Volumen 39 | Número 5 | Octubre–Diciembre 2011

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Daniel: En Tiempos de Angustias


By Dr. H. T. Spence

En el capítulo 9, Daniel se preguntó si los tiempos de los Gentiles se terminarían pronto, al menos, con respecto a la liberación de los judíos. No obstante, se percató que otras 70 semanas de años habían sido designadas para ellos. Durante ese designado “Tiempo de los Gentiles”, ¿Cuál sería la relación entre los Gentiles y los Judíos?

Esta carga espiritual culmina en el capítulo 12, en donde a Daniel se le avisa de un tiempo venidero, un tiempo de angustias como nunca lo había habido en la nación de Israel. La nación de Israel ha tenido varios tiempos de grandes angustias a través de toda su historia, lo cual nos conduce hasta esta dura profecía; estos tiempos deben ser observados con cuidado.

Los Tiempos de Angustias

Cada tiempo de dificultades ha tenido un propósito para la preparación y la purificación de Israel en el plan de Dios. Las angustias estaban presentes en las mismísimas agonías del nacimiento de la nación en Egipto. No tenían un líder mientras estaban en profunda persecución y aflicción. Faraón estaba matando a los niños recién nacidos y estaba adoptando a las niñas de Israel para la nación Egipcia. Dentro de esta “casa de esclavitud”, fueron forzados a servir con rigor, clamando a Dios. Dios envió a Moisés como líder y después envió plagas para oprimir a Egipto; esto ocasionó que se intensificara la ira de Faraón y de su pueblo. Finalmente, después del éxodo en la medianoche y del cruce del Mar Rojo, Dios los liberó de Faraón y de Egipto.

También han existido repetidas crisis durante los tiempos de los Jueces y de los Reyes debido a que Israel se había alejado del Señor. Estas angustias llegaron de parte de enemigos como Nahas, Goliat, Senaquerib, quienes amenazaron con opresión y destrucción. Sus enemigos los sujetaban a que les diesen tributo, o los conquistaban paralizándolos hasta que Dios les levantaba un libertador.

Con la llegada del cautiverio Babilónico, muchos fueron muertos y la ciudad de Jerusalén fue destruida. El Señor había advertido acerca de un cautiverio, el cual se llevó a cabo en tres etapas, primero los tesoros de la casa de Jehová fueron tomados juntamente con todas las personas nobles de la tierra, después fue tomado el rey Sedequías, y finalmente quemaron la ciudad y el templo. Este evento crítico dio inicio a “los tiempos de los Gentiles” y al derrocamiento de Israel como una nación junto con su rey.

También están los tiempos de angustias en los días peligrosos de Mardoqueo y de la Reina Ester. Este tiempo llevó a Israel al borde del genocidio cuando Amán buscaba la destrucción total de los judíos. No obstante, la liberación llegó a través de Mardoqueo, de Ester, y la compasión de un rey que permitió que los judíos se protegieran a sí mismos.

Después vino la abominación desoladora de Antíoco Epífanes IV. Fue llamado Teo Epífanes, “el dios que aparece o se revela a sí mismo”. Fue un hombre quien enérgicamente presionaba para llevar a cabo la Helenización de los judíos. La pena de muerte se extendió para todos aquellos que guardaran el Sabbath o quienes fueran circuncidados. Algunos judíos, atraídos por la esperanza de la Helenización, intentaron revertir la circuncisión con el propósito de participar en los juegos atléticos Griegos y renunciar al pacto Abrahámico. No obstante, una vez al mes todos los judíos eran investigados para ver si alguno había sido circuncidado o para ver si alguno tenía una copia de la Ley. El Templo de Zorobabel fue re-dedicado al dios Griego Zeus. En diciembre del año 168 a.C:, fue construido un altar pagano en lugar del Gran Altar de Ofrendas de Holocausto; el día 25 de Diciembre se llevó a cabo el primer sacrificio a Zeus en este altar pagano. Daniel había profetizado acerca de la “abominación desoladora”—una cosa sucia, aborrecible, e idolátrica— una abominación que habría de desolar el Lugar Santísimo y al templo mismo. Estos eran tiempos de grandes angustias hasta que Dios trajo liberación a través de la sublevación de los Macabeos.

