Volumen 25 | Número 7 | Julio 1997

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En esta edición:

La Doctrina Bíblica de la Santificación—2da. Parte


By Dr. O. Talmadge Spence

Contenido: Parte Uno

1.  Separación Escritural
2.  Santificación y Santidad
3.  Una Doctrina Desatendida
4.  La Fuente de Santidad
5.  El Santo Templo
6.  Los Fundamentos en Todos los Compartimientos dela Vida
7.  Sosteniendo el Fuerte; Cuidando la Hora
8.  La Definición Completa de Santificación

Contenido: Parte Dos

9.  EL Significado de la Santificación
10.  El Santo Escenario en su Totalidad
11.  Los Distintivos de la Santificación
12.  El Error Católico Romano
13.  Los Fundamentos Dis-tinguidos
14.  El Libro de Romanos

El Significado de Santificación

Las palabras más importantes en Inglés en las Sagradas Escrituras que hablan acerca de la enseñanza de la Santificación, en la Biblia Versión King James son: Santidad, Santificación, Consagración, Limpieza y Pureza. Por supuesto, podemos incluir separación bajo otro estudio de palabras del Hebreo y del Griego, pero en realidad, “Separación” debe ser tomada como solo un aspecto de la Doctrina más amplia de Santificación y Santidad. “Separación”, con sus palabras afines, es utilizada cerca de 84 veces en el Antiguo Testamento, y 12 veces en el Nuevo Testamento.

Así que, las palabras más prominentes son: Santificación, Santidad y Pureza.

En cada una de esas tres palabras hay una divina consistencia entre la palabra en Hebreo del Antiguo Testamento qodesh, y la palabra en Griego del Nuevo Testamento hagios. La primer palabra, junto con todas sus formas afines aparece 721 veces en el Antiguo Testamento; la segunda, junto con todas sus formas afines en Griego es mencionada en el Nuevo Testamento cerca de 225 ocasiones.11

Qodesh, en un estudio de palabras, es claramente vista bajo la siguiente definición:

Los lenguajes semíticos tienen dos formas originales de la raíz. La primea significa “puro” y “devoto”, como en la palabra Akkadiánica qadistu y en la palabra Hebrea gades, “santo”. La palabra describe a algo o a alguien. La segunda, significa “santidad” como una situación o como algo abstracto, tal como la palabra Arábiga algaddus, o “lo más santo o lo más puro”. En Hebreo, el verbo gades combina ambos elementos: el descriptivo y el estático. El entendimiento tradicional de “separado” es solo un significado derivado y no un significado primario.12

Principalmente, la palabra Hebrea del Antiguo Testamento habla acerca de la resplandeciente, radiante, y gloriosa Santidad del Dios todopoderoso.13 El Antiguo Testamento enfatiza la verdad de santificación y santidad en la naturaleza intrínseca de Dios. Hablando de manera general, el Antiguo Testamento revela tal verdad de la Santidad de Dios que el hombre tiende a retirarse de Dios, o aún creer que podría morir y llegar a la Santa presencia de Dios.

Por otro lado, hagios, tal como es revelada a través de la palabra Griega en el Nuevo testamento, se ha hecho más amistosa y aceptable por el corazón del Cristiano creyente quien ha recibido gracia a través del sacrificio propiciatorio del Señor Jesucristo. Por supuesto, la encarnación y nacimiento virginal del Señor Jesucristo, dentro del tiempo, espacio, historia de los eventos humanos, trajo la Santidad de Dios, ahora imputada e impartida a los creyentes, a través de la satisfacción de la justicia del Padre al aceptar el sacrificio de Su Hijo en la cruz del Calvario. Debemos esperar esta revelación de hagios, como respuesta a la redención, de que esto se leve a cabo para la gloria de Dios. Hagios es la palabra Griega que fue escogida por la Septuaginta, para referirse a la palabra Hebrea qodesh.14

Hagios, en un estudio de palabras se define como sigue:

Significa (a) Separación hacia Dios (I Cor 1:30; etc.), (b) El estado resultante, la conducta conveniente para aquellos separados (I Tes 4:3,4,7), . . . (santificación es entonces el estado predeterminado por Dios para los creyentes, al cual en gracia ellos han sido llamados por El, y en el cual ellos comienzan su curso Cristiano y lo siguen. De aquí que ellos sean llamados “Santos”.15

El arzobispo Richard C. Trench, en su notable libro, Sinónimos del Nuevo Testamento , analizó la palabra (Enciclopedia Religiosa de Herzog), obteniendo que la etimología de hagios tiene como raíz hag.

