Volumen 28 | Número 1 | Enero 2000

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En esta edición:

El Corazón Separatista del Cristiano Fundamentalista


By Dr. H. T. Spence

Los términos Fundamentalista y Fundamentalismo han caído en terrenos difíciles en nuestros días. Si uno buscara el origen del cambio en su definición, este tal vez comenzó cuando el Neo-evangelicalismo se separó del campamento Fundamentalista a finales de los 1940s, y se convirtió en su propia identidad. Muchos de los que se separaron del Fundamentalismo y se unieron a las filas de los “Neo”, se alejaron de su anterior madre espiritual con un sabor amargo. Durante los 1950s y los 1960s, surgió de los escritos de tales hombres, desinformación religiosa que colocó al Fundamentalista en el campamento del negativismo, fanatismo, y anti-socialismo, algo así como el grupo “al borde de lo lunático” de persuasión evangélica. La cantidad de restos flotantes de desinformación produjeron una gran confusión respecto del verdadero legado Fundamentalista y el propósito de su existencia. Esta confusión hoy en día domina no solamente la perspectiva del mundo acerca del Fundamentalismo, sino también, es triste decirlo, a un gran numero de hombres dentro del campo mismo del Fundamentalismo.

El Nacimiento del Fundamentalismo

El Fundamentalismo en su nacimiento originado por Dios, no fue una denominación, sino un movimiento, trans-denominacional en su influencia. El inicio de cada movimiento histórico es muy fluido; más que una organización, su iniciar fue mas parecido a un organismo. Los movimientos bíblicos son para ser vistos a la luz de Dios guiando individualmente a los hombres. Pero cuando cualquier movimiento genuino se aleja de los fundamentos de su nacimiento, el movimiento en sí se deteriorará. El “ista” se convertirá en “ismo” lo cual tiende a dividir. Pero tanto como el movimiento bíblico conserve sus fundamentos, su corazón fundamental, Dios va a honrar y le dará fuerza para su preservación.

El nacimiento del Fundamentalismo bajo la dirección de Dios fue diferente a lo que es hoy en día. Una de las grandes injusticias sobre el punto de vista histórico del Fundamentalismo es la proyección de su condición actual sobre sus días del pasado. Debe recordarse que un movimiento tiende a mutar y toma corrientes distintivas que no eran parte del legado de su nacimiento, para sí mismos. Y, si el movimiento actual no conoce su historia, entonces nunca discernirá la mutación. Tal ignorancia guía al movimiento a creer que su definición actual es la misma que la del pasado.

El Fundamentalismo histórico surgió cuando el Liberalismo y el Modernismo Europeo llegaron a Estados Unidos. Entre esos hombres había algunos independientes y muchos dentro de denominaciones, quienes miraron los poderes sutiles de los sistemas apóstatas que negaban la Biblia, haciendo su entrada en los colegios y universidades de Estados Unidos, lo cual afectó los púlpitos. Estos sistemas religiosos surgieron para negar grandemente el legado bíblico del Cristianismo, aún hasta el punto de atacar abiertamente la Fe Cristiana. Así que, la batalla estaba en camino para posesionarse de las denominaciones e iglesias que en tiempos pasados habían dado su fidelidad a la “fe que ha sido una vez dada a los santos.”

En ese momento, hubo individuos dentro de las instituciones académicas y en los púlpitos de diferentes iglesias que fueron movidos por Dios para dar un paso adelante y defender las Escrituras. No nos atreveremos a permitir que los contemporáneos depositen sobre ellos motivos severos tales como “legalismo” o “amargura.” La historia comprueba que ellos eran “hombres de piedad”, hombres de “comunión con Dios,” y “estudiantes de la Palabra.” Sus escritos comprueban sus anhelos por pureza bíblica tanto en doctrina como en sus vidas. Se convirtieron en puritanos dentro del sistema tratando de purgar sus iglesias e instituciones académicas, de los poderes perturbadores del Liberalismo y Modernismo. Claramente ellos vieron la evidencia de que tales poderes estaban rápidamente destruyendo los legados bíblicos de su iglesia madre espiritual o denominación. ¿Qué podían hacer? ¿Hacerse a un lado y tolerar las fuerzas corruptas de la herejía infiltrándose descaradamente en sus amadas iglesias y escuelas de divinidades? Fue en este momento decisivo que el Fundamentalismo nació y su verdadero corazón fue revelado.