También hubo un “tiempo de angustia” bajo los Romanos que lideraron eventualmente la destrucción de Jerusalén bajo el comando de Tito. Este asedio de la ciudad de Jerusalén terminó cuando después de 5 meses, los soldados de Tito pudieron entrar en la ciudad y tomar control, destruyendo tanto la ciudad como el Templo. Más de un millón de judíos fueron muertos, y más de 100,000 fueron llevados en cautiverio a Roma. Esto trajo la dispersión final de los judíos a través de todo el mundo, la cual duró aproximadamente 2,000 años.

Los “tiempos de angustias” han continuado para los judíos según hemos sido testigos a través de las inquisiciones de la Iglesia Católica Romana y de otros países que han sido influenciados por el Romanismo. También están las angustias del siglo XX a través de Benito Mussolini y de Adolfo Hitler exterminando alrededor de 6 millones de judíos.

Todos estos problemas son únicamente el preludio al próximo, final, y terrible “tiempo de angustia” como ninguno otro que ha sido anteriormente. De todas las angustias del pasado, los judíos han tenido liberación suficiente para prolongar su raza; sin embargo, ellos nunca han tenido una liberación final.

El Venidero “Tiempo de la Angustia de Jacob”

Surge en la profecía, durante el tiempo de los poderes culminantes de los tiempos de los Gentiles un “tiempo de angustia” venidero que sobrepasará todas las otras angustias. Inmediatamente después, el gobierno Gentil cesará y Dios colocará a los judíos de vuelta en el gobierno mundial. Pero esta transición estará acompañada de problemas. Esta transición comienza en los últimos 3 ½ años de la “última semana de Daniel”. Este tiempo transicional marca la temporada cuando el Anticristo se encuentre en una dictadura total gobernando sobre el mundo; también será una temporada en la cual se vuelve en contra de la nación judía con una ira vehemente y decide destruir la ciudad de Jerusalén. Estos 3 ½ años serán el asalto final de la angustia sobre Israel.

Jeremías 30:4–7 compara a este tiempo con los dolores de parto de una mujer:

Estas, pues, son las palabras que habló Jehová acerca de Israel y de Judá. Porque así ha dicho Jehová: Hemos oído voz de temblor; de espanto, y no de paz. Inquirid ahora, y mirad si el varón da a luz; porque he visto que todo hombre tenía las manos sobre sus lomos, como mujer que está de parto, y se han vuelto pálidos todos los rostros. ¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado.

En Ezequiel 20:34–38, la Biblia nos declara que ellos pasarán bajo una vara:

Y os sacaré de entre los pueblos, y os reuniré de las tierras en que estáis esparcidos, con mano fuerte y brazo extendido, y enojo derramado; y os traeré al desierto de los pueblos, y allí litigaré con vosotros cara a cara. Como litigué con vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así litigaré con vosotros, dice Jehová el Señor. Os haré pasar bajo la vara, y os haré entrar en los vínculos del pacto; y apartaré de entre vosotros a los rebeldes, y a los que se rebelaron contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones los sacaré, mas a la tierra de Israel no entrarán; y sabréis que yo soy Jehová.

También leemos en Ezequiel 22:18–22 que Dios los desechará dentro de Su “horno de fundición”:

Hijo de hombre, la casa de Israel se me ha convertido en escoria; todos ellos son bronce y estaño y hierro y plomo en medio del horno; y en escorias de plata se convirtieron. Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto todos vosotros os habéis convertido en escorias, por tanto, he aquí que yo os reuniré en medio de Jerusalén. Como quien junta plata y bronce y hierro y plomo y estaño en medio del horno, para encender fuego en él para fundirlos, así os juntaré en mi furor y en mi ira, y os pondré allí, y os fundiré. Yo os juntaré y soplaré sobre vosotros en el fuego de mi furor, y en medio de él seréis fundidos. Como se funde la plata en medio del horno, así seréis fundidos en medio de él; y sabréis que yo Jehová habré derramado mi enojo sobre vosotros.