Hagios es una palabra de uso nada común en el Griego Ático, . . . su idea fundamental es separación, y, por decirlo, consagración y devoción al servicio de la Deidad; . . . siempre descansando en la palabra, como en el Latín sacer, que esta consagración puede ser anatema . . . Pero una idea cercana a esto es que aquello que ha sido apartado hacia Dios, debe separarse a sí misma de la contaminación del mundo, y debe compartir la pureza de Dios; de esta forma hagios adquiere entonces un significado moral.16

Trench concluye su expresión definitiva resumiendo lo sublime de esta palabra: “mientras que Dios mismo, separado completamente de lo maligno, repelando de Sí mismo toda posibilidad de pecado o contaminación, contendiendo contra estos en cada una de sus criaturas, obtiene este título de hagios como el más alto derecho de todos.17 Algunos se han atrevido a proceder con tal definición de tal manera que creen que la palabra está gramaticalmente enraizada en “no tierra; no Adán” (hagei; una separación de la tierra o del señorío de Adán).18

William Barclay, en su contemp-oráneo comentario El estudio Diario de la Biblia , en sus comentarios en I Pedro 1:4-16 define hagios como “la raíz significando que es diferente. Eso que es diferente de las cosas ordinarias”. Continúa su definición presentando que “el Templo, el Sabbat, y el Cristiano, son todos diferentes de todo el resto de los edificios, de los otros días, y de los otros hombres”. Note su siguiente presentación:19

El Cristiano es un hombre de Dios por elección de Dios. El ha sido escogido para una tarea en el mundo, y para un destino en la eternidad. El ha sido escogido para vivir por Dios en tiempo, y con Dios en la eternidad. En el mundo él debe obedecer la ley de Dios, y reproducir la vida de Dios. El Cristiano ha sido escogido por Dios, así que, en su vida debe haber algo de la pureza de Dios y en su accionar debe haber algo del amor de Dios. Está depositada sobre el Cristiano la tarea de ser diferente.

Dios le ha dado a Su pueblo palabras impactantes en qodesh y hagios, ambas usadas 946 veces, traducidas en la Biblia “King James Versión” como santidad, santificación, pureza, incluyendo sus palabras afines. Así que, vemos cerca de 1,000 veces que la palabra santidad es mencionada en la Biblia.

El Santo Escenario en su Totalidad

Existe un completo escenario de santidad a través de prismas de luz que nos han sido dados a través de la revelación de Dios. Y nosotros estamos presenciando el desvanecimiento de tales hechos en nuestros días al predicarse una “gracia barata” y proponerse un “fácil creer”.

Aún más, la santificación extiende, a través de la redención, una separación del pecado y la apostasía; una limpieza y purificación; y un habilitamiento de la gracia de Dios; lo cual nos conduce a consagración; lo que resulta en piedad; y que a su vez madura como carácter cristiano. Esto es lo que es implicado en la separación del mundo, de la carne, y del diablo; esto es lo que queremos decir con el hecho que el pueblo de Dios es diferente.

Esto es lo que se quiere decir con santificación y santidad; esto nos lleva al escenario completo de tal verdad.

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sé mismo por mí. 20

Cada jardín que Dios provee tiene un árbol con fruto prohibido. Cada tabernáculo que Dios erige tiene un patrón. Cada río que Dios extiende tiene una caña. Cada tierra prometida por Dios tiene sus limítrofes. Cada muro que Dios ha levantado tiene su plomada. Cada reino que Dios ordena tiene sus reglas y su Gobernador. Y, a cada cristiano nacido de nuevo por la gracia de Dios le es dada una parcela de terreno espiritual en el cual él debe residir. Este terreno es llamado “Tierra Santa”. Primero, el mandamiento es “venid a mí” (Mateo 11:28a); segundo, el mandamiento es “permaneced en mí” (Juan 15:4); y finalmente, “Id por todo el mundo, y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15b). Es solamente cómo vivimos dentro de nuestros limítrofes, construyendo de acuerdo a los patrones, midiendo con la caña, presentando carácter con la plomada, y obedeciendo las reglas y al gobernante del reino, que podremos aspirar ver a Dios como debemos verlo en el día final.

