Contenido: Parte Uno
1. Separación Escritural2. Santificación y Santidad
3. Una Doctrina Desatendida
4. La Fuente de Santidad
5. El Santo Templo
6. Los Fundamentos en Todos los Compartimientos dela Vida
7. Sosteniendo el Fuerte; Cuidando la Hora
8. La Definición Completa de Santificación
Contenido: Parte Dos
9. EL Significado de la Santificación10. El Santo Escenario en su Totalidad
11. Los Distintivos de la Santificación
12. El Error Católico Romano
13. Los Fundamentos Dis-tinguidos
14. El Libro de Romanos
Contenido: Parte Tres
15. Siete Pasos de la Santificación16. Separación: Eclesiástica y Personal
17. La Nobleza de la Santidad
18. Pecado y Contaminación
19. La Mitra: Faltas Cometidas en Todas las Cosas Santas
Siete Pasos de la Santificación
El sendero espiritual y teológico de un pecador muerto hasta un santo vivo, y aun hasta el cielo, está marcado por al menos siete pasos progresivos en la doctrina de la santificación. Estos son: santificación potencial (Juan 17:17); santificación posicional (1 Corintios 1:2); santificación experiencial (crisis) (Romanos 6:1-14); santificación expansional (crecimiento) (Romanos 8:1-5); santificación perfeccional (madurez) (1 Tesalonicenses 5:23); santificación glorificacional (en el cielo) (Apocalipsis 22:11); y santificación eterna a través de toda la Era Dorada Eterna (Apocalipsis 4:8).
Existen tres peligros: ser negligentes en la enseñanza bíblica de la santificación, de manera total; legalizar la enseñanza bíblica de la santificación, auto-justificadamente; o el evitar la enseñanza bíblica de la santificación, de manera licenciosa. Pero el vivir la esperanza de la vida Cristiana sin la santidad de Dios guiará a una pena miserable y a la desesperación de Romanos 7.
Dos verdades están delante de nosotros. Debemos creer, obedecer, y someternos a la experiencia de la crisis de santificación y confrontar la carne. Esto da inicio a la santidad en nuestra experiencia.
Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta. Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio.32
De igual manera, debemos creer, obedecer, someternos, y caminar en el Espíritu en el proceso de la vida de santificación. Esto hace que la santidad sea continua durante toda nuestra vida Cristiana.
Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados.33
La Creación se llevó a cabo en seis días solares a través de una crisis (mandato absoluto), un hecho acompañado de un proceso (hecho, formado, plantado); la historia se ha manifestado a través de crisis acompañadas de procesos.; y la santidad es administrada por la gracia a través de crisis acompañadas de procesos tal como se presentan al cristiano recién nacido de nuevo y a través de toda la vida Cristiana. El Evangelismo lleva al pecador a Cristo; un avivamiento lleva de regreso al cristiano a la santidad de Dios.
Separación: Eclesiástica y Personal
A través de todas las definiciones dadas en materia de santidad, la separación como parte de la santificación, es el principio guardián. Esto es cierto tanto en el mensaje de la cruz como en la práctica del cristiano. Cuando se entiende correctamente, a través de la redención, la separación nos guía a la limpieza, al poder, a la consagración, a la madurez, y a la unción del Espíritu Santo en nuestras vidas. Este es el “caminar” completo de la santidad. Si no existe separación, no existe entonces línea de demarcación entre lo bueno y lo malo, entre lo correcto y lo incorrecto, entre apóstol y apóstata, entre santidad y pecaminosidad.
El principio guardián debe ser manifiesto, principalmente en las dos áreas de separación eclesiástica y personal. El mensaje y el hombre están en la estaca. En el primero, nuestro Señor Jesús y Su Palabra son atacados o ridiculizados. En el segundo, el Evangelio es degradado delante de los demás debido a nuestros propios pecados. La generación en la cual actualmente vivimos ha sido tristemente dañada tanto como un resultado de predicar y creer en una gracia barata como el resultado de un fácil-creísmo que ha sido popularizada delante de las multitudes de hombres. El mensaje y el hombre tienen una prioridad más grande y más santa sobre los métodos, los medios, los dineros, las misiones, y los movimientos. La santidad de Dios debe manifestarse en todos los compartimentos de la vida Cristiana.