En Zacarías 13:9 se nos revela que Dios destruirá a todos los judíos incrédulos, quienes solamente una tercera parte serán salvos en la “última semana” de Daniel:

Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios.

Juan el Amado, en el Libro de Apocalipsis (Apocalipsis 13:1 hasta 19:21) nos da los detalles del tiempo de “angustia para Jacob”. En esta temporada de angustia, de un solo impacto, 144,000 judíos serán muertos en estos últimos 3 ½ años (Apocalipsis 14). Un tiempo de juicio para los judíos será este “tiempo de angustia”, a través del cual, como un “proceso de refinación”, ellos serán hechos aceptos de nuevo para que sean el escogido pueblo de Dios. Su liberación mencionada en Zacarías 14, incluyendo la Batalla de Armagedón, conducirán al final del tiempo de los Gentiles. El judío entrará a la Era del Reino y restaurará el Reino para Israel con Cristo, el Judío (Cristo es un judío), ¡Quien será Rey para siempre!

El Anticristo y los Tiempos de Angustia

La “última semana” de Daniel comienza cuando el Anticristo hace un pacto con los judíos, sellando ese pacto con la construcción de un templo para ellos en Jerusalén. Este pacto y construcción durará únicamente los primeros 3 ½ años de la “última semana” de Daniel. El principio del último “tiempo de angustia” ocurre cuando el Anticristo entra al Lugar Santísimo en la mitad de la semana; en medio de la semana, propagará las abominaciones para convertir ese Lugar Santísimo en desolación. Cristo nos dio esta señal en Mateo 24:15, “Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda)”. Este incidente ha sido visto con anterioridad en la historia Judía. Se observó en los días de Antíoco (Daniel 11:31), y también será visto en la venida del Anticristo (Daniel 9:27 y 12:11). Esto fue (y es) una señal para el judío respecto “al inicio de la semana de angustia”, los últimos 3 ½ años de la “última semana” de Daniel y el fin del Periodo de la Tribulación.

Las Eras de la Iglesia

La Era de la Iglesia que ha continuado durante los últimos 2,000 años, fue verdaderamente un misterio en los tiempos del Antiguo Testamento. Los profetas no tenían revelación con respecto a este segmento de la historia en una manera literal. Sin embargo, la Era de la Iglesia es acolchonada espiritualmente en sus declaraciones; los profetas hablaron conforme el Espíritu Santo se movía en ellos, y Él ocultó en las palabras de ellos verdades que fueron abiertas después en la revelación del Nuevo Testamento. Jesús mencionó este misterio en Mateo 13:17 cuando interpretó en particular esas parábolas para Sus discípulos:

Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.

En Mateo 13:35 Cristo declaró, “Abriré en parábolas mi boca; Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo.”

En la profecía que encontramos en Daniel 9:24–27, no existe la mención acerca de la Iglesia. No obstante, se dejó un lugar para que sucediera entre la semana 69 (culminando la Entrada Triunfal de Jesús) y la semana 70 (la cual da inicio a la Última Semana de Daniel). De manera general, se hace una breve mención de la destrucción de Jerusalén y del Templo en un solo versículo (Daniel 9:26), lo cual sucede dentro del espacio profético, pero no se dice nada más que pueda ser colocado entre esas semanas.