¡Es una verdad triste de muchos milenios que cuando el hombre traspasa los límites señalados por Dios, el hombre se halla perdido y sin esperanza! Se habla de ángeles “que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada”, y, por lo tanto, “los ha guardado bajo obscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día.” Es dicho de hombre y mujer que dejaron los lazos morales de obediencia a Dios y probaron del fruto del bien y el mal y fueron echados del paraíso. Es dicho de naciones y razas que Dios ha “determinado los tiempos antes señalados, y los límites de su habitación.” ¡Dios tiene leyes! ¡Dios tiene límites! Ellos circunscriben la vida de santidad.

Los Distintivos de Santificación

El propósito de este documento es presentar de manera esperanzadora la santificación en el contexto general de una posición de creyente, separatista, y fundamentalista. Así que, existe una latitud honorable de distinción que puede ser otorgada por encima de toda interpretación de esta doctrina. Sin embargo, principalmente, el principal objetivo de este documento es que ninguno de nosotros pueda soportar el descuido de tal doctrina. La necesidad es demasiado grande; la negligencia es demasiado peligrosa. Con la moda y metodología del evangelismo como es en nuestra generación, nunca vamos a tener un avivamiento entre nuestra gente si la santidad de Dios entre Su pueblo es ignorada. Los días son tan extremos que todos debemos hacer algo para traer de regreso una sana, saludable, y sensible enseñanza de santificación al púlpito y a las bancas.

Una de las advertencias que debe ser anunciada es el hecho de evitar los extremos los cuales han sido tomados por algunos sistemas teológicos en la enseñanza de santificación. Los Congresos Mundiales de Funda-mentalismo han incluido siempre resoluciones en contra de los errores de, tanto el hiper-calvinismo como el hiper-armenianismo, o el hiper-de cualquier cosa. Esto se convierte en la salva guarda de muchas doctrinas para los Fundamentalistas a la vez que provee un balance en contra de los extremos. Estos extremos incluyen antinomianismo por un lado del péndulo, y legalismo por el otro lado. En el primero, esto evita, que Dios sea el autor de pecado o que Él condone pecado en nuestras vidas; y, evita en el segundo, algunas teorías de perfección humana sin pecado; tal como lo apoyan algunos declarando que es una “segunda obra de gracia,” pensando que esto podría producir una “santificación completa”, en un a sola experiencia, lo cual impediría la posibilidad de que el Cristiano pecara. Nosotros no creemos en la temida doctrina de la “erradicación”. En alguna parte de todo esta precaución se encuentra el principio distintivo que deberá ser la base de la interpretación de la santificación en la vida del Cristiano que es gobernada por la gracia de Dios. El pecar siempre es una posibilidad; pero nunca es una necesidad. Todas nuestros distintivos individuales deberán caer dentro de estos límites, de no ser así habremos de vencer la esperanza de una vida santa en Cristo.

El Error Católico Romano

Al principio de la Historia de la Iglesia, durante el Periodo Patrístico, los obispos procuraron dar un panorama purista de la Cristiandad a los creyentes. Mucho fue dicho en el área de la santidad y la piedad del Cristiano. Sin embargo, el punto de vista fue demasiado idealista y al final falló en su valor práctico en las iglesias. Fue entonces que se pensó que los Cristianos podían vivir vidas carnales con una dependencia sobre la gracia de Dios para que los perdonara y los guardada. Sin embargo, esta teoría concluyó al darse cuenta que tal vida podría ser dañina a la esperanza de la conversión de los paganos, así como a la esperanza espiritual e la iglesia y su propia gente.