La Doctrina y Práctica de La Santidad

Dentro del vientre de concepción del Fundamentalismo y de la sangre espiritual de su nacimiento, la doctrina y práctica de la santidad son vistas como el corazón mismo. Aunque los distintivos del punto de vista de santificación puedan variar, el contexto crucial en el cual todos los hombres de Dios en la historia están de acuerdo, es que su raíz se encuentra en la idea básica de “separación.” Los hombres, quienes formaron parte del nacimiento del movimiento Fundamentalista, creyeron que el pueblo de Dios debía ser un pueblo santo y separado. Ellos debían separarse del mundo, de las siempre crecientes religiones falsas de su generación, y de la práctica de desobediencia hacia la Biblia. Debido al deseo de sus corazones de “practicar” la santidad y la pureza bíblica, estos hombres fueron llamados naturalmente a pureza eclesiástica que podía demandar una separación honorable. Esta separación incluyó, alejarse tanto de individuos como de iglesias que no desearon conformarse a los principios de la Palabra de Dios.

Los Puritanos Versus Los Peregrinos

Mi querido padre, el fundador de los Ministerios Fundamentos, a finales de los 1970s presentó una preciosa verdad marcada por los términos “puritano” y “peregrino.” Estos títulos fueron tomados de una gran escena histórica a finales de los 1500s y principios de los 1600s en Inglaterra. Cuando Enrique VIII sacó a su país de la iglesia de Roma y comenzó la iglesia de Inglaterra, varios ministros creyeron fuertemente que las vestiduras del papado formaban todavía parte de la iglesia a través del “Estado de Supremacía” del rey y de su punto de vista acerca del gobierno de la iglesia. Pero tales hombres fueron divididos en sus creencias en cómo tratar esta tiranía espiritual. Algunos creyeron que debían hacer todo lo que pudiesen para “purificar” o purgar el error de dentro de la iglesia intentando llevar a cabo los cambios necesarios de reforma. Pero había otros que creyeron que era imposible purificar una apostasía, su sola respuesta fue un éxodo de “separación” del sistema. Aquellos que anhelaron una reforma se quedaron en la iglesia y se convirtieron en lo que se conoce como “Puritanos.” Aquellos que creyeron que la separación de la iglesia era su único recurso, fueron llamados “Separatistas, “ y después fueron llamados “Peregrinos.”

Los primeros Fundamentalistas, al menos aquellos dentro de los sistemas denominacionales, intentaron fervientemente purificar sus iglesias como lo habían hecho los Puritanos. Pero eventualmente llegaron a un callejón sin salida que les dio clara evidencia que el sistema no cambiaría. Este callejón sin salida fue fortalecido con el hecho de que no había en los líderes eclesiásticos un deseo por regresar a las raíces originales de su iglesia o denominación. Cada uno de esos Puritanos, guiados por su propia conciencia delante de Dios, finalmente se dieron cuenta que debían dejar la misma iglesia, la institución en sí, la denominación que ellos mismos habían ayudado a construir. La descripción mas apropiada para esos hombres se convirtió en “Peregrinos.”

Un Retardo en Salir a la Defensa de la Fe

Pero el candor nos llama a reconocer la grave situación de aquellos que se quedaron para intentar purificar su iglesia. Las Escrituras son claras con respecto a que las iglesias deben separar a todos los elementos no bíblicos en su proceder, de su comunión, con el propósito de preservar la pureza eclesiástica. Pero uno de los problemas de cualquier movimiento puritano es que este tiende a no actuar lo suficientemente rápido cuando estos elementos no bíblicos comienzan a hacer sus propios caminos dentro de la iglesia u organización. Esto fue cierto justo antes del nacimiento del Fundamentalismo. Los liberales avanzaron hacia posiciones prominentes de liderazgo y comenzaron a introducir su forma de gobierno y políticas doctrinales, que finalmente, después de un periodo de tiempo, se convirtieron en los dictámenes de su iglesia. El Dr. David Beale, en su libro En Búsqueda de la Pureza (In Pursuit of Purity) hace la observación que la primera generación de Fundamentalistas se esforzaron en “sacar a estos hombres de sus puestos a través de la predicación.” Pero ellos tenían que hacer algo más que predicar; tenían que trabajar para poder expulsarlos. Luego, la estructura denominacional en este tiempo de la historia “se estaba centralizando más y más, conforme el surgimiento de los grandes negocios en Estados Unidos estaba siendo más evidente.” La presión estaba siendo colocada sobre todos los ministros para ser más “leales a la denominación antes que a las Escrituras.” Tales hombres, fueron, por supuesto, promovidos a posiciones más altas de autoridad sobre aquellos que desearon ser más leales a las Escrituras. La Historia de la Iglesia en el presente siglo, nos comprueba que esto es cierto en toda denominación.