La Iglesia esta siendo testigo de que su propia “abominación desoladora” está llegando al final de la Era de la Iglesia. Aunque la Reforma Protestante llevó a la Iglesia Institucional de vuelta a las Escrituras. Dios llevó a la Iglesia a los más profundos discernimientos espirituales durante el tiempo de los 1700’s y los 1800’s, lo que comúnmente se conoce como los Avivamientos o el tiempo de Despertamientos en la historia de la Iglesia. Fue un tiempo de discernimiento para vivir en el “Lugar-Santo” y en el “Lugar-Santísimo”. Aunque la Reforma dio énfasis sobre la relación entre nuestra defensa de la fe y el Estado, delante de Dios, no fue sino hasta la Era de la Iglesia Filadelfia (1700’s y 1800’s) que trajo una obra más profunda internamente del sacrificio propiciatorio en el corazón espiritual. Sin importar cuál era el sistema teológico que un cristiano abrazara durante esos tiempos, existía un hambre por una vida en el hombre interior, el evangelio completo, y pureza de corazón y vida. Los discernimientos más profundos espiritualmente de parte de Dios para una vida personal del hombre interior, fueron durante este periodo de la historia de la Iglesia.

La Última Era de la Iglesia

Siguiendo la hermosura del periodo de Avivamientos, algo problemático sucedió al inicio del siglo XX. Cambios drásticos se llevaron a cabo, uno detrás de otro, aun dentro del segmento conservador de la Iglesia. El Liberalismo y el Modernismo ya estaban permeando las denominaciones cuando la providencia dio lugar al nacimiento del movimiento Fundamentalista para detener la plaga de los movimientos anteriores. Sin embargo, ya que no hubo un retorno interno hacia la verdad, muchos fueron forzados para separarse de las denominaciones con el propósito de proteger los Fundamentos de la Fe Cristiana. Como las olas de una marea, lo Neo llegó con un poder abrumador hacia las denominaciones trayendo su abominación, su suciedad, su despreciable blasfemia, y convirtiendo en desolación el Lugar Santo y el Lugar Santísimo. El Evangelio corrompido de lo Neo ha permeado las denominaciones de tal manera, que no existe posibilidad de restauración para ellas. La Puerta del Hades ha prevalecido en contra de dichas denominaciones.

¿Existe alguna denominación de cualquier magnitud en nuestros días, que no haya sido afectada o permeada con el Neo-Cristianismo de nuestros tiempos? ¿Existe alguna denominación que no haya sido afectada por la Música Cristiana Contemporánea? La apostasía es la abominación que ha traído en décadas previas, la desolación dentro de los recintos sacros de aquellas verdaderas denominaciones cristianas. Nos encontramos en la etapa final de la abominación de parte de la iglesia institucional, una Era de la Iglesia que ha ocasionado que la Cabeza de la Iglesia, el Señor Jesucristo, haya dicho que la vomitaría de Su boca. El santuario interno de la verdad acerca de espiritualidad, santidad, y pureza de corazón, es odiado, despreciado, intimidado, causa de burla y además se predica en contra de ello. La mundanalidad finalmente ha entrado a la Iglesia y aun ha reclamado los últimos bastiones del evangelicalismo, el Cristianismo mas conservador de estos días.

A los cristianos cada vez les importa menos una vida en piedad y santidad de corazón; tal clase de vida es negada, rechazada, etiquetada como legalista, y el hecho de que crujan los dientes en contra de ella es una evidencia de cuánto se ha profundizado el odio del Fundamentalismo hacia ella. La música cristiana contemporánea ha entrado al Lugar Santísimo reclamando ser la música del espíritu Santo para nuestros tiempos. La cultura casual y desaliñada en su vestir, se ha convertido ahora en la norma a seguir. Las escuelas cristianas han declarado que la “cultura” es el medio por el cual lo inmoral, lo carnal, lo impuro de vista y pensamiento, son permitidos dentro del contexto cristiano. El mundo de las modas, lo que está en boga, y el estilo, domina la apariencia y la tendencia de los líderes cristianos. Aun el Lugar Santo de las Escrituras ha sido abominado con las muchas versiones de la Biblia o las perversiones bajo el disfraz de escolasticismo.