Esto los llevó a un tercer concepto, el cual creía que si el Cristiano no podía realmente vivir una vida santa, y que no debía vivir una vida pecaminosa, entonces la alternativa sería que Dios podría aceptarlos a través de su liturgia, su ritual, su punto de vista sacerdotal, y el cumplimiento de sus sacramentos.21

Así que, la Historia de la Iglesia primordialmente inició dentro de la santificación sacramental la cual adoptó y creció en el Romanismo junto con sus Siete Sacramentos del nacimiento hasta la muerte. Este error trajo engaños a la gente en el Catolicismo Romano para finalmente esclavizar a su gente hasta que la Reforma Protestante rompió tal afirmación.

Los Fundamentalistas Distinguidos

El autor de este documento cree que debe convenir su lealtad a la Palabra de Dios, como un separatista fundamentalista, para proponer dos aspectos de balance que deben distinguir a todo fundamentalista, y satisfacer sus propias posiciones teológicas. En otras palabras, existen dos principios que distinguen lo que puede ser considerado por los fundamentalistas como aquello que es sano bíblicamente y de provecho escritural para la defensa y deleite de la santidad bíblica.

Primero, nosotros creemos que la Biblia enseña que la santificación es la experiencia de una crisis, la cual debe ser enseñada al creyente que ha nacido de nuevo.

Segundo, nosotros creemos que la Biblia enseña que la santificación es una experiencia de proceso que tiene que ser vivida por el creyente que ha nacido de nuevo. Si la experiencia de la crisis no es enseñada, ésta no será perseguida; si la santificación no es perseguida, ésta no será vivida.

Tercero, ambas verdades están teológicamente relacionadas al nuevo nacimiento, y debe ser entendido como algo que viene del acceso que el creyente tiene al Depósito Divino del nuevo nacimiento. La salvación por gracia a través de la propiciación hecha posible por la Cruz, del Hijo de Dios, permanece como la única esperanza y puerta de la experiencia de santificación del Cristiano creyente. Si no hay un nuevo nacimiento, ni regeneración del creyente, no puede haber santificación del pueblo de Dios. Note esas dos relaciones en muchos pasajes: (Romanos 1:7; I Corintios 1:2; Gálatas 1:4; Efesios 1:3-4; I Tesalonicenses 1:5-9; II Tesalonicenses 2:13-14; II Timoteo 1:9; Tito 2:11-12). Existe de hecho una “doble cura” en nuestra “Roca de la Eternidad”, pero no siempre es interpretada de manera balaceada por todos.22

El Libro de Romanos

El libro de Romanos, teológicamente, guía al pecador, paso por paso, de su estado más miserable, a una vida sublime ofrecida como una ofrenda de holocausto (Romanos 1-8 y 12-16; los capítulos 9-11 son un paréntesis en el libro para hablar de Israel).

La introducción y tema del libre son cuidadosamente expuestos (1:1-17). El tema es fácilmente presentado como: “El poder del evangelio de Cristo para salvación de todo aquél que cree.”

Después que el lector es llevado a través de un extenso perfil de los pecados peculiares de los Gentiles y de los Judíos (1:18-3:20), entonces, la justicia para el pecador es revelada a través de Jesucristo (3:21-22), en contra de la imposición de la universalidad del pecado en toda la humanidad (3:23).

El pecador, teológicamente es llevado a ese distintivo enfático de la Reforma que es la justificación por fe (3:24-5:11).

La naturaleza Adámica de pecado es entonces reconocida (5:12-21) y finalmente, se introduce y revela la doctrina de santificación (6:1-8:39).

El libro de los Romanos capítulo 6, se revela al creyente justificado, en el modo subjuntivo para que el creyente se cuestione si debe continuar (6:1) bajo el dominio (6:9) del “pecado” (Griego; 6:1), el cual por la presencia del artículo definido refiriéndose al pecado Adámico como un rey reinando (5:17) en la vida del creyente justificado. Este rey también es llamado “nuestro viejo hombre” (6:6).23

Aunque la palabra “destruido” (6:6) no signifique aniquilación de la naturaleza de pecado, si significa “hacer inoperante al viejo hombre”,24 o destruir el poder y dominio (6:9; Enseñorearse) de la naturaleza de pecado heredada.25

