecen o no a Cristo. Para Laodicea, la tibieza no es una transición de frío a caliente; este es su estado final. Este es el estado final por el cual el Señor tiene un gran aborrecimiento. (Es interesante que R. C. Trench comentó que ningún sacrificio pagano a los dioses era ofrecido en tibieza; siempre era un sacrificio ya fuese frío o caliente, pero nunca tibio. Aun el paganismo aborrece la tibieza.)

Como resultado de este estado final espiritual, Cristo declaró que estaba a punto de vomitarlos de Su boca. La indignación de Cristo aquí no es con las sectas y las religiones falsas como el Romanismo; aquí, Su disgusto es para con la iglesia, lo que mayormente se identifica con el verdadero Cristianismo. La gran tendencia de los Laodicenses era hacia una política de tolerancia, concesión y compromiso.

Hay algo acerca del estado intermedio de ser tibio que es absolutamente repugnante a Dios. Hay más esperanza del estado de frialdad espiritual de una persona que no ha sido tocada por el Evangelio y no ha puesto su confianza en Cristo como su Salvador, en comparación con una persona que ha hecho una profesión de fe sin vivir una vida que verdaderamente honra al Cristo del Evangelio que ha escuchado y profesado. ¿Cuántas personas dentro de las iglesias en el Fundamentalismo han satisfecho sus propios corazones y han sido adormecidos en un sentido de falsa seguridad? Esta seguridad no bíblica se ha convertido en una prominente doctrina apremiante entre muchos cristianos. Ellos quieren una seguridad eterna sin la necesidad de permanecer en Cristo, sin continuar creyendo en Él, sin ninguna responsabilidad hacia Dios y Su Palabra. La persona más difícil de que se convierta a Cristo es aquel que es religioso, aquel que está totalmente satisfecho con la medida de su devoción a Dios y con su estado contemporáneo del Cristianismo profesante. ¡Sí, es mucho más fácil ganar a las rameras y publicanos que a los tibios!

El gran peligro encarnado en el termino tibieza es “indiferencia.” Frecuentemente los indiferentes son ignorantes de las convicciones básicas respecto a las doctrinas centrales de la Fe Cristiana, así como de la necesidad de un cambio dramático en la vida y una perspectiva requerida del verdadero cristiano. Hoy, el énfasis sobre las membresías dentro de las organizaciones es mayor que el hecho de formar parte del Cuerpo de Cristo, lo cual únicamente viene a través del milagro del Nuevo Nacimiento.

Es interesante notar que ninguno de los pecados mencionados en las iglesias de Apocalipsis 2 y 3 son detallados aquí en Laodicea; al mismo tiempo, no hay obras que sean elogiadas. ¿No es esto espantoso, considerando cuánto la iglesia de hoy está llena de obras? Mientras presionan a creer que estamos en el más grande periodo de avivamiento en la historia, la Cabeza de la Iglesia declara que somos desventurados, ciegos, desnudos y en pobreza espiritual.

Es evidente que el orgullo de la riqueza de Laodicea fue llevado a la vida espiritual. En el Texto Recibido, Apocalipsis 3:17 dice: “Yo, Yo soy rico; Yo he obtenido riquezas.” Está declarando, “Desde que Yo soy físicamente rico, es evidente que yo soy rico espiritualmente.”¡Qué tan cierto es esto de la presente iglesia institucional! La iglesia físicamente exitosa se ha convertido en el pensamiento de sus líderes, lo cual es el comentario de la realidad de su estado espiritual. Nunca debemos pensar que si tenemos dinero y estamos bien en lo físico y material, que esto será el resultado de nuestra relación espiritual con Dios. Sino por el contrario, es raro que una persona con mucho dinero sea espiritual. ¿Por qué es esto verdad? Veamos Primera de Timoteo 6:9–11:

Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. Más tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.

Las riquezas producen ceguera; tienen la manera de adormecer a los hombres hasta llevarlos al sueño. “El que fue sembrado entre espinos, este es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa” (Mateo 13:22) ¡Oh, el engaño de las riquezas!

Apocalipsis 3:17 también menciona “y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.” Aquí el Griego original es muy enfático: Tú eres el desventurado, o “Tú, tú que te jactas, tú eres el miserable; tú eres pobre [absolutamente en pobreza espiritual]; eres ciego.” Es evidente que su ceguera es por su auto- complacencia. La Iglesia, obsesionada con sus riquezas y bienes, no puede ver su miserable pobreza espiritual ¡Oh, esta es la Gran Pretensión, el gran engaño! Mateo 24:24 declara que con las grandes señales y prodigios y todo lo que la Iglesia parece tener, de tal manera que engañarán, si fuere posible aun a los escogidos. La Iglesia puede ser engañada por el mundo, por la religión contemporánea falsa, y a través de la auto-decepción. No podemos engañarnos a nosotros mismos creyendo que providencias positivas son señales de espiritualidad, porque no lo son.

En contraste, el llamado de Cristo a la Iglesia de la Laodicea en Apocalipsis 3:18:

Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.