Si la defensa necesaria por las Escrituras hubiera tomado lugar en la iglesia local, entonces las denominaciones podían haber evitado la atrocidad del Liberalismo y Modernismo. Pero la vieja y conocida frase eclesiástica reinó con intimidación: “No le muevas.” Estos estimados y queridos hombres, no queriendo pelear con los hermanos, se esperaron a negociar con los problemas, esperando que tales problemas se resolviesen por sí mismos. Pero no fueron resueltos; los poderes agresivos del Liberalismo prontamente avanzaron hacia los recintos sagrados de las iglesias y seminarios. Cuando la toma de poder fue evidente, no quedó nada para estos queridos “hombres del Libro” sino emprender su éxodo.

Pero el emprender tal éxodo podía ser más fácil decirlo que hacerlo, ya que no existen patrones en el Nuevo Testamento para dejar una iglesia; Existen únicamente patrones para conservar una iglesia pura. Sin embargo, estos “separatistas,” o recientemente señalados “peregrinos” de providencia, encontraron el patrón del éxodo de Babilonia en el Antiguo Testamento. Para estos hombres, Babilonia se convirtió en un símbolo de apostasía religiosa.

La Aparición del Enemigo Dentro del Movimiento Separatista

Al comenzar Dios a hablar con esos hombres de manera individual, cada uno se dio cuenta que había otros hombres con la misma mente y corazón que los suyos. La raíz de su legado espiritual era la preservación de los Fundamentos de la Fe. Tal corazón demandaba una separación del liberalismo, modernismo, y mundanalismo que permanentemente contaminaban sus lugares de adoración y aprendizaje. Nació un movimiento colectivo; surgió un movimiento a través de Estados Unidos durante la última parte del siglo XIX y floreció durante las primeras décadas del siglo XX.

Pero empezó a emerger otro enemigo más astuto y más engañoso dentro del mismo campo de los Fundamentalistas. Este enemigo se hallaba entre los hermanos desobedientes. Las referencias de las Escrituras concernientes a los hermanos rebeldes y desobedientes se convirtieron en un nuevo llamado para otra separación. Aquí el problema no eran las doctrinas fundamentales de la Fe Cristiana, sino la práctica de los hermanos. La Pureza de las doctrinas en los corazones fue lo que lideró la batalla en contra del Liberalismo. Y ahora, la pureza de la práctica presionaba a los Fundamentalistas a tomar, sin ánimo alguno, otra vez la posición de separación, una defensa en contra de sus mismos hermanos. El nuevo movimiento dentro del Fundamentalismo se llamó Neo-Evangelicalismo. Su poderosa atracción influenció de manera engañosa en muchas iglesias, seminarios, y púlpitos. Una erosión progresiva se estaba llevando a cabo dentro del movimiento separatista. Este “neo” movimiento no solo utilizó sus corruptas mercancías literarias en lugares de influencia, sino que también empezó a atacar a los verdaderos hermanos Fundamentalistas al llamar “legalistas” y “antisociales” a las razones y actitudes de éstos. Nosotros podríamos admitir hasta este punto que quizá algunos de los primeros hombres en el Fundamentalismo no tenían un espíritu y corazón magnífico en su combate en contra de la apostasía. Sin embargo, de igual manera, debe reconocerse que hombres que se convirtieron en Neo-Evangélicos nunca conocieron el verdadero “corazón” y “espíritu” de los verdaderos mentores Fundamentalistas. Una de las realidades cruciales en el movimiento del Neo-Evangelicalismo en ese tiempo fue el olvido de la doctrina bíblica de santidad y la práctica de la pureza eclesiástica.