La línea frontal en los campos de batalla son marcados por los liberales, los neo-ortodóxos, los No-evangélicos, los Neo-pentecostales, y los Carismáticos.; y el regreso a un compañerismo a través de movimientos ecuménicos nos está guiando hacia atrás al Catolicismo Romano. Debido al incremento en la maestría del error y del engaño, los hombres se están comprometiendo con apóstatas directamente o indirectamente a través de hermanos no separatistas. Más y más, los soldados fundamentales de antaño están abandonando los campos de batalla debido al temor y fatiga, mientras que otros están dejando su caminar separatista de antaño cambiándolo por una plataforma dudosa y púlpitos no separatistas. La separación Eclesiástica continúa siendo una urgente necesidad, tal y como era practicada por nuestros antepasados en el Fundamentalismo histórico. La santificación Escritural demanda esta separación.
La compañera necesaria de separación eclesiástica es la separación personal.
A menos que el Dios Todopoderoso nos envíe un avivamiento, un poderoso derramamiento del Espíritu Santo sobre nuestras vidas, miraremos y escucharemos de más fornicadores en nuestros púlpitos, así como de una mayor cantidad de divorcios entre los líderes de nuestras iglesias. La falta de una santificación personal y la reverencia y adoración involucrando la santidad de Dios es evidente en una gran proporción. Otra evidencia está marcada por nuestro amor por los dineros del Señor, así como el mal manejo de ellos. La mayordomía está menguando entre nosotros; la integridad y la ética son raramente vistas. La santificación también incluye a estas.
Más y más los ministros creen que sus fallas personales, en lo moral y ético, no significa que estén fallando en su ministerio. No existe un ministerio sin un mensajero santificado. Existe una falsa suposición, de que los pecados de fornicación y de estafa son naturales más que pecaminosos, y que el Señor espera que nuestros ministerios sobrevivan sin importar lo que las Epístolas Pastorales digan acerca del carácter, de los principios, y de la santificación del liderazgo. La Santa Biblia revelada por nuestro Dios Santo, continúa manteniendo los mismos principios de piedad y santificación, y la santificación de los líderes de la iglesia es de manera más exacta para ellos que para cualquier otra persona envuelta en la vida Cristiana. Nosotros esperamos lo más pequeño de la gracia en el menor de los santos, pero la gracia mayor en los líderes cristianos. Algunos argumentan que al Rey David le fue permitido continuar como rey después de su adulterio con Betsabé y de la culpa de la sangre de Urías Hitita. Pero el hecho del asunto significa que lo el rey realmente hizo, no es algo que deba hacer ni el profeta del Nuevo Testamento ni el líder de la iglesia. Con que frecuencia escuchamos que se mencionan las palabras de Charles Haddon Spurgeon, “Si Dios te llama a ser profeta y predicador, no te rebajes en querer ser un rey.” Así que el ser rey no es nuestro único modelo.
Los Carismáticos falsamente han enfatizado que los dones y llamamientos de sus liderazgos son sin arrepentimiento y sin discernimiento aun si ellos fornican o desfalcan los así llamados dineros del Señor. Por supuesto, esta suposición presume el abandonar la santidad de Dios en la separación personal y en la santificación.
Existe un mandamiento singular que viene del Antiguo Testamento exactamente igual hacia el Nuevo Testamento. Está escrito:
… sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios. 34
Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. 35
La Nobleza de la Santidad
Nuestro enfoque fundamental de la santificación debe alcanzar su conclusión en la nobleza de nuestro enfoque acerca de la santidad. Creemos que esta consideración fue correctamente presentada en las resoluciones de nuestro Congreso Mundial de Fundamentalismo para incluir la posición separatista. Es bíblica, es necesaria. Ya sea que si o que no, que cada fundamentalista histórico desde finales del siglo XIX halla formulado realmente una declaración escrita de separación o no, esto no cambia el hecho de que en verdad ellos practicaron la separación. La separación de su santificación permanece en los registros. Ha sido nuestro testimonio. Algunos fueron “apartados del sacerdocio” del Seminario Presbiteriano Princeton.36 Esa fue una separación forzada enviada por el sistema apóstata. Otros sufrieron una separación voluntaria, como ocurrió con muchos Bautistas. Ambos grupos sufrieron la separación como puritanos dentro de sistemas crecientes de la apostasía, simplemente comenzaron iglesias independientes, Universidades Bíblicas, y seminarios, y sufrieron la separación histórica como niños que atestiguan el sufrimiento de sus padres quienes habían sido puritanos en la condición decadente del sistema apóstata en la primera parte de la generación. Pero todos eran separatistas, separatistas practicantes; y por ello, la doctrina de separación fue establecida. Y la practica y la proclamación debe continuar aun entre nosotros. Algunos han desertado, pero la práctica y la proclamación continúan entre nosotros. Que Dios preserve esta noble verdad entre nosotros hasta el final.