Los siete tiempos en aorista (tiempo pasado) son presentados en siete palabras: “muerto” (6:2), “bautizados” (6:3), “sepultados” (6:4), “resucitó” (6:4), “plantados” (6:5), “crucificados” (6:6), y “destruido” (6:6). El tiempo aorista es un tiempo puntual, indicando que, teológicamente existe una crisis.26 Nuestra palabra “crisis” viene de la palabra Griega (krino; krisis) con raíz en la palabra “juicio”. El Espíritu Santo toma la Palabra de Dios revelada concerniente a la doctrina de la santificación y “juzga” la obediencia el creyente a Dios, concerniente al poder y al dominio del pecado en la carne. Esto ocasiona que ocurra una crisis en la guerra del creyente contra la carne que descuida el “caminar según el Espíritu” (compare 6:4 con 6:8; 1 y 4). El alma del creyente clama: “¡Miserable de mí¡ ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? (7:24). Por supuesto, la Victoria del Sacrificio del Hijo de Dios, en una co-crucifixión con el creyente trae la victoria sobre el señorío del pecado en la vida del creyente. Esto, en la vida del creyente, es “a fin de que” (de 6:6b; la crisis) ya no sea más un esclavo del poder de la carne en su vida cristiana (6:9b). Romanos capítulo seis, es condicionado a “consideraos” (6:11), “obedezcáis” (6:12b, 16-17), y “presentéis” (6:13, 16, 19) en tiempo presente. El resultado es claro:

No reine, pues, el pecado en vues-tro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias.27
Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.28
y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.29
Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.30

Pero este desglose de siete crisis nos guía a “caminar” en santidad (6:4 y 8:1, 4); el proceso, la búsqueda y la vida deben ser continuas. Debemos tener como nuestro “fruto la santificación, y como fin, la vida eterna” (6:22b). Todo el capítulo ocho de Romanos resume que “andan . . . conforme al Espíritu”, “que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (comparar Romanos 8:1-4; Gálatas 4:19-31).

Se ha dicho mucho y escrito a través de la pregunta “fue la guerra de la carne en Romanos siete, la vida personal de Pablo como cristiano?”La respuesta se da en tiempo pasado respecto de la vida de Pablo, y no en el presente, como claramente el mismo nos lo dice:

Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra (Romanos 7:5-6).31

Bibliografía

11Robert Young, Young’s Analytical Concordance to the Bible , (Iowa Falls: Riverside Book and Bible House).

12W.E. Vine & Merrill F. Unger, William White, Jr., Vine’s Complete Expository Dictionary of Old and New Testament Words (Nashville: Thomas Nelson Publishers, 1985), p.113

13Gerhasrd Kittel, Theological Dictionary of the New Testament , (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing Company, 1969), pp. 93-94, Volume I

14Vine, Unger, White, Vine’s Complete Expository Dictionary of Old and New Testament Words , p.114

15Ibid., p.307.

16Trench, Synonyms of the New Testament , pp. 331-332.

17Ibid., p.332.

18W. B. Godbey, Translation of the New Testament from the Original Greek , (Cincinnati, Ohio; Salem, Ohio: Schmul Publishing Company), pp. 204-206.

19William Barclay, The Daily Bible Study , “The Letters of James and Peter”, (Philadelphia: The Westminster Press, 1960), p.222.

20Gálatas 2:20

21Gene Edwards, The Early Church , (Goleta: Christian Books, 1974; The Early Church, Volume II).

22Augustus M. Toplady, “Rock of Ages”, (1740-1788).

23Kenneth S. Wuest, Romans in the Greek New Testament , (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing Company, 1956), pp. 91-92.

24Ibid., pp. 101-102

25Ibid., pp. 103-104

26Olive M. Winchester & Ross E. Price, Crisis Experiences in the Greek New Testament , (Kansas City: Beacon Hill Press, 1953), pp. 1-6.

27Romans 6:12

28Romans 6:14

29Romans 6:18

30Romans 6:22

31Matthew Hale Houston, By His Life , (Richmond: Whittet & Shepperson, 1899), pp. 54-57.