Un Peligro Dentro de Cualquier Movimiento

En cualquier movimiento bíblico, siempre existe la tendencia inevitable que con el tiempo se presenten una variedad de grupos con diferentes conflictos. Existe el conflicto de multitudes mezcladas que se agregan a si mismas al movimiento. También existen individuos que dejan los legados del movimiento. Y de igual modo existen aquellos que naufragan en su fe y comienzan a rediseñar el movimiento de acuerdo a los cambios de su corazón. Cuando esta tripleta de conflictos aparece, y comienza a erosionar el corazón del Fundamentalismo, entonces el término Fundamentalista cambia su definición. El Fundamentalista ya no se basa entonces en los fundamentos, el organismo se convierte en organización, y el Fundamentalista se convierte en Fundamentalismo. Así que la organización se convierte en algo más importante que los fundamentos mismos. Cuando tal transición se lleva a cabo, se da menos importancia a la práctica de la pureza. El movimiento mismo se convierte entonces en un sistema de mayor importancia que el corazón mismo. Esto afecta todo: la vida personal, la música, la educación, y los estándares del vestir y del vivir. La realidad de que tal transición se lleve a cabo en el Fundamentalismo, destruye el corazón de santidad, el cual es la separación; y los resultados son que, tanto para el corazón como para el movimiento, se designan nuevas definiciones.

¿Se acerca el Fundamentalismo a otra etapa de este tipo de problemas en su historia? ¿Miraremos nosotros surgir otros cambios dentro del mismo campo?

Advertencias en Este Tiempo de Nuestra Historia

En 2 Timoteo 2:15-23, el apóstol Pablo presenta seis verdades protectoras que se convierten en apropiadas advertencias para nosotros como Fundamentalistas en esta época de la historia del movimiento.

La primer advertencia se encuentra en el versículo 15, es un llamado a “estudiar”. El intelectualismo se ha convertido en un formidable enemigo de la Verdad en nuestra generación. Es imperativo que todo ministro Fundamentalista se entregue al estudio y especialmente al estudio de la Palabra de Dios. Se necesitan entre nosotros eruditos honorables con el propósito de “que usen bien la palabra de verdad” ante nuestra generación. Pero existe un peligro del cual hay que cuidarse en este asunto de estudiar. Debe recordarse que el Neo-Evangelicalismo comenzó dentro del Fundamentalismo bajo la apariencia de erudición, con la intención de dialogar con los Liberales antes que reprobar su error y herejía. La Neo-multitud también creyó que el intelectualismo debe ser el medio de negociación con los Neo-Ortodoxos. Esta fue la ruina de muchos seminarios. ¿Por qué es que, el estudiante al momento de ingresar a la escuela de postgrado tiene su corazón espiritual perdido? ¿Por qué es que permite que el intelecto se convierta en el rey de su vida al igual que su única arma de guerra en el campo de batalla espiritual? En tales casos, la Fe toma un asiento de última fila mientras que la erudición se convierte en el “héroe imbatible”. Esta es una advertencia necesaria en esta siempre incesante batalla acerca de las traducciones en inglés de la Biblia y de la controversia de la Biblia Versión King James. Esta controversia nunca será resuelta a través de lo eruditos, ya que no existen manuscritos originales en las manos de nadie. Uno debe rendirse a la providencia y trabajo soberano de Dios a través de la historia. Nosotros no aceptamos el listado del Canon de la Biblia por el hecho de que un concilio haya decretado tal listado. Es Dios mismo Quien testifica de Su Canon de las Escrituras; el hombre solo lo reconoce y acepta. Así que, cuando surge la duda, no debemos permitir que la incapacidad de la mente destruya esa forma de razón más elevada que la lógica: la Fe pura en la Palabra de Dios.

La segunda advertencia se encuentra en el versículo 16, nos llama a “evitar profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad.” La palabra “evita” significa huir de algo con el propósito de impedir que suceda algún mal. No debemos profanar esas verdades que son santificadas por Dios; nosotros no debemos “desconsagrarlas” con nuestro hablar. La ligereza y las bromas tienen su ruta de destrucción de la convicción de la verdad. La reverencia es en verdad un requisito para conocer a Dios. Tal hablar, vano y profano, va a “incrementar” o “preparar el camino” hacia una mayor impiedad. Las conversaciones privadas entre diferentes grupos conflictivos tienden a incrementar las conjeturas malévolas. Una cosa es analizar y atacar los problemas del Fundamentalismo y otra cosa es pasar nuestra vida solamente hablando de ellos. El ser consumidos en la conversación, sin involucrar a nuestro Señor, no serán pláticas que ayuden a nuestra edificación. Mi padre terrenal con frecuencia decía “Tu no puedes construir una vida en lo que es malo sino que debes construirla en lo que es correcto.” Existe el peligro de echar abajo la Fe al hacer la batalla más importante que la misma Fe.