La santificación incluye este noble enfoque de la Santidad de Dios, al igual que nuestra sumisión a nuestro Noble Dios. Esto involucra una forma de arte espiritual la cual adorna el Evangelio del Señor Jesús.
Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad. 37
Presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros. Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones; no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.38
La vida Cristiana es un arte sagrado, siempre dedicado a la ley, al orden, al diseño, al propósito, a la belleza, y al decoro espiritual; exponiendo constantemente un corazón que deseé espiritualidad, piedad, dignidad, carácter, y ética. No se mide desde la alcantarilla del mundo, ni de su espíritu voluble, sino antes que ello desde lo más alto del cielo y de la gloria de Cristo.
Como cristianos, siempre somos sal para el sistema del mundo, al igual que luz para el Evangelio del Señor. Aun así, como perlas también, nosotros no debemos echarlas a los cerdos, ni debemos dárselas a los perros.
Como profetas, no debemos únicamente usar “la piel de oveja”; nosotros somos ovejas verdaderas, no somos internamente lobos rapaces.
Como frutos, no somos “uvas de los espinos” ni “higos de los abrojos”.
Como buenos árboles, debemos dar “buen fruto”. Debemos ser conocidos por los demás únicamente por nuestro “buen fruto”.
No existe el arte sin la nobleza. Debemos medir nuestra ortodoxia teniendo como fundamento la Roca de la Eternidad; pero debemos medir nuestra ética desde lo más sublime de la Gloria de Cristo. Desafortunadamente vivimos en tiempos de una cultura desaliñada, conversaciones desaliñadas, formas de arte desaliñado, y aun conversiones a Cristo casuales. Desafortunadamente, esto ha sido visto tanto en incrédulos como en cristianos profesantes.
Todos nosotros hemos visto en algún momento en nuestras experiencias, a algunos fundamentalistas profesantes que se mantienen de la forma más literal y dogmática en las creencias fundamentalistas, pero no ven ni practican una nobleza básica en sus tácticas o éticas con sus hermanos en Cristo. No parecen ver ni entender la nobleza bíblica de Cristo y Sus manera, espíritu y sabiduría, al tratar con los demás hermanos. Debido a esta falta de nobleza espiritual, ellos se convierten en sospechosos de sus hermanos dando lugar a y con conjeturas perversas, distorsionando distorsionan las palabras y testimonio de sus hermanos hacia una forma comprometida o en mentira. Esto revela también una falta de santificación.
Por otro lado, gracias a Dios que existen aquellos que viven noblemente con sus hermanos, mostrando siempre respeto, dignidad, y ánimo a través de los años.
Nunca debemos medir a todos los individuos dentro del Cuerpo de Cristo según nuestro limitado entendimiento a través de una cierta manera, con ciertos métodos, o con un dogmatismo de nuestra defensa del fundamentalismo. El Cuerpo de Cristo es demasiado versátil; la capacidad de nuestros vasos es demasiado pequeña. De otra manera, la santidad sería violada y el yo sobrevive en las tres clases de orgullo: de posición, de rostro, y de gracia separada, mal colocados debido a una confianza muy elevada en el yo.
Pecado y Contaminación
Existen dos ceremonias en el Antiguo Testamento las cuales son tipos inusuales de Cristo: una es la Limpieza del Leproso39 y la otra es la Limpieza por contaminación40. Existe una diferencia entre pecado y contaminación; existe provisión para ambas en el sacrificio propiciatorio. En la primer limpieza, existe la implementación directa de la sangre de una avecilla que se coloca sobre una segunda avecilla, la cual es liberada en campo abierto. En la segunda limpieza, existe la implementación directa de las cenizas de una vaca alazana la cual ha sido depositada sobre un lugar limpio para seer presentada solo para memoria de la sangre. También, en la primer limpieza notamos un tipo de la limpieza de pecado; en la segunda, un tipo de la limpieza de la contaminación.