Conclusión

El Fundamentalismo ha sucum-bido dentro del campamento del Neo-Evangelicalismo. El último bastión público (Fundamentalismo) que en algún tiempo defendía las Escrituras está ahora cuestionando la Palabra de Dios, la está debilitando públicamente, la está atacando, criticando, y destruyendo su poder delante de las personas. El liderazgo del Fundamentalismo ha permitido que la espiritualidad sea odiada y condenada bajo la cubierta de métodos profesantes como el evangelismo y la erudición. Cuando hacemos una cuidadosa retrospección, parece ser que Dios visitó al Fundamentalismo en los 1970’s y 1980’s con un llamado a la espiritualidad y santidad, para caminar de corazón con Dios, un caminar santo, un caminar consagrado, y un caminar ungido. Pero parece no haber esperanza para que el Fundamentalismo obtenga su restauración; y es que el movimiento ya no detecta lo que esta sucediendo en su Lugar Santo. Han seguido el camino de la carne.

Existe únicamente un remanente que parece ver la desolación que se está llevando a cabo, solo un remanente que aun entiende lo que ha sucedido. El Fundamentalismo se encuentra ahora tolerando más a los líderes denominacionales de la Convención Bautista del Sur, adoptando cada vez más su apariencia según su Evangelio corrompido, cortejando con sus ministros para invitarlos a predicar en sus conferencias y escuelas, y con tales escuelas involucrándose más y más con las multitudes Neo en cuestión de deportes. Hemos creado una locura religiosa que está destruyendo nuestra manera de pensar con respecto entre lo que es bíblico y lo que es conveniente. Tal como la Iglesia de Laodicea, nos estamos enriqueciendo, nuestras iglesias están aumentando sus bienes materiales, y rehusamos reconocer cualquier necesidad de nuestro corazón acerca de una vida que venga de Dios. La pérdida es que hemos concebido excusas para nuestros cambios, y hemos visto esos cambios dizque para el mejoramiento de Cristo y de Su Iglesia. Aun así, la triste realidad es que nosotros no sabemos que somos miserables, pobres, ciegos, y desnudos. ¡Del mismo modo, estamos en grandes problemas delante de Dios!

Cuando esta realidad se menciona a través de nuestras conversaciones con otros cristianos, parece ser que no les perturba en nada, ni sus espíritus se entristecen. Cuando leemos en Daniel 7:15, “Se me turbó el espíritu a mí, Daniel, en medio de mi cuerpo, y las visiones de mi cabeza me asombraron”. También leemos en Daniel 7:28, “Aquí fue el fin de sus palabras. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron y mi rostro se demudó; pero guardé el asunto en mi corazón”. Notemos los que Ezequiel miró junto al río Quebar:

Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el cual había estado, al umbral de la casa; y llamó Jehová al varón vestido de lino, que tenía a su cintura el tintero de escribano, y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella” (Ezequiel 9:3, 4).

Es raro hoy en día ver a alguien en el Fundamentalismo suspirando y clamando por todas las abominaciones que se están llevando a cabo, y por los cambios que están sucediendo en medio de dicho movimiento.

Querido amigo, ¿Qué hay acerca de su vida personal con Dios? ¿Ha llegado algún cambio a su vida? ¿Cómo es su “Lugar Santísimo”? Es evidente que el remanente está esforzándose por evangelizar y por construir vidas espirituales dentro de un tiempo demasiado hostil, aun dentro de la misma iglesia. Esto nos recuerda los días de Nehemías cuando habían tenido que construir con una herramienta en una mano y con una arma en la otra. “Se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos” (Daniel 9:25b).

Que Dios nos ayude a discernir los tiempos, estos angustiosos tiempos dentro de la Iglesia, al tiempo en el cual nos encontramos en el umbral de la inminente venida de nuestro bendito Salvador.