Una tercera advertencia se halla en el versículo 19, el cual nos dice que “el fundamento de Dios está firme”. Este sello o inscripción en la piedra principal del fundamento tiene dos verdades que la caracterizan. La primer verdad garantiza la seguridad al pueblo de Dios; “el Señor conoce a los suyos.” Mas la otra verdad garantiza la pureza del pueblo de Dios: “Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.” Estas dos verdades deben ser vistas juntas. La pureza del pueblo de Dios es parte de su seguridad. Nosotros debemos “apartarnos” o separarnos de iniquidad. Esta es una verdad no predicada en nuestras iglesias en medio de nuestro clamor por seguridad.

Una cuarta advertencia se nos presenta en el versículo 21: “Así que, si alguno se limpia de estas cosas . . .” La palabra “limpiar” significa evitar ser corrompido con el propósito de mantenerse puro. Nosotros debemos de separarnos de la comunión y compañerismo de aquellos “instrumentos” de deshonor. Si llegásemos a tener miedo de romper relaciones con ciertas compañías, debido a la intimidación de terceros, entonces nuestra defensa de la Fe se estará suavizando. Tal limpieza es lo mejor para nosotros, ya que no podemos confiar nuestros propios corazones al suavizamiento para lo malo; lo malo entonces nos contaminará.

La quinta advertencia se halla en el versículo 22, y nos llama a “huir” de algunas cosas. Esta palabra se encuentra en tiempo presente, verbo imperativo, y nos llama a “continuamente correr” de algunas cosas. En las Escrituras se nos pide que resistamos la tentación. El pecado es también peligroso. Tal como José, nosotros también debemos de “poner polvo de por medio” y correr de las pasiones juveniles. Otros pasajes nos hacen un llamado a huir de le fornicación, idolatría, y del amor al dinero.

La ultima advertencia se encuentra en el versículo 23, y nos suplica que “desechemos” o rehusemos, o que declinemos en algunas cosas. El Fundamentalista debe tomar su posición para defender la verdad y lo correcto, pero existen algunas cosas que debe evitar. Cuestiones sin instrucción o sin disciplina originan disputas. Ciertas personas tienden a alimentarse de los conflictos. Con regularidad surgen preguntas debido a que se niegan a sujetarse a la voluntad de Dios, trayendo con esto conflictos innecesarios.

El tener en cuenta estas advertencias podría ser una protección para el “corazón” del Fundamentalista. Se necesita un fuerte carácter combativo, pero con un espíritu de sabiduría magnifico.

Un Éxodo del Sistema

Era yo un joven en mis veintes cuando mi padre y yo, al principio de los 1970s, dejamos el sistema denominacional pentecostés. Era muy claro para mí que la apostasía había devorado a este sistema. Líderes eclesiásticos estaban forzando sus normas sin la conciencia de principios. La separación bíblica había sido descartada, mientras que la prosperidad y mundanalidad llenaba sus vidas. La música de Ralph Carmichael y de Bill Gaither se había convertido en lo característico de los coros y la música especial. Y la fidelidad anterior a las Escrituras estaba siendo debilitada por las visiones, voces, y las nuevas revelaciones de los recientes charlatanes de las denominaciones. Entonces no hubo para mí otro recurso; tuve que hacer el éxodo tal como mi papa lo estaba haciendo. El negarme a hacer tal acción me llevaría al vórtice de la apostasía que estaba reclamando propiedad del sistema religioso. Cuando tal sistema se convierte finalmente en apóstata, no hay mas remedio que juicio. El continuar como un esperanzado Puritano cuando la apostasía ya había expuesto su demanda hubiera sido suicidio espiritual.