La lepra es vista en su desarrollo total desde su hinchazón, erupción, o mancha blanca (Levítico 13:2). Antes que el sacerdote declare que tales signos son lepra, el deberá cuidadosamente inspeccionar la extensión y el color y cabello alrededor de ello durante tres periodos de siete días. Esto revela que el sacerdote no le permitirá al individuo quedarse en la congregación del campamento si es que en verdad tenía lepra, pero tampoco podía el sacerdote mantenerlo fuera del campamento demasiado tiempo si es que no tenía lepra. En el primero, vemos la santidad de Dios; en el segundo, vemos la gracia de Dios. Si se extendía, decoloraba, y la confirmación revelaban que si existía lepra (un tipo de pecado personal), entonces claramente podría verse en la cabeza, en el cabello, y/o en la barba (Levítico 13:29, 40-42), o en el vestido (Levítico 13:47, 57-59), o en la casa (Levítico 14:34-44). No se nos dice cómo la lepra era sanada cuando todo ello salía de la persona. Entonces la limpieza y o/la restauración a la congregación del campamento eran concedidas. Después que las dos palomas eran tomadas (Levítico 14:4-5), junto con la elección de la madera de cedro, hisopo, y escarlata, con “dos corderos” y “una cordera” (Levítico 14:10), entonces la sangre de “un cordero” sería colocada sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho. Luego el aceite sería colocado sobre la sangre de cada una de las tres partes del cuerpo: primero la sangre, luego el aceite. Primero la limpieza del pecado, luego la unción en la vida. Así que, la obra santificadora es manifestada en el sacrificio propiciatorio de Cristo.
La limpieza de la contaminación se presenta de una manera diferente en la obra santificadora del sacrificio propiciatorio de Cristo. Cuando la ordenanza de la vaca alazana se lleva a cabo, entonces podemos ver la obra de Cristo en la provisión de la santificación de una manera diferente.
La ocasión se lleva a cabo cuando un hombre que está arando su tierra un instrumento del arado hace contacto con un hueso de una persona muerta, enterrada ahí. Debemos recordar que muchos israelitas murieron en el desierto; contando solo a los hombres, el número fue 603,550. O si una persona estaba visitando a su vecino en su tienda y alguien había muerto ahí, entonces el visitante se habría contaminado. En esta ordenanza no existe ningún acto voluntario de parte del individuo, pero aun así, existe la contaminación. Indudablemente, el pecado deliberado está involucrado en el leproso, pero en la ordenanza de la Vaca Alazana se enfatiza únicamente acerca de la influencia del ambiente de aquello que ha muerto alrededor de él. Una vez más, se eligen madera de cedro, hisopo, y escarlata. Estos tres elementos representaban los dones individuales que una persona pudiera tener. La Madera de cedro se obtenía de uno de los árboles más grandiosos de Palestina, el hisopo representaba las pequeñas cosas de la vida. Salomón escribió sobre temas desde los enormes cedros hasta los pequeños hisopos que nacían aun en las paredes (1 Reyes 4:33). La escarlata representaba todos nuestros deseos (comparar con 2 Samuel 1:24 y Daniel 5:7,16,29). Estos tres elementos debían ser entregados y rendidos. Los contactos con cualquier cosa muerta contamina a la persona.
La bella doctrina de la santificación trata con la semilla y acto del pecado; la raíz y el fruto del pecado; y la naturaleza y elección del pecado. Pero en tanto que vivamos en un mundo contaminado, debemos también recordar que nuestro Señor Jesucristo provee todo lo que necesitamos para ser salvaguardados en toda la Tierra. Como cristianos, no pensamos y oramos lo suficiente acerca de nuestros pecados y contaminaciones. Si vamos a ir al sacrificio propiciatorio de Cristo para tratar nuestras contaminaciones diarias, podríamos entonces evitar muchos de nuestros pecados que al final de cuentas se manifiestan en nuestra vida y ocasionan serias caídas y enfriamiento espiritual en nuestros corazones.
La santificación es una provisión, por la gracia de Dios, de la cual podemos tomarnos todos los días de nuestra vida. Cristo murió por nuestros pecados (1 Corintios 15:3); y en lo que Él murió, Él murió al pecado (Romanos 6:10); y también, cristo murió para la protección de nuestra santidad mientras caminamos en este mundo (comparar con 1 Juan 5:4 y Hebreos 9:13-14). Por supuesto, Cristo es nuestra seguridad eternal al igual que nuestra protección.