¿!Puede ser que no escuchemos la Cabeza de la Iglesia!? ”Yo te aconsejo que de mí compres.” ¿Crees que eres rico y capaz de obtener cualquier cosa que quieras? “¡Tú debes comprar de mí, no del mundo!” ¿Cómo se compran las cosas espirituales de Dios? Isaías 55 declara que debe ser sin dinero, y sin precio. Esto se obtiene de mí: a través y por Cristo. El está reconociendo que esto es exclusivamente Su riqueza y Su oro.

“Te vomitaré de mi boca”-¡Debes comprar de mí rápido! Oro, vestiduras blancas para vestirme y colirio, todo esto debe ser obtenido de la Cabeza de la Iglesia. ¿Desconocemos el estado espiritual de nuestra iglesia? ¿Estamos ciegos para ver el estado espiritual de nuestra vida como mensajero? ¿Estamos ciegos para ver la verdadera condición del Fundamentalismo? ¡La Iglesia del Tiempo-Final, la última Era de la Iglesia está llena de engaño respecto a lo que verdaderamente es espiritualidad!

En Apocalipsis 3:19, Cristo entonces da la advertencia al arrepentimiento: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo.” La palabra aquí para “amor” puede ser sorprendente. Este es el termino phileo, este es un término para afecto con menos profundidad que el termino agapao. Aquí, aquellos quienes son el objeto de Su afecto son también el objeto de Su reprensión y castigo. Cristo será el más duro con los Cristianos de los últimos tiempos—con aquellas almas a las que reprenderá, expondrá o traerá convicciones. Esta no será simplemente una reprensión verbal; sino serán también castigados: entrenados, disciplinados, y educados. Estas reprensiones son para quienes han tomado las mismas características de tibieza que aquellos que profesan ser cristianos alrededor de ellos. De hecho, el ser reprendidos y castigados es una evidencia de que son verdaderos hijos de Dios. En ocasiones los cristianos cambian y se parecen a aquellos quienes únicamente tienen una profesión de fe. Pero Dios conoce la diferencia. El Señor tratará con aquellos a quienes Él ama, y en ocasiones, lo hará severamente.

En Apocalipsis 3:20 leemos: “He aquí yo estoy a la puerta y llamo” Esta es una gran invitación para todos los que habrán de escuchar, en la última Era de la Iglesia. Cristo está afuera de la puerta y espera una invitación a pasar, Cristo esta así representado en relación a la iglesia, así como en relación con los individuos. Cristo debe ser invitado a entrar y a convertirse en el centro de alabanza, adoración, y amor; y esto debe ser una verdad en el corazón del hombre. En esta presente era, Dios no obliga a nadie. Nadie que desea ser rebelde está forzado a obedecer. No obstante, para los que desean que Cristo venga, Él entrará.

En las Escrituras, el concepto de la puerta es usualmente asociado con la Segunda Venida. Lucas 12:35, 36 declara, “Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su Señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran enseguida” Observe qué tan rápido será esto: ¡Inmediatamente! Note en Mateo 25:10, “Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.” Esto se observa después de la venida del novio; aquí las vírgenes insensatas vienen y tocan a la puerta. Aquí y ahora, la puerta del presente y de nuestra Era es el tiempo adecuado para que los hombres tibios escuchen a Cristo.

Gracias a Dios, ¡Él está a la puerta! Gracias a Dios, ¡Él está continuamente allí en este momento! Y no solamente continúa allí, ¡Está tocando a la puerta! ¿Qué puerta? El palacio del alma tiene muchas puertas. Está la puerta del intelecto; ante esta Él llega con evidencias razonables de Su fe y hace Su declaración. Existe la puerta de la conciencia: mostrando la manera cómo Él tiene que ser obedecido en justicia. Existe la puerta del amor: expresando cuánto ha hecho por nosotros durante nuestra existencia. Está la puerta del temor: esta es la alarma del despertamiento de la conciencia, buscando la venida de Su juicio. Y, existe la puerta de la esperanza: ¡La promesa de Cristo de un cambio que puede venir!

Él toca a la puerta de muchas maneras. En ocasiones es mediante Su Palabra; ya sea a través de la lectura, o a través de la predicación el alma es levantada. ¡Oh, qué tan frecuente Él ha llevado a cabo esto en nuestras vidas! Otras veces es por Su providencia: a través de alguna enfermedad, duelo, pérdida de la riqueza o de algún amigo o de seres amados, cercanía a la muerte, problemas de la mente, problemas del cuerpo, o de nuestras propiedades. En ocasiones es por medio del llamado del Espíritu: “El Espíritu dice, Ven.”

Querido lector, ¿Dónde te encuentras espiritualmente delante de Dios? ¿Estás en tibieza? ¿Será permanente esta tibieza? Querido predicador, ¿Acaso el Señor le está hablando al mensajero, o a la iglesia? ¿O a ambos? ¡La Tibieza es el poder más paralizante en la iglesia hoy en día! Lo debemos reconocer; lo debemos ver . . . ¡Ahora! Cristo declara: “Te vomitaré de mi boca“ ¿Qué espera el Cristiano insensible para reaccionar? ¡Que el Señor nos ayude a no ser parte de esta Era Final de la Iglesia!