Cuando hicimos el éxodo, mi padre contaba con la querida amistad de la familia Bob Jones. Su mensaje y vida atrajeron su corazón al movimiento Fundamentalista (debido a que él había creído en los Fundamentos de la Fe Cristiana durante toda su vida, como lo había hecho su padre). Especialmente, el Dr. Bob Jones Jr. fue un ánimo para él. Mi padre había sido salvo bajo las predicaciones del Dr. Jones, así que, existía una atracción natural de su corazón hacia este hombre ejemplar. El querido Dr. Bob Jones III también fue de ánimo para él durante aquellos días. Por lo que respecta a mi joven vida ministerial, el movimiento Fundamentalista era nuevo para mi corazón. Pero inmediatamente encontré un espíritu afín a través de las predicaciones de hombres como el Dr. Jones Sr. (a través de mensajes grabados), el Dr. Jones Jr., el Dr. Jones III, el Dr. Ian Paisley, y el Dr. Rod Bell. Estos fueron hombres de fortaleza en su predicación; la defensa de su postura era segura y sus llamados desde el púlpito eran como los de mi padre. Ellos hablaron acerca de la apostasía con un buen espíritu a través de sus predicaciones.

Mis conocimientos literarios iniciales acerca del movimiento Fundamentalista llegaron a mí a través de los escritos de George Dollar. El Dr. Dollar dio la siguiente definición de Fundamentalismo: “El Fundamentalismo histórico es la exposición literal de todas las afirmaciones y actitudes de la Biblia, y la exposición combativa de todas las afirmaciones y actitudes que no son bíblicas.” Aunque obtuve mucha información a través de sus escritos, nunca encontré en ellos el “corazón” del Fundamentalista. Los hechos mecánicos y fríos se hallaban presentes, pero la búsqueda por el “espíritu” y por el “corazón” del movimiento al cual yo me había unido fue sin frutos. No fue sino hasta que el libro del Dr. David Beale titulado, En Búsqueda de la Pureza (In Pursuit of Purity) hizo su debut en el congreso mundial en 1986, que yo vi el verdadero corazón del legado de este movimiento. El Dr. Beale dio una definición más completa y honorable de lo que es el Fundamentalista; él reveló su corazón y su espíritu; dijo lo siguiente:

“Idealmente, un Cristiano Fundamentalista es aquel que desea alcanzar a la gente en amor y compasión, cree y defiende toda Biblia como la absoluta, inerrante y autoritaria Palabra de Dios, y compromete su postura a la doctrina y práctica de la santidad. No es meramente una exposición literaria de la Biblia. La esencia del Fundamentalismo va mucho más profundo que eso. Es la aceptación descalificada de la obediencia a las Escrituras.”

El “corazón” fundador del movi-miento Fundamentalista fue visto en esta definición. Ésta fue otra verdad afín para mí, ya que mi padre había escrito un libro a principios de los 1960s titulado En busca de la Pureza Cristiana (The Quest For Christian Purity). Él escribió este libro como un legado espiritual para mi hermana y para mí. La pureza Cristiana siempre ha estado en el corazón de sus predicaciones y enseñanzas; así que, mi alma respondió con gozo a este conocimiento de Fundamentalismo. Todavía me regocijo en este hecho hoy en día.

Una Última Llamada

Para cada movimiento ordenado por Dios en la historia, existe un corazón que debe ser hallado. El corazón debe ser el pulso motivacional de todas las creencias de tal movimiento. Cuando ese corazón crece débil y anémico, el movimiento fluctúa en su curso señalado por la providencia. Cuando el corazón muere, el movimiento deja de ser bíblicamente sano y espiritualmente efectivo para el Reino de Dios. El Espíritu Santo viviente guiaba al organismo que se ha convertido en una organización guiada humanamente.

En este año 2000, lo más honorable sería reevaluar espiritualmente el curso actual del movimiento que Dios grandemente ha usado en la última parte de la historia de Su iglesia. ¿Se encuentra todavía entre nosotros, como Fundamentalistas, el corazón de este movimiento? ¿En dónde reside nuestra lealtad? Que Dios encuentre nuestra más grande lealtad en Jesucristo y en Su Palabra. Entonces, que de esa lealtad superlativa, podamos recapturar el “corazón” del movimiento Fundamentalista que es hallado en los preciosos fundamentos de la fe Cristiana. Pero este corazón incluye un inquebrantable deseo por una separación doctrinal y práctica de la santidad. Esto es lo que hace a un Fundamentalista.