La Mitra: “La Iniquidad de las Cosas santas”
La “mitra” (Tmitsnepheth), también llamada “lámina de oro” o “diadema santa” (Levítico 8:9), ha sido caracterizada por un turbante de lino fino, un cordón azul, para cubrir la cabeza, cargando por el frente una laminilla de oro grabada “Santidad a Jehová” (Éxodo 28:36-38).41 Esta era una provisión para la cabeza del Sumo Sacerdote.
El propósito de la mitra es claro:
Y estará sobre la frente de Aarón, y llevará Aarón las faltas cometidas en todas las cosas santas, que los hijos de Israel hubieren consagrado en todas sus santas ofrendas; y sobre su frente estará continuamente, para que obtengan gracia delante de Jehová. (Éxodo 28:38)
Este aspecto en particular de la obra sacerdotal trata con la protección de las cosas santas en contra de la iniquidad.
Cristo debía proveer no solo el remedio para el pecado, sino también el remedio en contra del pecado. La obra sacerdotal trata no solo con cosas pecaminosas, sino también con cosas relacionadas con debilidades humanas. Cristo murió por nuestros pecados (1 Corintios 15:3); Cristo murió a la naturaleza pecaminosa (Romanos 6:10); y Cristo murió por nuestras debilidades (comparar 2 Corintios 13:4-5, Hebreos 5:12 y Hebreos 12:1-2).
En la mitra, como tipo de Cristo, miramos al Señor cumpliendo con todo lo necesario en la provisión para nuestras fallas y nuestras debilidades como creaturas, aun en nuestro servicio y adoración a Dios en las “cosas santas”. Existen muchas fallas y caídas que están alejadas de la cruz; debemos vivir de al manera que nuestras fallas y caídas estén en dirección de la cruz. En nuestro servicio en la iglesia, nuestra adoración en el altar, nuestra predicación en el púlpito, nuestro ganar almas y edificar a los santos, es una de las más maravillosas verdades darnos cuenta que Cristo murió, y que Cristo fue nuestro sacerdote, incluyendo la provisión para la “iniquidad” de las “cosas santas”. Esto también es Su obra de santificación para nosotros. El hombre puede pecar en la sala de oración del mismo modo que en un bar; necesitamos a Cristo en nuestro ministerio en la iglesia del mismo modo que en el diario vivir en el mundo. El suelo santo marca a los pies santos.42
El solo hecho de servir a Dios en medio de las cosas santas no es una garantía de ser santo. Sería muy difícil medir cuánto daño espiritual se ha hecho de manera directa en el lugar santo de la iglesia. Debemos aprovecharnos nosotros mismos de esta preciosa provisión: Cristo, nuestra Mitra, carga la “iniquidad de las cosas santas”. Cristo restaura todo aquello que podamos perder delante de la presencia de Dios. La Mitra va delante de nosotros, para asegurarse que ni el pecado ni la santidad nos van a impedir la aceptabilidad que necesitamos en Cristo, delante de Dios. Ninguno de nosotros tiene el derecho de ponerse de pie o servir en la presencia de Dios en nuestros propios méritos. Aun nuestra santidad personal y práctica, recibida de Cristo, puede mantenerse en pie únicamente porque Cristo carga la mitra en el lugar santo en el cielo por nosotros.
Bibliografía
32Hebreos 13:12-13.
33Hebreos 12:14-15.
34Levítico 20:7b.
351 Pedro 1:6.
36Ned B. Stonehouse, J. Gresham Machen , Biographical Memoir, (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing Company, 1754), pp.439-445.
37Comparar Salmo 29:2 y Salmo 96:9 y Salmo 110:3.
38Tito 2:7-10
39O. Talmadge Spence, Foundations Bible Commentary , (Dunn: Foundry Press; Foundations Press, 1977), pp. 407-420.
40O. Talmadge Spence, The Quest for Christian Purity , (Shoals, Old Paths Tract Society, Inc. 1988), pp. 280-281.
41O. Talmadge Spence, Foundations Bible Commentary , Volume I, The Pentateuch, p.323.
42Bob Jones, Jr. Old Testament Sermons: The Pentateuch , Volume I, (Greenville: BJU Press, 1973), pp. 58-59.